XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Misa de jóvenes, 16 de octubre de 2016

MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenas tardes para todos! Queremos que se sientan
como en casa, porque ésta es la casa del Señor y celebraremos una Gran Fiesta: La
Fiesta del amor que se entrega y nos capacita para vivir en el amor. Por lo
tanto, debe transformarnos para que seamos mejores personas en la casa, en el
barrio, donde estudiamos o pasamos muchos ratos.
Les recordamos que estamos en el XXIX Domingo Ordinario,
cuando se nos invita a experimentar una confianza creciente en Dios, y a
esforzarnos por llevar justicia y comprensión para las personas con quienes
compartiremos al salir del templo.
La clave del éxito está dada por la oración, que ha de
ser insistente y a nivel personal y comunitario. Si bien es cierto que no
estamos errados cuando pedimos a otros que oren por nuestras situaciones
particulares, también lo es que nosotros tenemos de hacerlo. Orar con confianza
plena en que Dios está dispuesto a darnos todo lo que convenga a nuestra
salvación, a nuestra verdadera felicidad.
PENITENCIAL
1.- Porque creemos, Señor, que solos podemos; que no necesitamos ayuda
de nadie, ni siquiera de Ti. ¡Señor, ten piedad!
2.- Porque somos capaces de hacer y contar chistes sobre
Dios pero no lo somos de llevar la Palabra a nuestro entorno y ayudar a la fe
de otros. ¡Cristo, ten piedad!
3.- Porque pedimos a otros que recen por nosotros y rara
vez nos disponemos a ‘hablar con el Amigo’; esperamos que la oración sea magia
o moneda para comprar favores a Dios. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
Escucharemos, primeramente, la lectura del libro del Éxodo. En este fragmento
se describe lo que sucedía cuando Moisés rezaba al Señor: ¡pues, que Dios le
escuchaba! Porque quien busca a Dios en sus dificultades y peligros siempre
encuentra su respuesta, ya que el Señor siempre, siempre, está con nosotros, en
respeto, pero bien dispuesto para actuar. Y, mejor si pedimos a otros que ‘nos den una mano’.
SALMO.- Los
Salmos nos sirven para orar. El Salmo 120, utilizado para las peregrinaciones,
unía en un solo clamor al peregrino y al que se quedaba, pues ambos sabían que
Dios siempre les escuchaba y que constantemente estaba pendiente de ellos.
¡Esto sigue siendo así!¡Él está pendiente de nosotros!
SEGUNDA.-
San Pablo –mayor y próximo a la muerte- sigue aconsejando al joven Timoteo en
la segunda Carta que le dirige. Lo invita a ser fiel a la fe recibida como
única manera de llevarla a otros y ayudarlos a ser felices. ¡Porque todos
podemos emplear la Palabra de nuestra Salvación!
EVANGELIO.-
Cuenta el Señor Jesús en el Evangelio de san Lucas sobre aquel juez que se
decide tardíamente a dictar una justa sentencia a una viuda no por hacer algo
en atención a la verdad sino para evitarse un mal momento. Por eso Jesús nos
alerta a la oración perseverante, siempre de muy buenos resultados.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.- ¡Somos la Iglesia! Para que oremos más y con fe por
nosotros y por todos los que lo necesiten. Roguemos
al Señor.
2. ¡La Voluntad de Dios es perfecta! Para que aprendamos
a pedir la Voluntad de Dios en nuestras vidas. Roguemos al Señor.
3. Cuando hay luz podemos hacerlo todo mejor y más
eficientemente. Para que la Luz de Dios ilumine a quienes gobiernan. Roguemos al Señor.
4. Ser joven es tener poder. Para que descubramos el
poder de la oración confiada, sencilla y persistente. Roguemos al Señor.
5. Para que ayudemos con gusto a los enfermos, solitarios
y tristes, atribulados o confundidos, y los que necesitan trabajo, vivienda o
libertad: que todos sientan la fuerza de la oración y se animen ellos mismos a
hacerlo. Roguemos al Señor.
6. Por nosotros, que comenzamos la Catequesis
–catequistas, catequizandos y familiares-, para que aprovechemos este tiempo de
Gracia para intimar con el Señor Jesús y nos animemos a hacerlo viral. Roguemos al Señor.
7. Por quienes confían sus situaciones a María en la
devoción del santo Rosario, para que recuerden hacerlo insistentemente y
confiando en que María rogará al Señor
por lo que le entregamos. Roguemos
al Señor.
8. Aunque ya no están con nosotros, sabemos que están
vivos. Oremos por todos los difuntos para que se cumpla en ellos la promesa del
premio a sus afanes por vivir en el amor. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
En
la oración descubrimos tu Presencia, Señor, y fortalecemos nuestra confianza en
Ti. ¡Tú eres el que es!
1.
Señor, Tú eres llama que enciende el
mundo con tu amor y tu Presencia. (Un
joven y su catequista portando una antorcha)
2.
Señor, Tú eres la Palabra del Padre que se
nos comunica en palabras y obras. (Abuelo/a
porta la Palabra, la cual entrega a su hijo/a y la entrega a un/a joven, sosteniéndola todos)
3.
Señor, Tú eres esfuerzo, sacrificio y entrega
que produce frutos de Vida Eterna. (Familia
portando el cáliz y las vinajeras)
ORACIÓN
FINAL
Padre Bueno, que siempre nos escuchas y estás dispuesto
para atendernos, danos una fe cada vez más firme que, nutrida en tu Palabra y
en el Alimento Eucarístico, produzca vida en torno nuestro. Amén.
Los Salmos nos sirven para orar. El Salmo 120, utilizado para las peregrinaciones, unía en un solo clamor al peregrino y al que se quedaba, pues ambos sabían que Dios siempre les escuchaba y que constantemente estaba pendiente de ellos. ¡Esto sigue siendo así!¡Él está pendiente de nosotros!Mas
ResponderBorrar