Moniciones misa de grado, 20 de julio de 2016
¡Muy
buenas noches, hermanos y hermanas! Sintámonos bienvenidas y bienvenidos a esta
Celebración con la que un grupo de XXXXXX estudiantes de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX queremos agradecer a Dios -como tantas veces lo
hemos hecho- su Presencia misericordiosa con que nos ha acompañado en cada
momento de nuestras vidas. Por lo demás, sabemos que su auxilio se hará
presente en nuestro desempeño profesional
-a nivel de grado o de especialización- en diversas carreras, a saber: XXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXX,XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX.
Sea
propicia la ocasión para agradecer a tantos familiares y amigos que
constituyeron impulso para que pudiéramos llegar hasta aquí, sosteniendo
nuestra decisión y empeño personales. ¡El Dios de la infinita Misericordia los
bendiga!
Sin
importar cuánto nos cueste lograr un éxito en la vida o cuántas dificultades
hayamos tenido que enfrentar hasta el día de hoy, debemos entender que somos
criaturas llamadas a la existencia con un propósito bien definido: hemos de dar
frutos buenos para Dios, estando conscientes de que Él intervendrá -siempre que
lo necesitemos y lo busquemos- en medio de cualquier situación, por lo cual la
alabanza y la gratitud deben relacionarnos con su bondad.
¡Con
gozo, demos la bienvenida a los Graduandos!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA: Nuestro
ser no surge de manera espontánea, sino que cada persona existe porque ha sido
llamada a la vida. Cuando descubrimos que es Dios quien primeramente nos llama
para ser instrumentos de su amor, nuestra vida cobra mayor sentido. Así como le
ocurrió al profeta Jeremías, lectura de
cuyo libro iniciamos hoy.
SALMO: Persona de fe, el salmista se moverá entre la
alabanza y la súplica sin dejar de lado la acción de gracias. Reconoce que Dios
interviene de manera portentosa, constantemente, a lo largo de toda su vida. Seguidamente
oraremos con el Salmo 70; se trata de un anciano que sufre tal vez la soledad,
el abandono o la debilidad y limitación física. Pero mantiene su confianza en
su Señor.
EVANGELIO: Jesús es, con toda razón, ‘el Maestro’, porque su manera
de enseñar trasciende hasta nuestras propias limitaciones. Dios se nos da
abundante y gratuitamente; al hacerlo, espera que demos los mejores frutos.
Lamentablemente, las circunstancias de nuestra vida nos pueden entorpecer al
momento de lograrlo. Nuestro gran esfuerzo: que nuestro corazón sea como tierra
buena para acoger la Palabra y dar frutos de vida. ¡Hemos de ser perseverantes!
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