XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, 11 de septiembre de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días tengamos todas y todos! Hoy vamos a comenzar este encuentro entre hermanos
y hermanos revisando nuestra actitud hacia los demás con un saludo de
bienvenida, el cual podrá expresar nuestra actitud de acogida, que sirve para ayudarnos
y levantarnos unos a otros,; porque Dios es siempre oportunidad de encuentro de
amor.
Nuestro Señor quiere que entendamos una cosa:
Dios es nuestro Padre. A Dios lo solemos hacer según nuestras ideas y medidas:
Padre de una sola postura, fuerte y hasta violento, que poco escucha a los
pequeños, que siempre hace su voluntad aunque nos haga sufrir…
Pero,
hoy san Lucas nos presentará la auténtica imagen de Dios Padre: amoroso, tierno, siempre presente, dispuesto a todo con
tal de salvarnos; el que siempre está alerta para perdonarnos porque es fiel y
nos ama sin medida. En medio de las situaciones que se hayan podido presentar
durante la semana seguro que hemos
necesitado ser perdonados y perdonar gestos, actitudes y omisiones en nuestro prójimo.
¿Seremos capaces hasta de perdonar nuestros propios errores?
PENITENCIAL
1.
Porque olvidamos interceder por quienes se han equivocado sino que, por el
contrario, detallamos su falta, para quedar bien con el agraviado. ¡Señor, ten piedad!
2.
Porque siempre esperamos el perdón de Dios pero no siempre estamos dispuestos a
perdonar a quien nos ha causado dolor. ¡Cristo,
ten piedad!
3.
Desechamos y despreciamos a quienes se equivocan como si fueran objetos
inútiles, como si nosotros mismos no nos equivocáramos también. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- El
mismo pueblo salvado por Dios lo ha abandonado para adorar a un becerro de oro.
En la primera lectura, del Libro del Éxodo, se relatará la conversación entre
dos amigos -Dios y Moisés- sobre las infidelidades del pueblo judío. Este
último logrará el perdón de Dios, quien le dará una nueva oportunidad para
seguir siendo el pueblo elegido. ¡Es
que el Señor está dispuesto siempre a perdonarnos!
SALMO.- El
salmo 50 -el Miserere- es considerado un himno penitencial. Sin embargo,
termina con la enorme alegría de saber que Dios nos ha perdonado. Considerado
hasta el Concilio Vaticano II como un salmo triste, hoy nos entrega un mensaje
de alegría y de esperanza.
SEGUNDA.-
Manteniendo el tema del Dios que perdona nuestras faltas, nos encontraremos con
san Pablo, enorme ejemplo de la misericordia divina al convertirse de
perseguidor de la Iglesia en uno de sus más importantes propagadores. Esta gran
enseñanza la escucharemos del comienzo de su Carta a Timoteo. Alabemos y
agradezcamos con él la grandeza y el amor de Dios, que siempre quiere perdonarnos.
EVANGELIO.- Un
poco largo, escucharemos un fragmento del Evangelio de San Lucas. Se trata de
tres parábolas en torno a la misericordia de Dios: la oveja perdida, la moneda
perdida y el Hijo Pródigo. Dios Padre, que es todo bondad, ternura y amor sin
límites hacia nosotros -sus amadas criaturas- jamás se rinde en buscar a los
pecadores; nunca nos abandona y siempre nos acoge con alegría.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Por la Iglesia. Para que sea expresión de apertura, entrega y donación total,
signo de reconciliación y de paz dondequiera que se haga presente la Palabra de
nuestra Salvación. Roguemos al Señor.
2.
Por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes; para que sepan vivir y
transmitir el Evangelio al ritmo del amor de Dios. Para que cada bautizado se
reconozca como ministro del amor de Dios. Roguemos
al Señor.
3.
Por quienes han perdido su fe guiados por publicaciones engañosas que les han
conducido al ateísmo; muy especialmente por los niños cuyos padres no los
acompañan en sus exploraciones en la Web. Roguemos
al Señor.
4.
Para que niños y jóvenes vivan el nuevo curso escolar como una oportunidad para
actuar responsablemente, descubriendo relaciones y datos importantes para la
vida y disfrutando en su superación personal y en los éxitos académicos desde
el comienzo del mismo. Roguemos al
Señor.
5.
Por todos los enfermos y por quienes les cuidan; por quienes no viven en
libertad física o espiritual; por las familias con algún miembro herido por la
sociedad. Roguemos al Señor.
6.
Son los padres quienes deben enseñar los valores de la vida. Para que el perdón
que se entrega y se recibe sea tenido como muestra del amor entre los miembros
de cada grupo familiar, actitud que se practique y comunique a la sociedad
toda. Roguemos al Señor.
7.
Por la catequesis parroquial que pronto comenzará, para que todos la vivamos como
fortaleza en sus participantes y como reavivamiento para toda la comunidad. Roguemos al Señor.
8.
Por todos los difuntos que necesitan nuestras oraciones. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Entregamos al Señor la acción de gracias por nuestro ministerio bautismal. Por eso, presentamos estos signos bautismales
(luz, agua, paño blanco) como deseo de vivir el bautismo al estilo de Jesús: viviendo en el amor.
2.
Aunque cada día te haces presente en el mundo y, también, sobre este altar, a
través de la Eucaristía, tratamos de ocultarnos a tu Presencia y nos privamos
de ese abrazo de reencuentro contigo,
Señor. Te entregamos nuestros brazos abiertos, pues estamos dispuestos para
Ti, Señor, y para cada hermano o hermana. Al hacerlo, invitamos a todas y todos
a hacerlo también
3.
Te ofrecemos el Pan y el Vino en la seguridad de que Tú nos los devolverás como
Cuerpo y Sangre de tu Hijo, Señor, expresión magnífica de tu amor.
ORACIÓN FINAL
Padre
Bueno, que nos cuidas con esmerada Misericordia, enséñanos a perdonar para poder
ser misericordiosos como Tú quieres que lo seamos; y que se sienta nuestra conversión,
Señor. Amén.
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