Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, 16 de abril de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Alegrémonos,
hermanas y hermanos! ¡El gran día ha llegado! ¡El Señor ha resucitado! ¡El Señor ha pasado por nuestras vidas
renovándolo todo!
El
Mesías de Dios se convirtió en el Cordero de Dios para quitar el pecado del
mundo y restablecer nuestra condición debilitada por ese pecado. Le costó gran
humillación y sufrimiento, pero resultó vencedor.
Podríamos
animarnos a crecer con su triunfo y preguntarnos a nosotros mismos: ¿Será que
yo puedo mirar el proceso vivificante del Señor y hacerlo proceso vivificador
para mí? ¿Será que me dispongo a hacerle violencia al pecado que consiento para
poder, así, vivir en humildad, caridad, respeto y fe?
Cantemos
al recibir al celebrante en este día de alegría. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
PENITENCIAL
La
Resurrección de Jesús venció la muerte. Hoy nos reconocemos pecadores y, para lavar
nuestras vidas y reavivar nuestra fe, recibiremos
la aspersión del agua que fue bendecida durante la Vigilia Pascual.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura, tomada del Libro
de los Hechos de los Apóstoles, nos presenta a Pedro lleno del Espíritu Santo y
anunciando la Salvación que nos trajo Jesús. El valor ha reemplazado al miedo. ¡Hay
mucho trabajo por hacer!
SALMO.- Alabaremos con el
salmo 117, el salmo pascual por excelencia, rico en expresividad. Como diría
san Agustín, "Nada más grande que
esta pequeña alabanza, ‘porque es bueno’,
con que se dan gracias por la victoria pascual del Señor. ¡Agradezcámosle,
pues, por su misericordia!
SEGUNDA.- Escucharemos un fragmento
de la Carta de san Pablo a los Colosenses. El Apóstol comprendió muy bien que la
Resurrección de Jesús debía cambiarlo todo, hasta nuestros miedos e
inseguridades. Jesús Resucitado es anticipo de nuestra propia resurrección y,
si realmente lo creemos, debemos vivir al estilo del Resucitado, en amor y
servicio.
SECUENCIA.- En seguida se proclamará el
hermoso himno que ya los primeros cristianos entonaban celebrando la gloriosa
Resurrección del Señor. Es veraz el testimonio de las mujeres y que los
Apóstoles lo confirman. Es hora de creer, crecer y madurar nuestra fe.
EVANGELIO.- Nuestro evangelista es san
Juan. Rompiendo las tinieblas del mundo, Cristo resucita para anunciar e
inaugurar el camino nuevo de la fe y la esperanza que hemos de transitar en la
humildad y la sencillez de quien se sabe amado y amante. Amor, perdón y
misericordia han de caracterizar nuestro nuevo camino.
RENOVACIÓN DE LAS
PROMESAS DEL BAUTISMO (Se responde: ‘Sí creo.’)
·
¿Creen
en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra?
·
¿Creen
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen,
murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha
del Padre?
·
¿Creen
en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los
santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la
vida eterna?
Esta es nuestra fe,
esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús,
nuestro Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Todos somos Iglesia que nació a la luz de la Resurrección del Señor. Para que
seamos anunciadores valientes y renovados del Mensaje de Salvación que
Jesús nos entregó y cuya Resurrección
confirmó. Roguemos al Señor
2.
Nuestra Iglesia sufre el martirio en cientos de cristianos que son perseguidos
y asesinados. Oremos por ellos y por quienes los persiguen, por quienes
persiguen al Hijo Único de Dios. Roguemos
al Señor.
3.
Presentamos a quienes rigen los destinos de los pueblos, para que la
Resurrección de Jesús ilumine sus proyectos y decisiones, y sea posible la paz
y el desarrollo, la justicia y el perdón en todas las naciones, especialmente
en la nuestra. Roguemos al Señor.
4.
Oremos, también, por toda la gente que sufre,
que no ve solución a sus situaciones de vida, a los que sufren
enfermedad, soledad o prisión. Para que la Resurrección del Señor les llene de
esperanza. Roguemos al Señor.
5.
Necesitamos, Señor, muchos sacerdotes santos, que te adoren y sirvan solo a Ti.
Que sean testigos creíbles de tu amor y tu sacrificio. Que sean capaces de
cambiarlo todo para serte fieles. Por eso, hoy queremos encomendar a todos los
sacerdotes que están presentes en nuestras vidas. Roguemos al Señor,
6.
Por todas las personas que te han desconocido. Por quienes no te conocen. Por
quienes hemos dado testimonio falso de Ti. Para que unos y otros descubramos la
Verdad del Evangelio. Roguemos al Señor.
7.
Recordamos a quienes han pasado por nuestras historias personales y ya no
están, porque se han ‘dormido’ para siempre. Oramos por ellos. Y por cuanto
creemos que Cristo ha Resucitado, entendemos que ellos también resucitarán,
pues en este día nuestra muerte ha sido vencida. ¡Estemos alegres! ¡Nos
volveremos a ver! Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Ya
ha pasado la noche oscura de la Muerte de Jesús. Ahora nos gozamos en la Luz
del Resucitado que se abre paso. Jesús ha quedado en nuestros corazones y en la
Eucaristía. Sentado a la derecha del Padre espera que dejemos progresar su
acción vivificadora. El sudario habla
de aquello en que creemos: Resucitó. El
pan y el vino, que se convertirán en Jesús mismo, el Alimento para nuestra
Salvación, representen nuestra decisión de ser transformados con Cristo.
¡Gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre
bueno, que en el sufrimiento, Pasión y Muerte de Jesús nos perdonaste nuestro
pecado y en su gloriosa Resurrección nos hiciste tus hijos, proyecto de amor divino,
danos el coraje para llevar tanto amor a quienes encontremos y que podamos,
así, hacer presente tu Reino aquí y ahora. Amén.
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