Domingo XX del Tiempo Ordinario, 14 de agosto de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días a todos los hermanos y hermanas! Seamos nosotros mismos quienes demos
la bienvenida a quienes están cerca de nosotros, como hermanos que se aman.
Hemos
llegado al XX Domingo del Tiempo Ordinario, día en que –como veremos- la verdad
tiene peso. Porque no puede haber paz sin justicia, ni justicia sin verdad.
Pero, ciertamente, cuando nuestros corazones estén encendidos en el fuego del
Espíritu, sí que estaremos dispuestos a todo con tal de agradar a Cristo,
Nuestro Señor. Y es que no siempre resulta sencillo andar en la verdad, como lo
comprobaremos en las diferentes lecturas de este día.
Profetas
y mártires nos recuerdan que existen dificultades que deberán afrontar quienes
quieran seguir al Señor con corazón sincero. Él nos ayude a vivir nuestra fe
con empuje y misericordia.
PENITENCIAL
1.
Mentimos por muchas razones, y hasta con naturalidad. Olvidamos andar en verdad
y tener paz. ¡Señor, ten piedad!
2.
Somos cristianos para los buenos tiempos; cuando llega el dolor nos apartamos
de Cristo y seguimos cualquier tendencia que nos parezca útil. ¡Cristo, ten piedad!
3.
Nos gusta la teoría cristiana mientras no atente contra nuestra seguridad,
tranquilidad y comodidad. Buscamos la paz gratuita, sin esfuerzos. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Decir
la verdad puede causarnos problemas, sobre todo si a los poderosos no les gusta
escucharla. El profeta Jeremías es destinado a morir por decir la verdad de parte de Dios al pueblo. Ante
su inminente muerte de hambre dentro de un pozo, un humilde servidor del rey
abogará por el profeta, quien logra ser rescatado y protegido. Esta es la
acción de dos hombres justos, que andan en la verdad.
SALMO.-
El Salmo 39 nos lleva a orar en plena confianza y gratitud al Señor, dador de
todo bien, a quien llamamos en nuestras necesidades y por quien podemos decir:
¿qué importa ser pobre si conmigo está el Señor Dios todopoderoso, que me ama y
auxilia constantemente? De ahí que estemos llamados a dar testimonio de su
Misericordia para con nosotros y para todos los que le invoquen sinceramente.
SEGUNDA.- Ante
el mundo, el creyente ha de ser testigo de la grandeza de la entrega del Señor
por nosotros. La segunda lectura de hoy, tomada de la Carta a los Hebreos, nos invita
a despojarnos del pecado -haciendo lo que en justicia debemos hacer- y fijar la
mirada en quien ha de ser el modelo para nuestras vidas, Jesucristo. Se
requiere, pues, una fe firme, sobre todo cuando haya dificultades.
EVANGELIO.- Andar
en verdad nos ubica, muchas veces, en camino de cruz. Nos encontraremos con un
Jesús que es signo de contradicción en el Evangelio de san Lucas que se proclamará.
Hay mucho que dejar atrás si queremos seguir el camino de Jesús. Hay mucho que
tensar y contradecir en nosotros y en los demás para poder disfrutar de la paz
que anhelamos. Para esto hemos de disponernos adecuadamente.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Oremos por la Iglesia. Que la mentira y la complacencia que se instalan para
darnos una aparente paz no sean parte de ella. Que sea valiente y lleve a todos la Buena Nueva
de la Salvación. Roguemos al Señor.
2.
Por todos los que son perseguidos por su fe. Por tantos cristianos que son
perseguidos en diferentes lugares de la tierra. Por los que son testigos de las
persecuciones sufridas por otros, para que perseveren. Roguemos al Señor.
3.
Oremos por los niños y jóvenes que se
han alejado de la fe. Que pierdan el gusto por frecuentar páginas de ateos y
descubran tu Mensaje de amor, Jesús. Roguemos
al Señor.
4.
Por nuestro país y todos los países del mundo, para que, buscando
justicia, paz y respeto a la dignidad humana de todos, logren progresar
sanamente. Roguemos
al Señor.
5.
Oremos por nosotros para que se sensibilicen nuestros corazones para
reconocerte y ayudarte en los más necesitados. Roguemos al Señor.
6.
Por quienes tienen capacidades manuales específicas para ayudar al
mantenimiento de nuestro templo parroquial. Para que vuelvan sus ojos y se
dispongan a dar sus aportes particulares en busca de un bien para toda la
comunidad.
Roguemos al Señor.
7.
Oremos por todos los difuntos para que disfruten de la Presencia plena del
Resucitado. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Muchas veces andamos debilitados y desanimados por los problemas vividos.
Entonces dejamos de recibir el Pan Celestial porque nos hemos convencido de no
ser dignos de recibirlo. Te entregamos nuestra memoria recordando que ‘una
Palabra tuya bastará para sanar nuestras almas. ¡Queremos unirnos a Ti, Jesús! ¡Queremos
recibirte! Creemos que estarás presente en el pan y el vino que ahora traemos
hasta el altar. ¡Te necesitamos, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre
Bueno, que en tu amado Hijo nos anticipas el cielo prometido, ayúdanos a
entregarte a todos con la palabra y la acción, para que seas amado y conocido
por todos. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario