Novena de Navidad: Misas de Aguinaldos, 21 de Diciembre de 2016

Muy buenos días tengan todas y todos
ustedes, al encontrarnos reunidos hoy en la Casa del Señor, para dar gracias a
Dios en este sexto día de la Novena Preparatoria para la Navidad. Sin lugar a dudas, Navidad es la fiesta de la vida que se comparte,
vida que se hace luz y alegría. De manera especial -pero sencilla- Dios se hace
presente en nuestros caminos, en nuestras búsquedas, en ese cada día que debe
ser llenado de Él, de su amor, de su gozo. Pero debemos recordar que su
Presencia no es ‘un espíritu de la Navidad’ –pues en todo caso sería ‘el Espíritu’;
y que esa Presencia ha de ser comunicada y transmitida a quien se encuentra en
su búsqueda.
Que en este día recordemos que Navidad
es el Nacimiento de Cristo, y no la venida del mal llamado ‘Espíritu de la
Navidad’. Evitemos hacer altos para celebrar hoy a otro, que ni nos ama ni nos
salva. Continuemos preparándonos para recibir al Dios-con- nosotros el 25 de Diciembre,
apenas comience el día.
PENITENCIAL
1.- Con frecuencia nos encerramos en
nosotros mismos y olvidamos los sufrimientos de los demás. ¡Señor, ten piedad!
2. A veces las dificultades nos asustan,
nos echan atrás a la hora de manifestar que somos amigos de Jesús y miembros de
su Iglesia. ¡Cristo, ten piedad!
3.- María sale al encuentro de la
necesidad de su prima Isabel. ¿Por qué buscamos más nuestro propio bien que el
de los demás? ¡Señor, ten piedad!
PRIMERA LECTURA (Cantar de los Cantares 2,8-14)
Tan grande ha de ser el amor
humano que forma parte de la revelación divina. En el libro del Cantar de los Cantares
se nos invita a alegrarnos en la vida esperada, que es gratuidad y que
transmite más vida. Vida que no nutre amores aparentes sumidos en realidades de
intereses particulares. Vida que sabe admirar y contemplar. Así es el amor de
Dios.
Lectura
del libro del Cantar de los Cantares
“Aquí viene mi amado saltando por los
cerros, brincando por las colinas. Parece mi amado una gacela, parece un
cervatillo. Se ha parado detrás de nuestra cerca. Se asoma por las ventanas, mira
a través de las rejas. Habla mi amado, ya me dice: Levántate, amada mía,
preciosa mía, y ven. Que ya ha pasado el invierno, han cesado las lluvias y se
han ido. Las flores aparecen en el campo, ha llegado el tiempo de la poda; ya
se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola. Da sus primeros brotes la
higuera y las viñas en flor exhalan su fragancia. Levántate, amada mía, preciosa
mía, y ven. Paloma mía, que anidas en las grietas de la roca, en escarpados
riscos, déjame ver tu rostro, déjame oír tu voz. ¡Es tan dulce tu voz, tan
hermoso tu rostro!” Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Salmo 32,2-3.11-12.20-21)
El Salmo 32 constituye una elocuente
invitación a alabar, agradecer y bendecir a Dios, creador y providente; a Dios
que interviene en nuestras situaciones y nos salva. ¡Llenémonos de gozosa
esperanza por nuestro Dios!
R/. Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor.
V/. Den gracias al Señor con el arpa, toquen para él la lira de diez
cuerdas; cántenle un cántico nuevo, toquen con arte para él y aclámenlo R/.
V/. El plan del Señor se mantiene por siempre, los proyectos de su
mente, por todas las generaciones. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el
pueblo que se eligió como herencia. R/.
V/. Nosotros esperamos en el Señor, él es nuestro socorro y nuestro
escudo, él es la alegría de nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R/.
EVANGELIO (Lucas 1,39-45)
Estamos llamados a ser
encuentro fecundo, vida que se compromete para descubrir la Presencia de
Cristo. María, ‘la Servidora’ lo lleva consigo. El Espíritu Santo inspira en
Isabel una alabanza ante las proezas que el Señor ha obrado en la vida de María
y la del pueblo de Israel. Dispongámonos para vivir en nosotros esa alabanza a
la Madre de nuestro Señor.
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas
EN aquellos días, María se levantó y
puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa
de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu
Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura
saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que
le ha dicho el Señor se cumplirá». Palabra
del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Presentemos
al Señor las intenciones que hay en nuestros corazones, en la seguridad de que el
mismo Jesús hace brillar su rostro sobre nosotros y nos salva:
1. Por la Iglesia de Cristo, santa y
pecadora, para que se haga sentir en la historia de nuestra humanidad como
signo de transformación. Roguemos al
Señor.
2. Por nuestro Papa Francisco, para que
sea la voz profética que hoy Dios utilice para guiar a su Pueblo. Roguemos al Señor.
3. Por nuestros sacerdotes, religiosos y
religiosas, especialmente por los enfermos de alma o cuerpo, los entristecidos,
solitarios, debilitados o confundidos, para que la luz del Emmanuel rompa todas
esas tinieblas y puedan evangelizar con su propio testimonio de transformación
y sanación. Roguemos al Señor.
4. Por todos aquellos que hoy se sienten
solos y tristes, para que descubran el amor de Dios en gestos y hechos
sencillos en su entorno. Roguemos al
Señor.
5. Por todos los vecinos del sector que
han preparado esta Eucaristía, para que lleven el gozo del nacimiento del Hijo
de Dios a sus calles, veredas y edificios y descubran su actuar misericordioso.
Roguemos al Señor.
6. Por todos los familiares, amigos y
conocidos de este sector que ya han partido al Reino de los Cielos, para que
intercedan por todos nosotros y por la comunidad parroquial, en general, ante
el Señor. Roguemos al Señor.
7. Por cada uno de los que nos hemos
reunido en esta celebración y por los grupos familiares aquí representados,
para que nos sintamos posaderos y sepamos dar respuesta de acogida a Dios, que
quiere ser dado a luz en nosotros. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
En esta mañanita tan significativa de
preparación para la Nochebuena, Señor, te presentamos estas ofrendas que alaban
tu grandeza. En ellas queremos presentar ante este altar el mundo entero, así
como nuestras limitaciones y posibilidades físicas y espirituales:
LUCES
Este cirio representa la Luz de Cristo.
A veces, cuando estamos en la oscuridad física, descubrimos lo que nos rodea a
través de una pequeña luz. No deseamos encandilarnos con las luces del mundo.
¡Te entregamos, Señor, nuestra decisión de buscar, encontrar y seguir sólo tu
Luz!
FLORES
María es la flor más hermosa, la Flor
del Adviento, la que nos enseña a preparar nuestras vidas para ti, Señor.
ORACIÓN
Muchas veces pensamos que necesitamos
saber mucho para hablar contigo, señor. Olvidamos que lo único que necesitamos
es amarte mucho y, no importa si como niños, contarte de nosotros e
interesarnos por ti. ¡Eso queremos hacer!
PASTORES
En la realidad del primer Belén, los
pastores fueron ayuda oportuna, entrega, admiración, amor sencillo. Que también
nosotros lo seamos para tus pequeños..
ALIMENTOS
Como expresión de sacrificio y donación
personal se entregan estos alimentos que hoy compartimos con nuestros hermanos
más necesitados.
COLECTA
También hoy queremos ser generosos con
nuestra Parroquia. También hoy queremos compartir nuestro sustento para
sostener dignamente la fuente de nuestra nutrición en la fe.
PADRES
CON SU NIÑO(A), CÁLIZ, VINAJERAS
Cada niño o niña que nace nos recuerda
la grandeza del amor de Dios, que quiso hacerse uno de nosotros para poder
entregársenos como el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación. Por eso, en esta
ofrenda, te entregamos nuestra gratitud por tu sacrificio, así como nuestro
deseo y nuestro compromiso de hacer que nuestras vidas sigan el Camino que Tú
nos presentaste desde la Cruz.
Por todo esto, ¡GRACIAS, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre amado, que en la pequeñez de un
Niño nos entregaste a quien sería nuestro Salvador, enséñanos a vivir la
permanente entrega de quien se sabe amado y favorecido, de manera que aprendamos
a llevarte siempre con nosotros y entregarte, pues el mundo necesita de tu Misericordia.
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