XV Domingo del Tiempo Ordinario, 16 de julio de 2017


 MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días a todos! El Señor Jesús nos ha invitado a ser tierra buena porque Él nos entrega su Palabra, verdadera semilla de vida eterna, que ha de dar frutos en cada uno de nosotros, en cada espacio de nuestras vidas. Para hacerlo, contaremos con la gracia del Espíritu que nos capacita para la vida en plenitud.
Hoy venimos a nutrirnos con el pan de la Palabra y con el pan de la Eucaristía, semillas que requieren ser acogidas por nuestros corazones para que germinen, echen raíces, crezcan y den frutos. ¡Recibir para dar! Interiorizar la Palabra para poder transmitirla.

PENITENCIAL
1. Porque nos dejamos empapar por muchas palabras, pero evitamos ser tocados por la palabra vivificadora de Dios. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque no esperamos nada bueno de los demás, ni de Dios. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque buscamos lo inmediato y no damos espacio ni tiempo a Dios para actuar en nosotros. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, constituye expresión de confianza en Dios, cuya Palabra transmite vida y siempre, siempre, actúa. No es posible que la nieve o la lluvia se evaporen sin haber empapado la tierra. Así, la Palabra de Dios actuará en nosotros cuando la recibamos: penetrará los corazones, haciéndonos tierra fecunda.
SALMO.- Muchas veces consideramos natural que haya recursos para satisfacer todas nuestras necesidades. El creyente no puede menos que unirse al salmista en este hermoso himno de alabanza a nuestro Dios creador, providente, amigo, presente, generoso. Al orar con el Salmo 64 dejemos que se manifieste nuestra gratitud a Él por lo grandioso y por lo aparentemente insignificante de nuestro cada día.
SEGUNDA.- La Carta de San Pablo a los Romanos nos presenta otra comparación: inmersa en un proceso de transformación, la creación toda -cada ser, la humanidad, todos- será dada a luz y, solo entonces, se hará manifiesta su condición en plenitud, lo cual se cumplirá gracias a la acción del Espíritu. Así podemos vivir en esperanza, a pesar del sufrimiento existente.
EVANGELIO.- San Mateo nos presenta la parábola, la del Sembrador, relativa a los frutos que la Palabra de Dios puede producir en nosotros. Todos sabemos que el incomodarse ante ella, el escucharla ‘por salir del paso’, el alborotarnos ante ella o escucharla en profunda revisión de nuestras propias actitudes de vida, pueden ser maneras que nos lleven a profundizar o despreciar nuestra relación con Dios, quien espera nuestra respuesta con esperanza.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia. Por quienes siembran la Palabra: el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y religiosos; para que no se desanimen al sembrarla en la sociedad, el mundo, las parroquias o las familias, transmitiendo la alegría de Jesús muerto y resucitado. Roguemos al Señor.
2. Por los que son padres, auténticos responsables de la educación cristiana de sus hijos, para que se esfuercen por transmitirles la fe recibida, profundizada y vivida. Roguemos al Señor.
3. Por quienes no han descubierto la vida que late en la Palabra de Dios. Por quienes pueden acercarse a ellos y presentarles cómo hacer vida y felicidad auténtica esa Palabra Roguemos al Señor.
4. Por quienes trabajan el campo. Para que, protegidos por políticas adecuadas, cuiden eficazmente nuestra Casa Común y produzcan el mejor sustento para todos los ciudadanos del mundo. Roguemos al Señor.
5. Cada uno de nosotros vive en lugares diferentes, según narra la Parábola. Para que encontremos la manera de acercarnos al Señor y producir frutos de auténtica felicidad, propia y de quienes nos rodean. Roguemos al Señor.
6. Recordemos a quienes sufren enfermedad física o espiritual, soledad o abandono, miseria, incomprensión. Para que la Palabra de Dios toque y transforme esas situaciones, sane sus heridas y les restablezca. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1.   Con el salmista, hoy queremos ofrendar nuestra acción de gracias al Señor por todas las bendiciones que se hacen manifiestas en nuestras vidas y que nos disponemos a poner al servicio de quienes las necesiten.
2.   Y, por cuanto los contratiempos serán muy numerosos, ofrendamos el pan y el vino que serán nuestra fortaleza en ese camino.

ACCIÓN DE GRACIAS

Señor, no podemos expresar plenamente nuestra gratitud por todo el amor y por tu Presencia, que nos entregas en tu Palabra. 

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