Solemnidad de san José, 20 de marzo de 2017

¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Seamos
bienvenidos a la Casa del Señor. Hemos llegado a la tercera semana de Cuaresma.
Jesús el Agua Viva, vivificante y vivificadora, para quien la quiera recibir
nació dentro de una Familia. Dios siempre nos pide consentimiento y aprobación
para llevar adelante sus planes. En este contexto, celebramos a san José, el
esposo de la Virgen María, servidor fiel y prudente que supo responder al
llamado de Dios al constituirse en el custodio de la Sagrada Familia, el que
hizo las veces de padre y cuidó de Jesús. Por supuesto, José es protector de la Iglesia junto a María, la
Madre de la Iglesia.
PENITENCIAL
1. Porque no creemos en lo que nis dice o
promete el Señor y daríamos la vida por lo que alguien nos comunique. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque buscamos ser buenos solo con quienes
nos caen bien o son buenos con nosotros. ¡Cristo,
ten piedad!
3. Porque contamos solo con nuestras fuerzas y
ni le permitimos a Dios intervenir en nuestros asuntos. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
Del
II Libro de los Reyes escucharemos un mensaje dado por el profeta Natán a su
siervo, el rey David. En el mismo, Dios le promete una dinastía perpetua, la
cual Él consolidará. De ese linaje procede José, el padre adoptivo de Jesús, ’el Rey de Reyes’. En José todos
recibimos las bendiciones del Señor.
SALMO.- A la
profecía de Natán hace referencia el salmo 88, en lo que constituye un hermoso
pacto de fidelidad y amor, mediante sentidas experiencias que nos llevan a
alabar con disposición a enriquecer y profundizar nuestra vida de fe y de
encuentro con el Dios de la vida.
SEGUNDA.- La fe
es un misterio de encuentro con el Dios de la Vida, cuya Palabra aceptamos y le
respondemos. Tal y como ocurrió con Abraham y tantos otros que han confiado plenamente
en la promesa. Tal y como sucedió con José. En medio de todo, el amor, la
confianza y la fidelidad se fortalecen en la respuesta de Dios.
EVANGELIO.- Si
bien Dios es exigente con sus elegidos en torno a lo que han de hacer, Él mismo
da las herramientas necesarias para que cumpla su voluntad. Sin embargo, la
decisión de dejarse guiar por Dios es libre para cada persona. San Mateo nos
presenta un pasaje lleno de bondad de Dios para con sus pequeños y de gran
fuerza humana, confianza y abandono en el Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. José, padre
custodio de Jesús, es también protector de la Iglesia. Roguemos al Señor que
proteja al papa, a los obispos, sacerdotes, religiosos, diáconos y demás fieles
para que todos sepamos hacer la Voluntad de Dios. Roguemos al Señor.
2. José
supo responder como cabeza de la Familia de Nazaret. Te encomendamos, Señor, a
todas las familias, especialmente a las cristianas, para que sean testimonio de
tiempos nuevos, hijos criados en la fe a Dios yen amir fraterno, servicio y
perdón. Roguemos al Señor.
3. Pensamos
en quienes han sido bendecidos con el don de la paternidad. Para que descubran
en José un excelente modelo de padre: responsable, justo, fiel, honesto. Roguemos al Señor.
4.
Oremos por todos los niños y jóvenes para que aprendan a vivir en obediencia y colaboración
en sus hogares, crezcan en sabiduría humana y se hagan amigos de Jesús. Roguemos al Señor.
5.
José tuvo que superar numerosas y graves
dificultades y peligros. Te suplicamos auxilio para quienes han tenido que vivir
en tierras extranjeras, quienes son perseguidos, quienes se esfuerzan por dar
digno sustento a sus familias. Roguemos
al Señor.
6. Supliquemos
al Señor por el momento final, para que lo experimentemos bajo el amoroso
cuidado de Jesús y de María y lleguemos gozosos a tu Presencia. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Queremos darte culto en espíritu y verdad y
saciar nuestra hambre y nuestra sed con tu Cuerpo y Sangre. Presentamos el pan y el vino, en los que sabemos
que Tú vendrás a nosotros para restablecernos. Creemos en este memorial y te
damos gracias.
ACCIÓN
DE GRACIAS
Señor, Padre amado, te damos gracias por
habernos dado en José la experiencia de fidelidad, obediencia y servicio a tu
Voluntad desde una persona común, como nosotros lo somos, Amén.
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