MISA DE GRADO - UNA 11 de febrero de 2016, 9:30 am
MONICIÓN DE ENTRADA

La Palabra de Dios en este día en que
festejamos a Nuestra Señora de Lourdes nos anima a cambiar nuestra vida, a
avivar nuestra fe, a alejar de nosotros todo lo que es contrario a la vida. El
Señor nos invita a dejar atrás todo miedo, todo desasosiego, porque hay que
vivir plenamente. Y si existiera alguna duda, hemos de recordar que nuestra
Madre, María Santísima, ha estado y estará cerca de nosotros, siempre dispuesta
a interceder por nuestras necesidades.
¡Con gozo, demos la bienvenida a los
Graduandos!
LECTURAS
PRIMERA (Is 66,10-14)
Se nos proclamará un texto del profeta Isaías de singular belleza. En torno al final del cautiverio
del pueblo judío en Babilonia habrá regocijo por la paz y bondad que Dios le
dará. ¡Hay alegría y gozo para Jerusalén y por Jerusalén! Se anuncia que, en lo
sucesivo, que será un lugar seguro, el lugar de encuentro con Yahvé. El renacer
de este pueblo se expresa con imágenes de gran ternura. Realmente, lo que se
celebra es la gloria de Dios que consolará a Israel de sus padecimientos.
Lectura del primer libro del profeta Isaías
Alégrense con Jerusalén, gocen con
ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella
llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos
y se deleiten con la abundancia de su gloria. Porque dice el Señor: “Yo haré
correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un
torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre
sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En
Jerusalén serán ustedes consolados. Al ver esto se alegrará su corazón y sus
huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder”. Palabra de Dios. / A Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Jdt 13)
Hoy oraremos con un fragmento del libro de Judith, la mujer de fe
fuerte y gran confianza en el poder de Dios, quien logra una gran victoria
sobre el poderoso y malvado Holofernes. Entonces Osías da gracias al Señor por
esta hazaña, muy a su estilo, porque Él suscita poder en los débiles para
socorrerlos, cuando menos lo esperan.
R Tú eres la honra
de nuestro pueblo.
L/ Que el Altísimo te
bendiga, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito sea el Señor, creador de cielo y tierra /R
L/ Hoy el Señor te ha
engrandecido tanto, que no dejarán de
alabarte aquellos hombres que se acuerden en la tierra del poder de Dios /R
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/
Aleluya, aleluya. Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se
cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R Aleluya (Lc 1, 45)
EVANGELIO (Jn 2,1-11)
Como acontecía en el Salmo, el evangelista san Juan nos referirá que
Dios da poder a los débiles. María, la humilde Madre de Jesús, cercana al dolor
de los suyos, recurre a su Hijo –a quien conoce muy bien- confiada en su
respuesta favorable a la necesidad que le plantea. Y, aunque Jesús manifiesta
que todavía no es ‘su hora’, satisface la petición de María y obra su primer
milagro. Esto sucedió en unas bodas en Caná de Galilea, pero puede ocurrir
también hoy en nuestras vidas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, hubo una boda en Cana de
Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Este y sus discípulos también
fueron invitados. Como llegará a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no
tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no
llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.
Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían
para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: “Llenen de
agua esas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen
ahora un poco y llévenselo al mayordomo”. Así lo hicieron, y en cuanto el
mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque
sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: “Todo mundo sirve
primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve
el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”. Esto que
hizo Jesús en Cana de Galilea fue la primera de sus señales milagrosas. Así
mostró su gloria, y sus discípulos creyeron en él. C/ Palabra del Señor. A/
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentarios
Publicar un comentario