Misa de Grado, 10 de mayo de 2017 X:XX am-pm
MONICIÓN DE ENTRADA

De igual modo, hemos de rogar al
Señor que bendiga en abundancia a nuestros familiares y amigos, quienes nos han
acompañado en este proceso que hoy ve culminar una de sus etapas y en el cual
ellos han constituido verdadero estímulo y soporte para llegar hasta aquí.
La alegría pascual por el
triunfo de Jesucristo, muerto y resucitado, vencedor de la muerte en su propia
persona, ha de impulsarnos a vivir en obediencia al Padre. Como Jesús lo hizo,
obedeciendo en humildad, sin juicios cintra
otros sino buscando acoger, la Iglesia se ha fortalecido desde sus comienzos y ha
dado frutos de vida verdadera.
Sin decir más, ¡llenémonos de
gozo y demos la bienvenida a los Graduandos!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA LECTURA
El ayuno y la oración capacitan a la persona
para escuchar la voz de Dios y dejarse guiar por sus invitaciones. Así lo
manifiesta la primera lectura de hoy, proveniente de los Hechos de los
Apóstoles, donde la Iglesia naciente es dirigida por el mismo Espíritu Divino y
produce frutos de expansión con todo poder y fuerza. Momento para cuestionarnos
en torno a lo que hacemos -como Iglesia que somos- cada uno de nosotros.
SALMO RESPONSORIAL
Seguidamente oraremos con el Salmo 66. Bajo la
mirada de Dios, la Iglesia toda está llamada a la alegría y la alabanza por el
triunfo pascual del Señor Jesús. Ante
las innumerables bendiciones del Señor, el mundo entero ha de dar gracias una y
otra vez: hay frutos de vida, de vida verdadera en medio de nosotros. A pesar
de tanta muerte y desolación, las bendiciones de Dios se abren paso y nos
transforman y llenan de gozo.
EVANGELIO
El Evangelio según san Juan nos presenta a un
Jesús humilde y totalmente obediente al Padre, de quien provienen las palabras
y el modo de expresarlas, porque Él es el
hacedor de la voluntad del Padre, por propia voluntad y decisión. Es,
además, quien ilumina y muestra al Padre. Sin embargo, no se erige como juez
sino como enviado y mensajero fiel del Padre. Al juicio contra sus hermanos
opone la acogida; al temor, la confianza plena en Dios. ¿Valdrá esto para
nosotros hoy?
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