IV Domingo de Adviento, 18 de diciembre de 2016




MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos! Pedimos al Dios-con-nosotros nos llene a todos de una gran alegría en esta Eucaristía del Cuarto Domingo de Adviento.
El momento nos habla de la inminente llegada del Niño que uniría en sí mismo la familia de David y su condición de Hijo de Dios. Hablamos del Emmanuel, el que desde antiguo fue prometido, que se establece por obra del Espíritu Santo en las entrañas de una Virgen, María. Se trata de Dios, abajado a nuestra humanidad, dignificándola y salvándola. Sobran, pues las razones para disponernos a renacer, a ser personas con un enfoque y una razón de ser novedosos: Dios está con nosotros porque nos ama y nos trae su Paz.

LA CORONA DE ADVIENTO
Nos hemos estado preparando para recibir a Jesús en nuestros corazones. El que, históricamente, nació en un portal en Belén, quiere hacerse presente en nuestros corazones. Al llegar a la cuarta y última semana del Adviento, encenderemos la blanca, la "Vela del Amor", que nos recuerda el inmenso amor de Dios por nosotros.

BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
IV Domingo de Adviento
La Virgen ha concebido nuestra Salvación
Nuestra Misión: que todos se vuelvan a la fe
José, ejemplo de obediencia a Dios
Jesús es el Dios con nosotros

PENITENCIAL
1. Nos justificamos ante Dios, desestimando que el Señor conoce las intenciones reales de nuestros corazones. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque pensamos que la fe es solo para los consagrados y vivimos al margen de la gracia recibida en el bautismo. ¡Señor, ten piedad!
3. Porque no escuchamos a Dios, que nos guía en medio de nuestras situaciones de vida. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El profeta Isaías nos presenta la promesa del nacimiento de un Niño que será el signo de la esperanza de toda una nación. Nacerá de una joven virgen y será llamado Emanuel, el ‘Dios-con-nosotros’. Sabemos que se trata de Jesús.
SALMO.- El Dios del universo es nuestro Rey y Señor; por lo tanto, merece nuestra alabanza. Siendo Dios, Jesús es el Hombre de manos inocentes y puro corazón que jamás torció ni abandonó su camino ni su misión. A  Él alabaremos con el Salmo 23, pues es ‘el Señor de la Gloria’.
SEGUNDA.- Escucharemos el comienzo de la Carta a los Romanos. Para el apóstol san Pablo Jesús es el Salvador, el Mesías prometido que, por una parte, proviene del linaje de David como persona humana, pero que, por la otra, es Hijo de Dios según lo demuestra su gloriosa Resurrección.
EVANGELIO.-  Para Dios nada es imposible. El Evangelio de Mateo nos presenta -en un hecho duro de la vida de José- cuál es la naturaleza del Hijo que espera María. Y nos refiere a la promesa del Enmanuel, el Dios-con- nosotros que, en José –su padre adomptivo-se hace hijo de David.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. San José es patrón de la Iglesia. Para que la Iglesia sea como José: confiada en la Palabra de Dios y valiente protectora de Jesús. Roguemos al Señor.
2. María es Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Para que sepamos imitar a María en su obediencia, paz, sencillez, amor, valentía y generosidad hacia Jesús que viene en el Belén de nuestros corazones. Roguemos al Señor.
3. María y José fueron obedientes a la voluntad de Dios. Por los misioneros y sacerdotes de todo el mundo, para que sean abundantemente bendecidos y fortalecidos en su decisión de seguir a Cristo, servir a su Iglesia y entregar al mundo ese ministerio que les ha sido encomendado. Para que haya un florecimiento de santas y perdurables vocaciones a la vida consagrada. Roguemos al Señor.
4. José y María pasaron por dificultades e incomprensiones. Para que quienes siguen al Señor de manera radical -como los sacerdotes y laicos comprometidos- tengan el valor de escuchar a Dios para disipar las dudas y sombras que el mundo les presenta constantemente. Roguemos al Señor.
5. Navidad es gloria de Dios y paz para la humanidad. Para que el Pueblo de Dios se sienta cada vez más realmente llamado a dar gloria a Dios con sus vidas y construir la paz con cada gesto. Roguemos al Señor.
6. En torno a Jesús se reunieron los pobres y sencillos, los sabios y poderosos. Para que entendamos que la unidad de los pueblos no se construye con palabras bonitas sino haciendo aquello que la establece y fortalece en nuestro día a día: aceptándonos y respetándonos unos a otros, fomentando la justicia. Roguemos al Señor.
7. Jesús fue acostado en un pesebre. Para que nuestros corazones estén listos para la llegada del Niño Jesús y, así, nos encuentre llenos de amor, bondad y esperanza. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1.   José, el hombre justo; María, la humilde esclava del Señor… Estas imágenes las ofrendamos con la decisión de dejar que estos dos personajes de tanta relevancia se graben en nuestros corazones.
2.    Ofrendamos el pan y el vino, Señor, seguros de que Tú mismo te harás presente en estas especies y que, muy pronto, estaremos unidos a Ti, Señor nuestro.

ACCIÓN DE GRACIAS

Señor, a Ti que eres nuestra alegría, te damos gracias por acompañarnos en este Adviento. Aquí dejamos nuestros corazones, para alabarte y agradecerte que estés siempre con nosotros.

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