Novena de Navidad. Misa de aguinaldos, 22 de diciembre de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos los
hermanos! ¡Ya ésta es nuestra sexta Misa de Aguinaldos! Cada vez más nos
disponemos para celebrar la llegada del Dios-con- nosotros, el Emmanuel, a
nuestros corazones.
Podríamos considerar hoy que la Navidad es la
fiesta de la vida que se renueva, la vida que se ofrece a Dios, la vida que se
vuelve gratitud y alabanza a quien nos la entregó. Ana y María nos centrarán en
ese Dios que siempre actúa en favor de los que menos valen para el mundo. Por eso
el Nacimiento de Jesús, nuestro bien, ha de ser preparado con esmeros de
sacrificio, oración y alegría. ¡Jesús ya va a nacer en nuestros corazones!
PENITENCIAL
* Porque nos relacionamos con Dios básicamente
para pedirle y poco para agradecerle o
expresarle nuestro amor. ¡Señor, ten piedad!
* Porque la monotonía y las dificultades de la
vida nos llevan a ignorar la grandeza y hermosura de la creación y arrancan de
nuestros corazones la alegría en Dios, auxilio nuestro. ¡Cristo, ten piedad!
* ¡Nos cuesta tanto descubrir a Dios! Lo ignoramos
cuando no hay un asombroso milagro de por medio, verificable y medible.
Nuestros sentidos están cerrados a su amor y su acción entre nosotros. ¡Señor,
ten piedad!
PENITENCIAL
* Porque a veces olvidamos que los hijos son
bendición de Dios y que deben ser consagrados a Él. ¡Señor, ten piedad!
* Porque olvidamos cuántos beneficios nos
concede el Señor cada día de nuestras vidas y descubrimos salvadores en todas
partes. ¡Cristo, ten piedad!
* Porque muchas veces tratamos con poca
dignidad a Dios y le negamos la gloria que le corresponde. ¡Señor, ten piedad!
PRIMERA LECTURA (1Sam 1, 19b-20.
24-28)
Después de muchas humillaciones,
Ana -quien era estéril- recibe de Dios
la gracia de ser madre. La madre reconoce que Samuel, su hijo es una bendición
de Dios, pues a Él se lo había pedido. El niño no permanecerá con sus padres,
quienes lo ceden al templo para el Señor. El niño sería un profeta de Dios.
Lectura del primer libro de
Samuel
Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se
acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que
puso el nombre de Samuel, diciendo: “Se lo he pedido al Señor”. Cuando el niño
dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una
medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo.
El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a
Elí. Ella dijo: “Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer
que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo
suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo
cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor”. Después se postraron
delante del Señor. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (1Sam 2, 1. 4-8d)
Ana ha sido muy humillada por su esterilidad,
pero Dios la ha enaltecido. Alabaremos la magnificencia de Dios con esta hija
de Dios, en secuencia con la lectura anterior. El corazón sencillo descubre su
pequeñez y debilidad ante la grandeza y la misericordia del Señor.
/R. Mi corazón se regocija en el Señor, mi
Salvador.
V./ Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la
frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu
salvación me ha llenado de alegría. /R.
V./ El arco de los valientes se ha quebrado, y los
vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan por un pedazo de
pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da a luz siete
veces, y la madre de muchos hijos se marchita. /R.
V./ El Señor da la muerte y la vida, hunde en el
Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y también
enaltece. /R.
V./ Él levanta del polvo al desvalido y alza al
pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en
herencia un trono de gloria. /R.
EVANGELIO (Lucas 1, 46-56)
De Lucas escucharemos el Magníficat,
canto de confianza plena en el Señor y de esperanza absoluta en su obrar,
porque siempre ha actuado en favor de sus pequeños. Por eso, la ‘pequeña’, la
‘sierva’ del Señor, se goza y alegra; lo que el Ángel le ha dicho es cierto.
María lo ha visto en Ella y también en Isabel. Ojalá que nuestros corazones
sigan el ejemplo que María nos da y también nos dediquemos a glorificar el
Nombre santo de Dios con palabras y acciones.
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del
Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró
con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre
es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre
aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios
de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había
prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para
siempre”. Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS
FIELES
1. Oramos por la Iglesia, portadora del
mensaje de Salvación, para que, adaptándose a las necesidades de nuestros
tiempos, actúe cada vez más según tu Santo Espíritu. Roguemos al Señor.
2. Oramos por las personas que
intuyen a Dios pero que se revelan ante lo establecido. Que esa intuición afine
sus sentidos físicos y espirituales para llenarse de tu Misericordia y vivir en
ella. Roguemos al Señor.
3. Oramos por quienes tratan de desviar
nuestra fe en el Dios-con-nosotros presentándonos un ‘Espíritu de la Navidad’,
creencia que viene del paganismo y que la Nueva Era ha traído hasta nosotros. Roguemos al Señor.
4.
Oramos por nuestros gobernantes. Suplicamos tu misericordiosa manifestación
sobre ellos para que, conforme a tu Voluntad, Señor, dirijan sus naciones al
desarrollo material y espiritual de los ciudadanos, llenos de fe y obediencia a
ti. Roguemos al Señor.
5. Que con Isabel podamos asombrarnos de la
cercanía de Dios a nuestras vidas y descubrir a la Madre, Modelo de los
creyentes, que nos entrega a su Hijo dondequiera que nos encontremos. Roguemos al Señor.
6. Con María, Señor, haz nuestros corazones
sencillos y humildes para poder sentir tu Presencia en medio de las
dificultades que atravesamos. Roguemos
al Señor.
7. Suplicamos el eterno descanso para nuestros
difuntos y te damos gracias por el día en que nos encontremos con tu amor
eterno. Roguemos al Señor.
8. Suplicamos tu Misericordia sobre los
organizadores de esta Eucaristía; te entregamos sus necesidades y las de los
suyos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
LUCES
Pues en Jesús encontramos la Luz.
FLORES (DE NAVIDAD)
Por cuanto la vida florece en la entrega de
nuestros pequeños y grandes esfuerzos.
DEVOCIONES (Rosario, imágenes
de la Virgen o algún santo)
Pues la santidad nos refiere a Ti, Señor,
queremos adorarte con un corazón mariano.
ÁRBOL DE NAVIDAD
Que, erguida nuestra fe en constante
renovación y crecimiento, pero en humildad y misericordia, todos puedan verla y
hacerse ‘bosque’ con nuestras voces unidas que te alaben.
ALIMENTOS
Porque nos ofrecemos a ayudarte a darles de
comer a nuestros hermanos más necesitados.
COLECTA
Nuestra colaboración para construir y sostener
tu Iglesia ha de ser espiritual y material. Conscientes de eso entregamos
nuestro aporte.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y VINAJERAS
Como siempre, también cuentas con nosotros
para hacerte presente sobre el altar. Al agradecerte por cada sacerdote que
consagra el PAN y el VINO, te suplicamos los bendigas.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús Niño, Rey nuestro, que no
menospreciaste nuestra condición de pecadores para emprender la acción
salvadora que nos concede el perdón y nos hace hijos de Dios y hermanos tuyos,
bendícenos, te rogamos, con la abundancia de tu Misericordia y anímanos a permanecer
fieles a Ti y a lo que nos has enseñado. Amén.
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