Epifanía del Señor, 6 de enero de 2017
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y amigos! ¡Feliz
manifestación del Señor! Ya ha ocurrido lo que tanto se esperó: Dios está con
nosotros. Su Luz brilla y no es posible ocultarla. Se manifiesta a todos y es
capaz de mover y transformar los corazones. Puede unir pueblos diversos en
torno a Él, como ocurrió con los sabios venidos de Oriente que, habiendo visto
su signo, respondieron en adoración. Entregaron su manera misma de relacionarse con Dios, de verlo. Sacrificaron
recursos, tiempo y esfuerzo para llegar hasta el Dios Niño en humildad y
donación.
PENITENCIAL
1. Queremos
la Luz divina pero ni siquiera intentamos acercarnos a ella. ¡Señor, ten piedad!
2. Nos gusta hacer parcelas con límites
insalvables porque nos creemos mejores que los otros. ¡Cristo, ten piedad!
3. Queremos ser buenos cristianos pero sin
llegar a sacrificios o mucho esfuerzo. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-. El
profeta Isaías anuncia con gran entusiasmo que ya ha terminado el tiempo de la
oscuridad porque ha llegado la Luz del mundo que es gloria de Dios. Se refería
a Cristo Jesús, el Niño de Belén.
SALMO.- El
Salmo 71 se refiere al rey-Mesías tan anunciado y esperado por todos. Lleno de
calificativos a la obra que Éste ha de realizar, destaca su condición de
reinado eterno –capacidad exclusiva de Dios. Sin embargo, somos nosotros
quienes estamos llamados a hacer llegar su Reino a otros.
SEGUNDA.- San
Pablo, en su Carta a los Efesios, nos comunica una verdad interesante: todos
somos coherederos de la gracia divina. Por lo tanto, no nos corresponde estar
peleando por quién tiene razón en su forma de buscar a Dios sino, mejor, debemos
comunicar a otros su Gracia y amar en su Nombre.
EVANGELIO.- Escucharemos
el Evangelio según san Mateo. Dios se ha acercado a nosotros aunque, muchas
veces, seguimos el camino y no intentamos superar las dificultades para
encontrarlo y adorarlo desde lo que somos. Los Magos nos enseñan que debemos esforzarnos
para encontrar al Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1 Para que tu Iglesia te busque y te descubra
en los pequeños del mundo, para que te lleve a los que se sienten grandes. Roguemos al Señor.
2. Para que estudiemos y profundicemos en tu
conocimiento. Para que hablemos a otros de Ti. Roguemos al Señor.
3. Para que demos pasos de solidaridad y
fraternidad que puedan restablecer cada unidad fracturada por la ambición
desmedida, la envidia y el resentimiento. Roguemos
al Señor.
4. Para que seamos adoradores del Señor, que está
presente en la Eucaristía. Y que te amemos en quienes construyen sus historias
con las nuestras. Roguemos al Señor.
5. Para que sepamos descubrir a Dios en la
alegría y el sufrimiento, en la abundancia y la escasez, en el amor y el
desamor, en la vida y hasta en la muerte física. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Oro,
por nuestras pequeñas y grandes riquezas; incienso,
porque queremos adorarte en espíritu y verdad; y mirra por nuestros más puros sacrificios. Esto queremos ofrecerte,
Señor y Rey nuestro, a Ti que ofrecerás al Señor el más puro y agradable
sacrificio -a Ti mismo- sólo que, ahora, sin dolor.
2. Con el
pan y con el vino te entregamos el
mundo, obra tuya, con todas sus situaciones, con cada ser que en él late. ¡Sean
transformados por tu sacrificio de amor!
ORACIÓN
FINAL
Señor, Tú has querido manifestarte a toda
persona con ese amor tan grande que llega a hacerse Niño. Ayúdanos a tener
corazón de niños y descubrirte en quienes nos rodean. Amén.
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