XXIII Domingo del Tiempo Ordinario 4 de septiembre de 2016



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más cordial bienvenida a la Eucaristía del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario, día de invitaciones y exigencias para ser discípulas y discípulos de Jesucristo, para ser sus amigas y amigos.
Y, por cuanto no hay decisión sencilla o intrascendente, debemos pensarlo muy bien. Al Señor no le gustan las medias tintas. Hemos sido liberados por el Señor. La Cruz ha sido causa de nuestra liberación ante toda atadura humana. De Dios venimos y Él constituye nuestro más auténtico y profundo anhelo. Por eso, todo lo que vivamos debe pasar por Cristo, su Cruz, su entrega, su amor.
Alegrémonos en el Señor y preparémonos para acompañarle en el camino de la vida durante los siguientes días.

 PENITENCIAL
1. Porque nos gusta iluminar nuestro caminar con lo absolutamente humano y dejamos de lado lo que Dios nos propone. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque nos gusta mandar y dirigir, llegando a creer que las personas son objetos de nuestra propiedad y deben hacer todo cuanto queramos. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque nos acomodamos al Jesús bonito y estilizado que nos presentan muchas imágenes, olvidando que el Cristo real sufrió inmensamente y que es a Él a quien debemos seguir. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Comenzaremos con la lectura del Libro de la Sabiduría. El ser humano, lleno de cualidades y capacidades, no podría comprender los planes de Dios y su Voluntad a menos que el mismo Altísimo le ilumine con su  Santo Espíritu.  Solo entonces se podrá distinguir con verdadera sabiduría lo que conviene.
SALMO.- Al estilo de Moisés, oraremos con el salmo 89. El ser humano comienza a descubrir que Dios es grandeza inconmensurable mientras que, nosotros, somos débiles y necesitamos, por lo tanto, de su Misericordia infinita para llevar a feliz término cualquier propósito.
SEGUNDA.- De la muy breve Carta de san Pablo a Filemón, escucharemos un fragmento lleno de finura humana. En efecto, el Apóstol san Pablo recomienda a su amigo Filemón, que reciba a Onésimo -quien había sido su esclavo y que regresaba a él después de haber huido- y que lo trate con el afecto y el respeto que lo recibiría a él mismo. Porque no podemos ser amos de alguien si seguimos de verdad a Cristo.
EVANGELIO.- San Lucas nos presenta las condiciones que deben caracterizar nuestro seguimiento a Cristo, quien debe estar de primero en nuestra lista de prioridades. No puede ser un añadido –por si algo falla- sino que hay que seguirlo, con Cruz y todo, resueltamente. Porque no es verdadero cristiano quien toma en cuenta al Señor solo en las dificultades o los días de ir a misa. Hay que vivir la Cruz cada día y recibir y entregar sus bendiciones.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. La gran riqueza de la Iglesia ha de ser la sabiduría que viene del Espíritu de Dios. Que sepamos pedir y recibir ese don para ponerlo al servicio de la humanidad. Roguemos al Señor.
2. Por quienes se disponen a vivir la acción divina con corazón sincero; por quienes creen que el mundo les puede dar la verdad absoluta y prescinden de Dios. Roguemos al Señor.  
3. Muchas personas tratan de cargar diversas cruces en su vida y solo logran arrastrarlas. Para que descubran la Luz de Cristo que les muestre el camino a seguir, abrazados de sus cruces. Para que encuentren, además, ayuda de su prójimo. Roguemos al Señor.
4. Para que descubramos a tiempo la maldición que representan ciertas decisiones que podamos tomar y, sabiéndonos débiles y necesitados, nos esforcemos por corregir a tiempo, siempre tomados de la mano de Dios y de los hermanos. Roguemos al Señor.
5. Por los enfermos de mente, cuerpo o espíritu. Por los que viven esclavitudes. Por quienes no tienen libertad física, espiritual o moral. Por quienes actúan en contra de sus comunidades. Roguemos al Señor.
6.  Por todos los niños, niñas y adolescentes que rechazan a Dios porque leen páginas de ateos en Internet. Por sus padres y representantes, para que accedan a esta realidad y busquen restablecerlos. Roguemos al Señor.
7. Por quienes viven el sueño eterno. Por sus familiares y amigos. Para que todos reciban la paz que el Señor concede. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
Luz, sabiduría, Cruz, entrega, amor: leyes para una existencia que produce frutos de vida, como la de Aquel que se ofrendó al Padre por nosotros y como ocurrirá con el pan y el vino que se transformarán en Pan de Vida y Cáliz de Salvación para nuestra salud.

ORACIÓN FINAL

Padre Bueno, que te dispones siempre a favor de tus pequeños, haz que no perdamos el impulso que el Alimento Eucarístico nos ha concedido en este día para que podamos ser testimonio de tu Misericordia dondequiera que nos encontremos. Amén.

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