Moniciones Misa de Grado, 21 de junio de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA

Parece
momento oportuno para reconocer que nuestra decisión y empeño personales han
apuntalado este logro de vida; sin embargo, también corresponde agradecer a
tantos familiares y amigos que han constituido estímulo para que pudiéramos llegar
hasta aquí. ¡Y todo lo ha permitido Dios por su infinita Misericordia!
La
Palabra de Dios en este día nos animará a construir el Reino de Dios dándole a
cada cosa y a cada persona su valor real. Primeramente Dios, en quien siempre
deberemos confiar –sin importar cuán difícil parezca la situación. Seguidamente
nosotros mismos y, al mismo nivel, las demás personas, porque merecen el mismo
trato que nosotros.
¡Con
gozo, demos la bienvenida a los Graduandos!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA: Escucharemos
un relato tomado del Segundo Libro de los Reyes. El extraordinario poder de
Dios se hará sentir en lo ocurrido al rey Ezequías cuando fue amenazado por el poderoso
rey asirio Senaquerib, ante cuya arrogancia Ezequías se acoge al poder absoluto
de Dios, a quien clama con absoluta confianza. Entonces ocurre la portentosa
intervención divina y el invasor se debe regresar sin intentar siquiera lograr
su propósito.
SALMO: Oraremos con el salmo 47, donde resaltan la fe y la
confianza en el poder y la Misericordia de Dios, presente en su templo y en
medio de los suyos. Descubramos, al orar con este salmo, la destacada razón por
la cual Dios interviene ante los peligros que podían amenazar a la Ciudad santa:
no es otro que su gran amor para con su Pueblo. Recordemos que la Iglesia es el
Pueblo de Dios.
EVANGELIO: ¿Hemos
pensado cómo es nuestro trato para con las demás personas? El evangelista san
Mateo nos entrega la llamada ‘regla de oro’ según la cual hemos de tratar a los
demás tal y como quisiéramos ser tratados. Y esto no siempre es fácil, pues su
aplicación nos puede llevar a atravesar una ‘puerta angosta’ que, sin embargo,
nos causará felicidad real. Su aplicación nos ubica en la construcción del
Reino de Dios en nuestro aquí y ahora.
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