Domingo de Resurrección, 1 de abril de 2018


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Feliz Paso del Señor! ¡Feliz día que nos trae la gran noticia: el Señor ha resucitado
Durante cuarenta días estuvimos preparándonos para celebrar este día, el más grande, el que ha de dejar atrás toda tristeza, llanto o pesimismo: El que murió crucificado ya no está entre los muertos, ¡ha vuelto a la Vida!
Pareciera que este día es buen momento para comenzar una vida cristiana renovada, llenarnos de Dios y pregonar y celebrar con nuestras actitudes la gran noticia: no es un muerto el Dios al que adoramos, está vivo y nos da su Vida. Jesús ha triunfado sobre la muerte. Por supuesto que seguir al Resucitado nos exige pensar y actuar al estilo de Jesús.
Cantemos para recibir al celebrante en este día de alegría. ¡Aleluya! ¡Aleluya!

PENITENCIAL
El Señor ha resucitado. Hoy pediremos perdón mediante el gesto de lavar nuestra vida y reavivar nuestra fe con la aspersión del agua bendecida anoche en la Vigilia Pascual.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura es tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles; en ella encontramos a Pedro -transformado por la acción del Espíritu Santo- narrando ante el pueblo la vida de Jesús. ¡Ya ha comenzado a actuar el Otro Paráclito!
SALMO.- Más que un himno procesional relativo al triunfo de los Macabeos y a la restauración del culto a Dios en el Templo, el Salmo 117 constituye para nosotros hoy un cántico solemne de acción de gracias al Padre por la Resurrección de su Hijo.
SEGUNDA.- San Pablo explica a los fieles de Colosas -y a nosotros hoy- que la Resurrección de Jesús termina con la muerte y, así lo creemos, también suceederá para nosotros. Estando en Cristo, seremos transformados con Él.
SECUENCIA.- Vamos a escuchar la secuencia de la Misa de Pascua, bellísimo y muy antiguo himno, en el que se narra con pocas palabras todo el misterio de la Resurrección y de la salvación del género humano.
EVANGELIO.- Una vez resucitado, Jesús ya no parecerá el mismo, al punto que ni siquiera María Magdalena le reconocerá. Así lo narra el Evangelio de San Juan. Jesús, el primero en recibir el cuerpo glorificado, será seguido por todos nosotros. ¡Esa es nuestra esperanza!

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO (Se responde: ‘Sí creo.’)
¿Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra?
¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES
(Respondemos: Cristo Resucitado, escucha nuestra oración)
1. Todos somos la Iglesia que nació a la luz de la Resurrección del Señor. Para que seamos anunciadores valientes y renovados del mensaje de Salvación que Jesús nos entregó y cuya Resurrección confirmó. Roguemos al Señor
2. Nuestra Iglesia sufre el martirio en cientos de cristianos que son perseguidos y asesinados. Oremos por ellos y por quienes los persiguen, por quienes persiguen al Hijo Único de Dios. Roguemos al Señor.
3. Oremos, también, por toda la gente que sufre, que no ve solución a sus situaciones de vida. Para que la Resurrección del Señor les llene de esperanza. Roguemos al Señor.
3. Necesitamos, Señor, muchos sacerdotes santos, que Te adoren y sirvan, que sean testigos creíbles de tu amor y tu sacrificio y capaces de cambiarlo todo para serte fieles. Por eso, hoy queremos encomendar a todos los sacerdotes que están presentes en nuestras vidas. Roguemos al Señor,
4. Por todas las personas que Te han desconocido. Por quienes no Te conocen. Por quienes hemos dado testimonio falso de Ti. Para que unos y otros descubramos la Verdad del Evangelio. Roguemos al Señor.
5. Recordamos a quienes han pasado por nuestras historias personales y ya no están, porque se han ‘dormido’ para siempre. Oramos por ellos. Y por cuanto creemos que Cristo ha resucitado, entendemos que ellos también resucitarán, pues en este día nuestra muerte ha sido vencida. ¡Estemos alegres! ¡Nos volveremos a ver! Roguemos al Señor.

OFERTORIO
Ya ha pasado la noche oscura de la Muerte de Jesús. Ahora nos gozamos en el mandamiento del amor, en el sacerdocio y en la Eucaristía que Jesús nos dejó en Jueves Santo. Hoy ha amanecido el día luminoso de su Resurrección. Allí está el sudario. Allí está la ofrenda de amor permanente que es el pan y el vino que serán convertidos en Jesús mismo, el Alimento para nuestra Salvación. ¡Gracias, Señor!

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