Novena de Navidad: Misas de Aguinaldos, 19 de Diciembre de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días tengan todas y todos ustedes!
¡Nos encontramos en nuestra cuarta Misa de Aguinaldos! Avanzamos hacia Belén
para recibir al Dios-con- nosotros, el Emmanuel, en nuestros corazones, en
nuestras vidas.
Los anuncios de la Palabra de Dios en torno a
la Navidad son alentadores. Dios no se olvida de su Pueblo y tiene un plan de
acción que nos traerá gozo y paz. Las lecturas de hoy pueden resultarnos
iluminadoras y alimentar nuestra decaída esperanza. Dios actúa precisamente en
situaciones de esterilidad, allí donde parece no haber futuro ni esperanza.
Humilladas mujeres estériles y ancianas engendran hijos, Dios otorga la
fecundidad que parecía imposible, constituyéndola en signo de salvación para
todo el pueblo.
En un
Niño chiquitico se inaugurarán los tiempos de la Salvación tan anunciados por
los profetas. Y, así como el último y más grande de los profetas –Juan
bautista- lo anunciara, también nosotros debemos preparar nuestros hogares y
comunidades para recibir a Aquél que ya viene.
PENITENCIAL
ü Nos sacrificamos por ser
reconocidos por el mundo pero nos parece exagerado sacrificarnos para Dios. ¡Señor, ten piedad!
ü Actuamos como si Dios fuera
propio para la niñez y prescindimos de Él cuando nos sentimos ‘grandes’. ¡Cristo, ten piedad!
ü Creemos cualquier
‘descubrimiento’ que se publique en la red o alguien nos refiera, sin buscar
acreditaciones de ningún tipo. Sin embargo, nos cuesta aceptar que Dios obre
prodigios o milagros en nuestros días.
¡Señor, ten piedad!
PRIMERA LECTURA (Jueces 13,2-7.24-25a)
La esterilidad se presenta como
causa para la intervención de Dios, siempre dispuesto a ayudarnos cuando no
pareciera haber futuro ni, por lo tanto, esperanza. La fecundidad es bendición
para esta buena mujer, cuyo nombre no escucharemos, pero que dará a luz a
Sansón, personaje muy conocido del tiempo de los jueces.
Lectura del libro de los Jueces
En aquellos días, había en Sorá un hombre de
estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le
dijo:
«Eres estéril y no has engendrado. Pero
concebirás y darás a luz un hijo. Ahora guárdate de beber vino o licor y no
comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará
por su cabeza, porque el niño será un nazireo de Dios desde el seno materno. Él
comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».
La mujer dijo al esposo:
«Ha venido a verme un hombre de Dios. Su
semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le
pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: “He aquí que
concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor y no comas
nada impuro; porque el niño será nazireo de Dios desde el seno materno hasta el
día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso de
nombre Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor
comenzó a agitarlo. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal
70,3-4a.5-6ab.16-17)
En nuestra existencia atravesaremos
muchos momentos difíciles; pero quien ha tomado conciencia del poder de Dios en
su vida, le reconoce como su roca, su defensa, su apoyo y su amparo; y, porque de Él espera todo bien, le agradece y
lo declara a todos sin temor.
R/. Que se llene mi boca de tu alabanza,
y así cantaré tu gloria.
V/. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
V/. Porque tú, Señor, fuiste mi
esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
V/. Contaré tus proezas, Señor
mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
EVANGELIO (Lucas (1,5-25)
Ahora se nos vuelve a hablar sobre
la esterilidad. Otra mujer estéril y anciana engendra un hijo –el ‘más grande
hombre nacido de mujer’ según lo definiría Jesús. Se trata de Zacarías e
Isabel, quienes serían los padres del Precursor, Juan el Bautista. Resulta
interesante la esterilidad del corazón de Zacarías, similar a la que muchos
padecemos hoy en día.
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas
En los días de Herodes, rey de Judea, había un
sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente
de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin
falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel
era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios
con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en
suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la
muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a
la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó
sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido
escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te
llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será
grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu
Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor,
su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para
convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes,
a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy
viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de
Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te
quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has
dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías,
se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía
hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario.
Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el
templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin
salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor,
cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente». Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS
FIELES
1. ¡Dios
está con tu Iglesia, Señor! Que el testimonio de todos los bautizados sea
manifestación creíble de tu amor que se hizo Niño. Que pueda enseñarnos,
guiarnos y darnos siempre a Jesús. Roguemos
al Señor.
2. ¡Dios
está con los gobernantes! Para que comprendan que es mejor sólo quien manda
con justicia y prudencia, amando el derecho. Roguemos al Señor.
3. ¡Dios
está con nuestras familias! Te entregamos sus dificultades y desánimos, sus
limitaciones y sus posibilidades. Que sean causa de esperanza para la humanidad
pues en ellas hay hombres y mujeres de buena voluntad, auténticos
evangelizadores, que transmiten el don precioso de la fe. Roguemos al Señor.
4. ¡Dios
está con los enfermos! El sufrimiento puede agobiar, Señor. Que nunca
perdamos la esperanza, que confiemos y pidamos tu Voluntad sobre cada enfermo
de nuestras familias y, más aún, cuando nosotros mismos lo estemos. Roguemos al Señor.
5.
¡Dios está con los atribulados! Con los que han perdido un ser querido en
cualquier circunstancia. Haz que tengamos la confianza de que ellos ya
descansan en Ti y nos demos el permiso de dejar de sufrir. Que tengamos el
valor de recordar a nuestros difuntos con alegría. Roguemos al Señor.
6. ¡Dios
está con los vecinos de este sector! Para que los organizadores de esta
Eucaristía, acepten la Voluntad de Dios en sus vidas y pidan siempre tus
abundantes bendiciones ante toda circunstancia que deban enfrentar
personalmente y en sus comunidades. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
LUCES
Para que nuestro pecado pierda espacio en
nuestras vidas y podamos ver tu Luz.
FLORES (DE NAVIDAD)
Hermosa manifestación del amor de Dios que nos
renueva y llena de alegría.
DEVOCIONES (Rosario, imágenes de la
Virgen o algún santo)
El ejemplo de tanta gente buena nos recuerda
que hay muchas maneras de hablarte, escucharte y encontrarte, Señor.
JOSÉ Y MARÍA
Solo quien vive la sinceridad puede encontrar
soluciones verdaderas a sus conflictos más profundos. Entregamos nuestro
corazón sincero y nuestra confianza en ti, Señor.
ALIMENTOS
Te entregamos a nuestros hermanos más
necesitados para que, al recibir estos alimentos que hoy te entregamos, Señor,
descubran cuánto los amas y cómo estás pendiente de ellos.
COLECTA
Para ayudar a nuestra Iglesia en sus
necesidades y colaborar con tus servidores muy amados, los sacerdotes y los más
pobres.
CÁLIZ Y VINAJERAS
Señor, nada tenemos propio que Tú antes no nos
hayas entregado. Te presentamos el PAN y el VINO para recibir la Vida y la
Salvación. ¡Gracias, Señor, por quedarte con nosotros!
ORACIÓN FINAL
Dulce Jesús Niño, retoño de un pueblo
debilitado por el pecado, presencia tierna y poderosa del Dios que nos ama sin
merecimientos nuestros. Ayúdanos a descubrirte en la sencillez de los Esposos
de Nazaret para que podamos adorarte en la grandeza de la Salvación que nos has
traído y, así, Te llevemos siempre con nosotros. Amén.
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