Novena de Navidad: Misas de Aguinaldos, 22 de Diciembre de 2016

¡Muy buenos días para todas y todos los
hermanos! ¡Ya ésta es nuestra séptima Misa de Aguinaldos! Cada vez más nos
disponemos para celebrar la llegada del Dios-con- nosotros, el Emmanuel, a
nuestros corazones.
Podríamos considerar hoy que la Navidad
es la fiesta de la vida que se renueva, la vida que se ofrece a Dios, la vida
que se vuelve gratitud y alabanza a quien nos la entregó. Ana y María nos centrarán
en ese Dios que siempre actúa en favor de los que menos valen para el mundo.
Por eso el Nacimiento de Jesús, nuestro bien, ha de ser preparado con esmeros
de sacrificio, oración y alegría. ¡Jesús ya va a nacer en nuestros corazones!
PENITENCIAL
* Porque nos relacionamos con Dios
básicamente para pedirle y poco para agradecerle o expresarle nuestro amor. ¡Señor, ten
piedad!
* Porque la monotonía y las dificultades
de la vida nos llevan a ignorar la grandeza y hermosura de la creación y
arrancan de nuestros corazones la alegría en Dios, auxilio nuestro. ¡Cristo,
ten piedad!
* ¡Nos cuesta tanto descubrir a Dios! Lo
ignoramos cuando no hay un asombroso milagro de por medio, verificable y
medible. Nuestros sentidos están cerrados a su amor y su acción entre nosotros.
¡Señor, ten piedad!
PENITENCIAL
* Porque a veces olvidamos que los hijos
son bendición de Dios y que deben ser consagrados a Él. ¡Señor, ten piedad!
* Porque olvidamos cuántos beneficios
nos concede el Señor cada día de nuestras vidas y descubrimos salvadores en
todas partes. ¡Cristo, ten piedad!
* Porque muchas veces tratamos con poca
dignidad a Dios y le negamos la gloria que le corresponde. ¡Señor, ten piedad!
PRIMERA LECTURA (1Sam 1, 19b-20. 24-28)
Después de muchas
humillaciones, Ana -quien era estéril- recibe
de Dios la gracia de ser madre. La madre reconoce que Samuel, su hijo es una
bendición de Dios, pues a Él se lo había pedido. El niño no permanecerá con sus
padres, quienes lo ceden al templo para el Señor. El niño sería un profeta de
Dios.
Lectura
del primer libro de Samuel
Elcaná se unió a su esposa Ana, y el
Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo,
al que puso el nombre de Samuel, diciendo: “Se lo he pedido al Señor”. Cuando
el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años,
una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en
Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo
llevaron a Elí. Ella dijo: “Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy
aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo
que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi
vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor”. Después se
postraron delante del Señor. Palabra de
Dios.
SALMO RESPONSORIAL (1Sam 2, 1. 4-8d)
Ana ha sido muy humillada por su
esterilidad, pero Dios la ha enaltecido. Alabaremos la magnificencia de Dios
con esta hija de Dios, en secuencia con la lectura anterior. El corazón
sencillo descubre su pequeñez y debilidad ante la grandeza y la misericordia del
Señor.
/R. Mi
corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
V./ Mi corazón se regocija en
el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis
enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. /R.
V./ El arco de los valientes se
ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan
por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da
a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. /R.
V./ El Señor da la muerte y la
vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece. /R.
V./ Él levanta del polvo al
desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria. /R.
EVANGELIO (Lucas 1, 46-56)
De Lucas escucharemos el
Magníficat, canto de confianza plena en el Señor y de esperanza absoluta en su
obrar, porque siempre ha actuado en favor de sus pequeños. Por eso, la
‘pequeña’, la ‘sierva’ del Señor, se goza y alegra; lo que el Ángel le ha dicho
es cierto. María lo ha visto en Ella y también en Isabel. Ojalá que nuestros
corazones sigan el ejemplo que María nos da y también nos dediquemos a glorificar
el Nombre santo de Dios con palabras y acciones.
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas
María dijo: “Mi alma canta la grandeza
del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él
miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones
me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre
es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre
aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios
de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había
prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”.
Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oramos por la Iglesia, portadora del
mensaje de Salvación, para que, adaptándose a las necesidades de nuestros
tiempos, actúe cada vez más según tu Santo Espíritu. Roguemos al Señor.
2. Oramos por las personas que intuyen a Dios pero que
se revelan ante lo establecido. Que esa intuición afine sus sentidos físicos y
espirituales para llenarse de tu Misericordia y vivir en ella. Roguemos al Señor.
3. Oramos por quienes tratan de desviar
nuestra fe en el Dios-con-nosotros presentándonos un ‘Espíritu de la Navidad’,
creencia que viene del paganismo y que la Nueva Era ha traído hasta nosotros. Roguemos al Señor.
4.
Oramos por nuestros gobernantes. Suplicamos tu misericordiosa manifestación
sobre ellos para que, conforme a tu Voluntad, Señor, dirijan sus naciones al
desarrollo material y espiritual de los ciudadanos, llenos de fe y obediencia a
ti. Roguemos al Señor.
5. Que con Isabel podamos asombrarnos de
la cercanía de Dios a nuestras vidas y descubrir a la Madre, Modelo de los
creyentes, que nos entrega a su Hijo dondequiera que nos encontremos. Roguemos al Señor.
6. Con María, Señor, haz nuestros
corazones sencillos y humildes para poder sentir tu Presencia en medio de las
dificultades que atravesamos. Roguemos
al Señor.
7. Suplicamos el eterno descanso para
nuestros difuntos y te damos gracias por el día en que nos encontremos con tu
amor eterno. Roguemos al Señor.
8. Suplicamos tu Misericordia sobre los
organizadores de esta Eucaristía; te entregamos sus necesidades y las de los
suyos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
LUCES
Pues en Jesús encontramos la Luz.
FLORES
(DE NAVIDAD)
Por cuanto la vida florece en la entrega
de nuestros pequeños y grandes esfuerzos.
DEVOCIONES
(Rosario, imágenes de la Virgen o algún santo)
Pues la santidad nos refiere a Ti,
Señor, queremos adorarte con un corazón mariano.
ÁRBOL
DE NAVIDAD
Que, erguida nuestra fe en constante
renovación y crecimiento, pero en humildad y misericordia, todos puedan verla y
hacerse ‘bosque’ con nuestras voces unidas que te alaben.
ALIMENTOS
Porque nos ofrecemos a ayudarte a darles
de comer a nuestros hermanos más necesitados.
COLECTA
Nuestra colaboración para construir y
sostener tu Iglesia ha de ser espiritual y material. Conscientes de eso
entregamos nuestro aporte.
EL
ALIMENTO: CÁLIZ Y VINAJERAS
Como siempre, también cuentas con
nosotros para hacerte presente sobre el altar. Al agradecerte por cada
sacerdote que consagra el PAN y el VINO, te suplicamos los bendigas.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús Niño, Rey nuestro, que no
menospreciaste nuestra condición de pecadores para emprender la acción
salvadora que nos concede el perdón y nos hace hijos de Dios y hermanos tuyos,
bendícenos, te rogamos, con la abundancia de tu Misericordia y anímanos a permanecer
fieles a Ti y a lo que nos has enseñado. Amén.
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