VI Domingo del Tiempo Ordinario, 12 de febrero de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta
Eucaristía del Sexto Domingo del Tiempo Ordinario. El Reino de Jesús nos trae
la felicidad; para experimentarlo debemos recordar que hemos de ser sal y Luz. Siendo
libres para conducir nuestra existencia, la manera perfecta de lograr alcanzar
esa dicha es cumpliendo la Ley de Dios. Y conviene que recordemos algo: el
pleno cumplimiento de la Ley se da en el amor a los demás. Para ello viene el
Espíritu en nuestro auxilio.
PENITENCIAL
1.-
Porque hemos decidido que nuestras vidas las guíen muchas leyes diferentes a la
Ley de Dios. ¡Señor, ten piedad!
2.-
Porque creemos más en lo que dice el mundo que en lo que dice Dios, dejándonos
engañar. ¡Cristo, ten piedad!
3.-
Porque somos demasiado prácticos como para hacer algo más allá de unas normas
estrictas o implicar nuestro corazón en el servicio. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Del
Libro del Eclesiástico se ha extraído nuestra primera lectura de hoy. La vida y
la muerte son consecuencia de nuestras decisiones. Una es la Voluntad de Dios:
que cumplamos sus Mandamientos, porque solo así lograremos la felicidad que
anhelamos y podremos iluminar y ayudar a otros con nuestra propia vida.
SALMO.- El
Salmo 118 es alfabético y el más extenso del salterio. Lleno de un profundo
amor y en gran confianza, el salmista dirige sus alabanzas a quien le ha dado
tan perfecta Ley. Por eso declara continuamente su amor. Obediente, hace la
Voluntad del Padre: amar sin medida, pues esto es lo que importa.
SEGUNDA.-
Tomada de la Primera Carta de san Pablo a los Corintios, la segunda lectura se
refiere a la sabiduría humana y a la divina. Aquella es capaz hasta de
engañarnos. Esta, en cambio, nos conduce desde el Espíritu de Dios a la verdad
y a la felicidad.
EVANGELIO.- Escucharemos
seguidamente la proclamación del Evangelio según san Mateo donde Jesús confirma
la Ley de Moisés pero ajustándola al mandamiento más importante: el amor. Y es
esto lo que más nos cuesta entender: la Voluntad de Dios va mucho más allá de
normas, llegando hasta el amor y el bien de los demás.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
La Iglesia ha de mantener la vigencia de los Mandamientos y redimensionarlos en
el amor. Para que ayude a todos a vivir esta Ley Viva del Amor. Roguemos al Señor.
2.-
Cada persona es libre de tomar sus propias decisiones por voluntad de su
Creador. Para que dejemos que el Espíritu Santo ilumine nuestras decisiones y
cumplamos la divina voluntad. Roguemos
al Señor.
3.
– Para que las grandes decisiones de los gobernantes y dirigentes del mundo se
reflejen en la paz entre los pueblos y su crecimiento armonioso. Roguemos al Señor.
4.-
Para que hagamos el camino de nuestras vidas en el esfuerzo por ser fieles a
Dios, sembrando nuestro agitado mundo de su Palabra y amando a su estilo. Roguemos al Señor.
5.
Señor, hay tantas y tantos jóvenes buenos en nuestra comunidad, que queremos
pedirte que llames con mayor fuerza a quienes Tú quieres que te sirvan de
manera más radical, para que abracen la vida misionera o sacerdotal. ¡Danos
santas vocaciones religiosas, misioneras y laicales comprometidas! Roguemos al Señor.
6.-
Por todos los niños, niñas y jóvenes de nuestra comunidad, para que sepamos
distinguir lo que está bien de lo que está mal y sigamos el camino de Jesús con
libertad. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Nos dejaste diez pistas para lograr la felicidad y una adicional para sacar el
mejor provecho de aquellas. Se trata de los
Diez Mandamientos y el Mandamiento del Amor. Padre e Hijo expresándose y su
Espíritu ayudándonos a conseguirlo. ¡Aceptamos tu Propuesta de Vida, Señor!
2.
Con los anillos de estos esposos te
entregamos nuestro deseo de ser fieles a Ti, Señor nuestro, junto a su propia
decisión de ser fieles al Sacramento que ellos se han impartido.
3.
Llevamos hasta tu altar el pan y el vino
que -por la acción sacerdotal- se convertirán en el Alimento para nuestra salud
y salvación y que nos ayudará a cumplir tu voluntad en nuestras propias vidas.
Por
esto y lo que no expresamos, ¡gracias, Señor!
ACCIÓN DE GRACIAS
Señor,
que en Jesucristo has querido conformarnos a tu Voluntad, ilumínanos para que
sepamos siempre amar a todos y cumplir tus mandatos. Amén.
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