V Domingo de Cuaresma, 18 de marzo de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanas y hermanos! Al llegar al V Domingo de Cuaresma nos
encontramos muy próximos a la Semana Santa. Por lo tanto, es buen momento para
que nos preguntemos cómo va nuestra disposición a cambiar aquello que sabemos
no está de acuerdo al plan de Dios en nuestras vidas. Por supuesto que Dios
respetará nuestras decisiones, pero nos sigue invitando a ‘ser perfectos como su
Padre celestial es perfecto’.
En realidad, cambiar cuesta esfuerzo. Hemos de tomar la
cruz del sacrificio sobre nosotros para encontrar el camino correcto, que es el
camino de la Cruz de Cristo. En consecuencia, debemos dejar que algo de
nosotros muera para que se manifieste la vida verdadera. Recordemos, sin
embargo, que la Cruz no es el fin; la Resurrección, la Luz y la Vida en Cristo,
sí que lo son.
Dejemos que el Señor nos transforme porque Él sabe qué nos
da la verdadera felicidad.
PENITENCIAL
1. Señor, me da miedo entregarme a Ti, dejar que Tú me
guíes. ¡Señor, ten piedad!
2. Me cuesta disponerme a seguir el camino de Cruz de
Cristo. Creo que tanto amor a Dios y a los demás es sólo para Dios, no para mí. ¡Cristo, ten piedad!
3. Cargo sobre mí,
Señor, muchos dolores, rencores y desánimos que me han llenado de tristeza
interior, aunque gozo mucho en fiestas y actividades. No conozco la alegría
verdadera. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
A LAS LECTURAS
PRIMERA:
El Profeta Jeremías trae una hermosa promesa: Dios mismo cambiará nuestros
corazones mediante una nueva unión, llena de amor de Dios a su pueblo. Su Ley
del amor ha sido inscrita en nuestros corazones.
SALMO:
Tomamos hoy algunos versos del Salmo 50, el Miserere, donde el salmista expresa
su confianza en la bondad de Dios, a quien acude con el dolor de su pecado; es
más, se compromete a llevar a otros al camino de Dios, el camino de la
Salvación.
SEGUNDA:
Escucharemos de la Carta de san Pablo a los Hebreos una muy breve lectura. El
autor de nuestra Salvación eterna, Jesucristo, no llegó a la muerte sin dolor.
Pero Él, que es leal y nos ama, lo aceptó. Y con su muerte nos trajo la Vida.
EVANGELIO:
El evangelista san Juan nos trae una muy gráfica parábola de Jesús que,
seguramente, hemos escuchado ya. Es la del grano de trigo que, sembrado, muere.
Esta es la única forma en que ese grano dará vida, así como Jesús dio vida
eterna a la humanidad entera al morir en
la Cruz. ¿Qué estamos dispuestos a hacer nosotros a favor de los demás?
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. A veces pensamos que la Iglesia sólo debe
ser santa, olvidando que también es pecadora y que debemos orar por ella,
para que anuncie principalmente con sus obras de amor y entrega al pobre y al
que sufre, que crea y predique al Dios de la Vida, al Resucitado. ¡Oremos!
2. Hay muchas personas perdidas entre tantos
problemas sociales, familiares y personales. Que siempre haya un espacio en
nuestra oración personal y comunitaria para interceder por todos ellos, en la
seguridad de que Tu amor de Cruz hará sus cruces más llevaderas. ¡Oremos!
3. Nos cuesta mucho obrar según tu Voluntad.
Creemos que Tú debes cumplir nuestra voluntad. Danos valor para ser
humildes y confiar en Ti, ya que Tú siempre nos das lo que más nos conviene,
aunque no lo entendamos en el momento. ¡Oremos!
4. Hay mucha violencia en medio de nosotros.
Hay países sumidos en guerras y crisis de violencia. Oremos para que nos
convirtamos en personas pacíficas, auténticos promotores de la paz que saben
perdonar y comprender a quienes son o piensan de manera diferente. ¡Que tus
bendiciones nos ayuden a vivir en esperanza!
¡Oremos!
5. Cuando somos
jóvenes creemos que tenemos el mundo a nuestros pies. Para que nos
convenzamos que la Cruz de Cristo es la mejor herramienta para alcanzar una
dichosa adultez y ancianidad, llena de ánimo y confianza en el logro de
nuestras mejores metas. ¡Oremos!
6. Cuando somos niños nos acostumbramos a que
todos nos ayuden y nos sirvan; corremos el riesgo de pensar que así será toda
la vida. Haz, Señor, que -a imagen
de Cristo crucificado- comprendamos que la felicidad y la vida verdaderas se
logran sirviendo a los demás. ¡Oremos!
7. Queremos orar por nuestros sacerdotes.
Tú conoces, Señor, los sufrimientos y dificultades que viven. También conoces
su fe, que debe crecer en medio de altos y bajos. Dales valor para salir
adelante con tu Cruz, para que puedan mostrarnos tu Rostro desde lo que ellos
son. ¡Oremos!
8. Hoy oramos por nuestros familiares y demás difuntos,
para que su eternidad transcurra en el gozo de adorarte. ¡Oremos!
OFERTORIO
Señor, llegado el momento de tu sacrificio no dudaste en
hacerlo; simplemente oraste a tu Padre Dios para que Te auxiliara. Hoy Te
presentamos el pan y el vino que Tú
convertirás en tu Cuerpo y en tu Sangre. Con el pan y el vino estamos
entregando nuestras vidas, nuestros hogares, conocidos y compañeros, nuestro país. Conviértenos a
Ti. Danos valor de parecernos a Ti, de amar como Tú nos amas. ¡Gracias, Señor,
por hacerte presente siempre en la Eucaristía! (Junto con el pan y el vino, se
presenta: unos granos de trigo enterrados en una maceta, una cruz grande y
desnuda y una guitarra).
ACCIÓN
DE GRACIAS
Agradecemos,
Padre, tanto amor expresado en la Cruz Redentora de tu Hijo amado, Jesucristo.
Agradecemos a Jesús su permanente entrega a nosotros para nuestra Salvación.
Agradecemos al Espíritu Santo por obrar en nosotros.
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