VI Domingo del Tiempo Ordinario, 11 de febrero de 2018
MONICIÓN DE
ENTRADA
¡Muy buenos días para quienes asistimos hoy a la
Fiesta del gran amor de Dios, la Eucaristía! Es este Domingo VI del Tiempo
Ordinario un día de hermandad, de alegría, de sanación y superación de nuestras
dificultades, ya que con nosotros está Aquél que se sacrificó por nosotros, no
para buscar beneficios, sino para darnos lo que necesitábamos. Su amor siempre
es Buena Noticia. Porque Jesús responde con su amor a nuestras más duras
realidades. Y ante una sociedad que nos marca y separa, Él viene a decirnos que
ya no hay motivos para estar solos, aislados, pues Él ha venido a levantarnos,
a sanarnos, a devolvernos la alegría perdida.
Al celebrar la Iglesia la Jornada Mundial del
Enfermo, acerquémonos al Señor y dejémosle actuar. Cantemos y alegrémonos con
el Señor, que viene a sanarnos y liberarnos.
PENITENCIAL
1. Porque quitamos valor a lo que otros hacen,
los etiquetamos y limitamos, aislándolos, decimos, ¡Señor, ten piedad!
2. Porque muchas veces
ignoramos el sufrimiento de quienes están cerca, simplemente para no tener que
ayudarlos, decimos: ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque buscamos ganarlo todo sin Dios, sin tomar
en cuenta la Cruz de Cristo, y nos contentamos con la fe ritual del templo, decimos:
¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El
contagio de la lepra lo controlaban aislando totalmente al enfermo de su
familia y la sociedad, sin esperanza alguna, tal y como escucharemos en la
lectura del libro del Levítico Podemos ver que nosotros mismos y la sociedad
aislamos a muchas personas por su enfermedad, por su forma de ser o por su
pecado. Jesús no lo hará jamás.
SALMO.- El Salmo 31
es penitencial. Nos anima a reconocer la bondad de Dios, que siempre está
dispuesto a perdonarnos; sólo pide que nos acerquemos a Él con humildad,
arrepentidos de lo que hemos hecho mal. ¡No lo olvidemos!
SEGUNDA.- Es muy
sencilla la enseñanza de Pablo en su I Carta a los Corintios. Todo es bueno y útil
para glorificar y agradecer a Dios. Hemos de hacer lo que nos corresponde,
hacerlo bien, hacerlo por Dios; sólo así testimoniaremos al mundo que Dios nos
ama y nosotros a Él.
EVANGELIO.- En el
Evangelio de san Marcos comprenderemos que Jesús no violaba la Ley de los
judíos por violarla, sino porque ésta era injusta. Movido por el amor, Le
veremos tocar y sanar a un leproso que se atrevió a acercársele -violando,
también éste, la Ley. Porque ¿qué ley podría impedirnos hacer el bien a las
personas?
ORACIÓN DE
LOS FIELES
1.- Oramos
por la Iglesia, por cada bautizado, para que no seamos indiferentes a los
problemas, miserias y necesidades de las personas; para que, compadecidos, nos
acerquemos y toquemos a los más necesitados y humildes. Roguemos al Señor.
2.- Oramos
por los gobernantes, particularmente por los nuestros, para que, intentando
resolverlo todo ellos solos, no estructuren legislaciones injustas que
destruyan la vida y deshumanicen a los ciudadanos. Que abran sus sentidos a
Dios. Roguemos al Señor.
3.- Oramos
por quienes padecen enfermedades fuertes
para que puedan acercarse a Ti, Señor y encontrar la sanación. Roguemos al Señor.
4.- Muchas
otras veces tenemos salud física, fuerza y juventud, pero padecemos depresión,
remordimiento por el daño causado a otros, egoísmo, materialismo, dureza,
prepotencia, falta de fe… Oramos para que nos ayudes a verte y encontrarnos
contigo, Señor, para que nos atrevamos a suplicarte y nos dejemos tocar por tu
amor. Roguemos al Señor.
5.- Oramos
-¡y mucho!- por nuestras familias. Para que no pensemos que el dinero y el
poder social, político o de cualquier otro tipo, lo son todo; para que todos podamos
entregar a Dios la lepra del rencor, de la indiferencia ante el sufrimiento,
del desprecio o el desamor para acogernos confiadamente a su amor
misericordioso y dejarnos transformar. ¡Y que seamos agradecidos! Roguemos al Señor.
6.- Falta
poco para que vivamos un encuentro personal con el Señor Jesús a través de los
sacramentos. Oramos para que sea un encuentro transformador de nuestros
niños y de todos nosotros, que nos enseñe a amarlo de tal manera que ya no
queramos vivir lejos de Él. Roguemos al
Señor.
8.- Estamos
a las puertas de la Cuaresma y recordamos a muchas personas conocidas o
familiares que ya no están con nosotros, pero creyeron en Dios. Suplicamos
al Señor para que encuentren la paz de su descanso y, libres de toda lepra,
puedan alabarle y agradecerle por su amor redentor. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
(Lo lee un niño)
Señor, nos acercamos hasta tu altar
reconociendo la lepra de nuestro pecado. ¿Qué haríamos sin Ti? Somos incapaces
de cambiar nuestras realidades personales sin tu ayuda. Por eso, nuestra gran
alegría es que, muy pronto, estas especies de pan y vino que llevamos hasta el altar, se transformarán en tu Cuerpo y en tu Sangre
por
la acción sacramental, según ha sido tu voluntad. Con estas especies va nuestra
fe –pequeña, pero en crecimiento-, nuestras vidas todas, nuestras historias
personales. ¡Tócanos, Señor, que eso bastará!
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