Solemnidad de la Santísima Trinidad, 22 de mayo de 2016


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! En este Domingo de la Santísima Trinidad en
dinamismo divino se nos ofrece para dinamizarnos.
Apenas hace una semana que vivíamos la
renovación de la Iglesia con el envío del Espíritu Santo de Dios a nuestros
corazones. Hoy nos disponemos a seguir comprendiendo algunos aspectos en torno
a Dios, Familia Trinitaria de Tres Personas, iguales todas en naturaleza y
condición. Iguales todas en el Amor.
Por lo tanto, podríamos
decir que hoy celebramos la gran fiesta de la familia, por cuanto la Iglesia
nos presenta esta Solemnidad como
misterio del Dios-Familia,
evidenciado en el Padre-Madre -amor
que se nos expresa a la vez creador y protector-, en el Hijo -tan humano como divino, donación total al Padre- y en el Espíritu Santo -amor del Padre y del Hijo
que se desborda hasta nosotros.
Celebramos, pues, el misterio del
Dios-Familia y del Hombre-Familia, donde ésta es parte de
aquélla, que la nutre y fortalece.
PENITENCIAL
(Niño/a
con cartel: Yo, Tú, él, ella… ¡NOSOTROS!) 1. Muchas veces
actuamos como individuos, olvidando que Dios mismo es Familia de amor. ¡Señor, ten piedad de nosotros!
(Niño/a
con cartel: ¡Es que no saben vivir en paz! Tampoco yo lo sé.) 2. Creemos que la paz no requiere
nuestro esfuerzo personal, familiar y comunitario. Vemos que otros ‘son
violentos’ e ignoramos nuestras actitudes y respuestas, a veces tan cargadas de
violencia. ¡Cristo, ten piedad de
nosotros!
(Niño/a
con cartel: ¿Cómo podrá Dios perdonarme, perdonarte? ¡Yo quiero hacerlo! 3. Solemos hacerte ‘Dios a nuestra medida’. Olvidamos
aceptarte sin exigir comprenderte. ¡Señor,
ten piedad de nosotros!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: Las expresiones que escucharemos seguidamente contienen hermosas imágenes relativas a la sabiduría de Dios –o, lo que es lo mismo, a su fuerza creadora y vivificadora- y en las cuales se anticipa el gran misterio: en Dios hay tres Personas, comunidad de amor que cuida del ser humano.
SALMO: El Salmo 8 se refiere a la Creación Nueva que se nos ha dado en Jesús, coronado
de gloria y dignidad. La Iglesia contempla aquí la gloria y el esplendor del
Señor, el Hombre Perfecto a quien
alabamos en su gloriosa Ascensión al Cielo, en su realeza universal, en el
esplendor de su Divinidad.
SEGUNDA: Según expresara san Pablo a los Romanos, por Cristo hemos sido justificados; con la bendición del Padre y por la fuerza de su Espíritu, hemos sido vivificados. Pero esta hermosa realidad no excluye el sufrimiento de nuestras vidas; antes bien, hemos de ser pacientes, llenos de virtud y de esperanza.
EVANGELIO: Jesús nos habla con toda claridad de las Tres Divinas Personas: Todo lo del Padre es del Hijo; y es el Espíritu Santo quien nos aclarará lo que no comprendemos. Nuestro Hermano y modelo, Jesús, nos ha revelado al Padre amoroso y nos ha entregado su Espíritu para que podamos actuar en Misericordia.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Cuando
ya se acerca el momento en que Cristo se haga presente en su Cuerpo y en su
Sangre para todas y todos nosotros, les invito a elevar al Señor las
intenciones que hay en nuestros: (Respondemos: GRACIAS,
SEÑOR.
1.
¡Padre Bueno!
Queremos agradecerte por la Creación toda, por cada persona que existe,
por todo lo que equilibra la naturaleza a pesar de nuestros abusos; te
agradecemos por los recursos que nos sustentan, por las capacidades de las
personas, por nuestras posibilidades como familia; por el trabajo y el
descanso. Por eso te decimos, GRACIAS, SEÑOR.
2.
¡Jesús, Hijo del Padre! Queremos agradecerte
por haber fundado tu Iglesia y hacernos parte de ella; por cada ‘Pedro’ que la
ha guiado según tu voluntad; por Francisco y también por Benedicto; por cada
obispo, sacerdote, religioso o religiosa consagrado a su servicio; por
nosotros, que somos Iglesia dondequiera que estemos; por nuestras familias,
pequeñas Iglesias domésticas; Por todo eso te decimos, GRACIAS, SEÑOR.
3.
¡Dios Espíritu Santo! Te agradecemos porque
renuevas la vida constantemente; por cada nuevo ser que nace o se va a su descanso;
porque renuevas la fe en nuestros corazones; porque nos impulsas a hacer el
bien; por la vida sacramental que nos sostiene a la espera de la Patria Eterna.
Por todo esto te decimos, GRACIAS, SEÑOR.
OFERTORIO
(Se puede acompañar de una danza antes de cada ofrenda)
(Se puede acompañar de una danza antes de cada ofrenda)
1. Señor,
no podemos comprenderte. Intentándolo muchos se han alejado de Ti. Hoy
aceptamos nuestra incapacidad y
disponemos nuestras historias personales para Ti. (2 niñas/os portan ‘¿Dios Trinitario?’ Lo pegan
delante del altar e, inmediatamente, cambian esos signos por los de admiración:
‘¡Dios Trinitario!’)
2. Aunque
no podamos comprenderte, Señor, alcanzamos a entender que eres unidad de
vida que da vida. Esto se nos parece a lo que entendemos que es la Familia.
Por eso, en esta Familia todas se
hacen presentes, para constituirse en alabanza al misterio de amor que -tanto
en Ti como en ellas- vive y da vida. (Familia donde uno de sus miembros lleva un alimento
para compartir y un corazón para simbolizarla)
3. Por
Voluntad del Padre, Jesús, nos salvaste muriendo en la Cruz. No contento con
eso nos envías tu Espíritu, por el cual fluye la vida sacramental. Te
agradecemos, Señor, por el pan y el vino
que muy pronto serán tu Cuerpo y tu Sangre para nuestra salud. (Familia portando
el pan y el vino).
ORACIÓN FINAL
Queremos,
Padre, terminar confesamos que creemos que eres Trinidad Santa de amor, una e
indivisa, donde se manifiesta la majestad del amor del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
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