II Domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia, Misa Familiar, 8 de abril de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
Celebramos el Domingo de la Misericordia, la
cual brota del costado abierto de Cristo, dándonos la vida sacramental,
sosteniéndonos en nuestro caminar y reavivando nuestra fe. Hoy Jesús vuelve a
hacerse presente en medio de sus elegidos entregándoles su más preciado regalo,
la paz. Y Su paz está disponible para
todo el que crea que Jesús padeció, murió y, al tercer día, resucitó, se fíe del testimonio de los
Apóstoles y lo proclame Señor y Dios suyo ante el mundo, con sus actitudes.
PENITENCIAL
Nos
sentimos cómodos con lo que tenemos y olvidamos a esos muchos que están cerca
de nosotros y pasan necesidades. Señor
de Misericordia, ten piedad de nosotros.
Olvidamos
que, como bautizados, somos esa Iglesia de Cristo. Olvidamos que hablar mal de
la Iglesia es hablar mal de nosotros mismos. Olvidamos hacer nuestro aporte
como comunidad de vida, ayudándola a ser mejor cada día, con oraciones,
sacrificios y actitudes realmente cristianas. Cristo de Misericordia, ten piedad de nosotros.
Vivimos
pidiendo a Dios pruebas de nuestra fe y, si no las recibimos, nos acercamos a
quien nos ofrezca prodigios, no importa si solo son apariencia. Señor de Misericordia, ten piedad de
nosotros.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
La
nueva Creación viene con la Resurrección de Jesús, quien nos trae Su paz y Su
Espíritu para que nos decidamos a vivir coherentemente con Su mensaje y
cumpliendo los Mandamientos. Al recibir la última bienaventuranza del Señor: dichosos los que creen sin haber visto, sean
inflamados nuestros corazones con una fe en Él tan grande que nos permita
cambiar lo que sea necesario.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.
Oremos por la Iglesia, por el Papa Francisco, por todos los obispos y
sacerdotes para que recuerden que en ellos son punto de encuentro del mundo con
Jesús. Roguemos al Señor.
2.
Oremos por nuestra parroquia, por quienes la integramos: sacerdotes,
catequistas y catequizandos, grupos parroquiales, los feligreses que a ella
acuden. Que recordemos que la Pasión y Muerte del Señor deben dar muestras de
la Vida del Resucitado en nosotros dondequiera que estemos. Roguemos al Señor.
3.
Oremos por quienes sufren en el mundo entero a causa de su fe en Cristo
Resucitado. Oremos por quienes causan tales sufrimientos. Roguemos al Señor.
4.
También oremos por quienes sufren soledad, tristeza, abandono o soledad; por
quienes están enfermos y quienes les atienden; por quienes atraviesan momentos
difíciles.. Roguemos al Señor.
5.
Hay gente que cree en cualquier cosa que se les presente dejando atrás su fe en
Dios. Oremos, pues, por los crédulos y por los incrédulos. Oremos para que su
fe sea iluminada por la Misericordia de Dios y fortalecida en el día a día. Roguemos al Señor.
6.
Señor, es realmente corto el tiempo que se dedica a la formación de niños y jóvenes para recibir los sacramentos.
Haz que, a pesar de eso y de las limitaciones de la Catequesis, ellos tomen la
decisión de dar al Señor un lugar de privilegio en sus vidas y que se decidan a
conocerlo y amarlo cada vez más. Roguemos
al Señor.
7.
Por las familias implicadas en los procesos de Catequesis, para que el
sacramento que uno de sus miembros reciba anime a todos a acercarse más a Dios
y asumir un estilo de vida auténticamente cristiano. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Dice la Palabra que el soldado clavó la lanza en el costado de Jesús y, al
punto, brotó Agua y Sangre. Hoy queremos romper las lanzas que clavamos en
nuestros semejantes para aceptar la paz que nos trae la Presencia del Señor
Jesús. (Se porta una lanza y se rompe al
terminar de escuchar la monición; se coloca ante el altar la palabra ‘Paz’)
2.
Con esta lámpara encendida queremos
representar nuestros corazones, renovados por el Misterio Pascual. (Se porta un cirio encendido; se coloca ante el altar la
palabra ‘Fe’)
3.
Señor, nos enseñaste que solo quien se entrega por los demás, los ama. Estamos
alegres porque podemos encontrarnos siempre con tu Presencia eucarística. Al
presentar el pan y el vino queremos agradecerte tanto
amor. (Se porta el pan y el vino y, una vez
entregados, se coloca la palabra ‘Aleluya’ ante el altar).
ORACIÓN FINAL
Señor,
la vida nos llena de miedo con sus exigencias. Haz que nuestra fe en Ti sea tan
grande que pueda vencer todos esos obstáculos y descubrirte en nuestro prójimo
para que seamos capaces de seguir a Jesús –a quien no hemos visto- y fiarnos de
su Palabra y del testimonio que otros nos han dado de Él. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
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