III Domingo de Adviento, Misa familiar, 17 de diciembre de 2017,

MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos! Llegamos al III Domingo de Adviento seguros de que sigue creciendo la Luz de Cristo en nuestras vidas porque el Señor está cada vez más cerca de nosotros. Estamos preparando su llegada con entusiasmo, sacando de nuestros corazones aquello que Dios mismo nos ha dado, transformando nuestras debilidades con esfuerzos sostenidos de oración, vigilia, lectura de la Palabra, servicio desinteresado, convivencia familiar y vida sacramental.

BENDICIÓN DE LA TERCERA VELA DE ADVIENTO (Antes de la Oración Colecta)
Dios Padre nuestro, que nos has dado a tu Hijo Jesucristo, escucha nuestra oración.
Señor Jesús, Tú lo sabes, el mundo está sumido en la oscuridad: ¡Sé nuestra Luz!
Señor Hijo de Dios, también lo sabes, el mundo guarda un silencio cómplice ante Dios: ¡Sé nuestra voz!
Señor, Jesús, Salvador nuestro, que todo lo conoces, el mundo sufre un gran frío espiritual: ¡Da calor a nuestros corazones con el fuego de tu amor!
Danos el valor de la oración constante, haznos agradecidos ante tu Misericordia y generosos para servir. Transforma nuestros corazones según el tuyo, de manera que podamos conocerte y amarte, reconocerte en nuestro prójimo y servirte con un corazón humilde.
En tu Nombre, Señor, bendecimos este tercer cirio de la Corona de Adviento al encenderlo alegres por tu Presencia en medio de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ENCENDIDO DEL TERCER CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE LA FAMILIA
(La familia designada enciende el tercer cirio. Mientras caminan hacia el lugar de la Corona, se lee la Oración. El gesto de este Domingo son los PASTORES)
Señor Dios nuestro, hoy venimos ante Ti portando a nuestras propias familias y a las de toda la comunidad. Queremos dejar sentir la alegría profunda que tu llegada representa en nuestras vidas. Sabemos que tus abundantes bendiciones sobre ellas las iluminarán para que se constituyan en lumbreras tuyas en este mundo nuestro que tanto Te necesita. Amén.

PENITENCIAL
1. Señor, nuestras sonrisas, nuestras alegrías, no siempre son auténticas. Es más, despreciamos la alegría cristiana porque no es popular en nuestra sociedad. Señor, ten piedad. Niño(a) con letrero: ¡LA ALEGRIA TIENE UN NOMBRE! ¡JESÚS!
2. Porque perdemos la confianza en Dios ante cualquier problema y no pareciera que somos seguidores de Cristo. Cristo, ten piedad. Niño(a) con letrero: ¡JESÚS NACE PARA NUESTRO BIEN!
3. Porque cuando descubrimos en nosotros la alegría cristiana -que no se ve a simple vista ni se puede comprar- preferimos quitarte, Señor, la importancia que Tú mereces y tienes. Señor, ten piedad. Niño(a) con letrero: ¡SEÑOR, QUIERO QUE NAZCAS EN MI CORAZÓN!



MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
La llegada tan anunciada de nuestro Salvador es motivo de gozo. Es hora de dejar atrás todas las conductas que nos relacionan con la oscuridad para pasar a ser manifestación de la Presencia del Dios-con-nosotros en nuestro cada día. Hay que anunciar su llegada los corazones con nuestros pequeños y grandes sacrificios para prepararle a Jesús un lugar digno en nuestras vidas.

ESCENIFICACION DEL EVANGELIO
Terminada la proclamación del Evangelio (Juan 1, 6-8. 19-28) sale un chico (Juan Bautista) bautizando a un grupo de personas. Se le acercan dos chicos (sacerdotes), le preguntan algo, a lo cual Juan responde señalando el Sagrario.
Se oye: ‘En  medio de ustedes hay uno que no conocen, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.’

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Pensamos que tu Iglesia ha de ser alegría, Señor. Para que la profundidad de tu Palabra no les impida al Papa y a cada consagrado, a cada laico comprometido, expresar en sus actos de cada día la alegría que irradia tu llegada. Roguemos al Señor.
2. El mundo quiere que estemos alegres, Señor. Haz que jamás olvidemos que la alegría verdadera no descalifica ni humilla, y tampoco destruye conciencias; que, por el contrario, es capaz de unir familias divididas, comunidades que ya no lo eran. Roguemos al Señor.
3. Tú eres quien causa la Navidad, Jesús. Para que, al preparar el ambiente físico y las comidas de Navidad en nuestros hogares, tengamos cada vez más presente que ésta es tu fiesta, que es tu venida al mundo lo que celebramos. Y que, así, nos gocemos por tu Presencia en nuestras vidas. Roguemos al Señor.
4. Confiamos en tu Misericordia, Señor, eso nos llena de alegría. Te damos gracias porque Tú haces fecunda nuestra existencia al dárnosla a todas las personas. Roguemos al Señor.
5. Hay mucha gente triste, Señor. Hay muchos que sólo desean llorar en esta Navidad. Que la compañía de seres queridos, los recuerdos de tiempos felices y la certeza de Tu venida sean capaces de restablecerlos. Roguemos al Señor.
6. Cuando sufrimos dolores físicos, enfermedad, aislamiento familiar o social, pobreza agobiante, violencia física, entonces necesitamos más del amor de ese Niño de Belén. Manifiéstate, Niño Bendito, en esas duras situaciones de vida y llena esos corazones de esperanza por tu llegada. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1.   Pastores y reyes te adoraron, Jesús. En medio de las situaciones que estemos viviendo, queremos adorarte como pastores -con la alegría de nuestra pobreza- y como reyes –con la humildad que puede detenerse y postrarse ante quien es la Vida plena, Jesús.
2.    Eres pan y vino, Jesús, que ofrendamos para que la acción sacerdotal los transforme en Pan de Vida y Cáliz de Salvación.

ACCIÓN DE GRACIAS
¡Señor, gracias porque Tú eres nuestra alegría!



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