Domingo XXI del Tiempo Ordinario, 21 de agosto de 2016



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos! Les damos una muy cordial bienvenida: nos alegra que estén aquí, con nosotros, en el Banquete del Señor. Este es el XXI Domingo del Tiempo Ordinario. ¿Por qué no expresamos a quienes tenemos cerca esta alegría por su presencia aquí? (…)
Cuando hacemos un viaje necesitamos tener idea de cuál ruta tomaremos, qué necesitaremos para el camino, cuánto tardaremos o quién nos esperará. Así también ocurre con nuestra vida de fe. El Señor nos ha dado la Salvación, pero hay un recorrido que hacer. Pero el recorrido trae instrucciones: debemos escoger el camino angosto; camino de sacrificio y de esfuerzo, camino de solidaridad y entrega, camino de servicio y misericordia, de humildad y amor. ¡Es por ahí por donde debemos andar!
Que este tiempo vacacional, de menos esfuerzo, no nos impida acercarnos al estilo de vida de Jesús.

PENITENCIAL
1. Nos cuesta aceptar y anunciar que el Señor es nuestro Dios y que su sacrificio nos vale la Salvación. Ocultamos nuestra fe. ¡Señor, ten piedad!
2. Nos peleamos con Dios, a quien culpamos de nuestras situaciones dolorosas, olvidando que nuestras decisiones tienen consecuencias. ¡Cristo, ten piedad!
3. Somos cómodos y pensamos que, porque somos católicos y creemos en Dios y la Virgen, podemos hacer lo que sea. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura es del profeta Isaías. Esta profecía vislumbra el día en que todas las naciones, todos los pueblos, toda la gente podría conocer el mensaje de la Salvación. La gloria de Dios, manifestada en la señal del Madero, ya se nos reveló y nos dio la Salvación. Nos corresponde a nosotros, pues, anunciar la novedad del Evangelio a todas y todos.
SALMO.- Misericordia y fidelidad son las características de Dios. Ante su grandeza, nos corresponde alabar y aclamar. Esto lo plantea el salmo  más breve del salterio -formado por dos versos-, el 116, muy en sintonía con la lectura anterior. Con san Marcos responderemos en torno a nuestra misión: ir y proclamar la Buena Nueva.
 SEGUNDA.- Para permanecer firmes en las pruebas o situaciones duras de la vida hemos de verlas como una corrección de nuestro Padre Dios; así lo expresa san Pablo en su Carta a los Hebreos. Ante la equivocación, corrijamos el camino, en actitud humilde y confiando en que, más allá de todo eso, está Dios, cuidando de los suyos porque los ama y aprovechándolo todo para endeñarnos.
EVANGELIO.- Se proclamará, seguidamente, el Evangelio de Lucas. Investigar sobre cuántos se salvarán o confirmar la manera de hacerlo, son dos posiciones diferentes ante el mismo asunto. Tal vez la primera nos lleve a criticar y calcular cantidades, como si se tratara de adivinar. La segunda, en cambio, nos debe conducir a comprender que hay algo que hacer para lograr la Salvación: entrar por la puerta angosta, aquella que nos anima a sacrificarnos, a servir, a amar al estilo de Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oremos por todos los bautizados y bautizadas, especialmente por aquellos que se han alejado de la Iglesia. ¡Que muchas bendiciones nos acompañen. Oremos.
2. Oremos, además,  por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes, religiosos y diáconos. Para que trabajen incesantemente por la unidad de esta y todas las Iglesias. Oremos.
3. Hay muchos niños y niñas que ya no creen en Dios porque frecuentan páginas de ateos en  Internet. Que nuestras oraciones y nuestro ejemplo de vida cristiana los ayuden a volverse a Ti, Señor, con una fe sanada y enriquecida. Oremos.
4. Por los animadores pastorales, miembros de grupos y allegados a la Iglesia, para que su ejemplo de vida y de servicio evangelice a todos. Oremos.
5. Oremos por nuestro país y por los que estén atravesando situaciones difíciles a cualquier nivel. Que se vuelvan a ti, Señor, y salgan adelante en unidad y progreso verdaderos. Oremos.
6. Oremos por quienes viven para divertirse hasta las últimas consecuencias. Que comprendan que una vida se equilibra con trabajo, servicio, disfrute y Dios. Oremos.
7. Oremos por todos los difuntos y por quienes les lloran sin consolarse. Oremos.

OFERTORIO
A veces el caminar de fe se vuelve dificultoso y nos produce temor seguir adelante. A veces nos sentimos tan felices que llegamos a prescindir de Ti. Señor, al traer hasta tu altar estas ofrendas del pan y el vino queremos invitarte a caminar junto a nosotros, porque nuestra vida es tuya y solo tu Presencia puede transformarla. ¡Gracias, Jesús!

ORACIÓN FINAL

Gracias, Señor, porque eres el camino que conduce al Padre, porque nos has alimentado, nos has renovado y fortalecido. Gracias, Padre, por Jesús, ejemplo y fortaleza nuestra, amor que produce amor. Amén.

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