Miércoles de Ceniza, 10 de Febrero de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA

Durante estos 40 días
–que conocemos como Tiempo de Cuaresma- hemos de descubrir a Jesús por medio de
su Palabra, de manera que podamos hacernos mejores amigos suyos. También hemos
de revisarnos y luchar contra el pecado, que tanto daño y dolor nos causa. Por
supuesto, como lograr esto no es nada fácil, utilizaremos herramientas
prácticas que nos ayudarán; el ayuno (de comida y de nuestros gustos), el
sacrificio (dejando nuestra comodidad) y el servicio a los más necesitados
(limosna, ayuda a quien nos necesite). Todo esto actuará como ‘medicina’ que
nos conseguirá fortalecernos y amar más a Dios y al prójimo.
La imposición de las
cenizas no nos aportará nada mágico o milagroso. Hemos venido a aceptar el
compromiso de cambiar para acercarnos más a Jesús y a su Reino.
MONICIÓN PARA LA
PRESENTACIÓN DE LA CENIZA
(Se portan hasta el
altar los envases contentivos de las cenizas para su bendición. Unos niños
llevan, delante de estas personas, letreros: ORACIÓN, AYUNO, PENITENCIA,
COMPARTIR, SACRAMENTOS, LA PALABRA, los cuales se dejarán en lugar visible una
vez bendecidas las cenizas)
Señor, llevamos ante
tu altar lo que es sensible a los sentidos –la ceniza- y lo que no se puede ver
-nuestro deseo de cambiar. Reconocemos que nos alejamos de Ti cuando no
perdonamos ni pedimos perdón, cuando dejamos de ayudar a quien nos necesita o
cuando no actuamos según tu voluntad. Te pedimos hoy, Señor, que bendigas estas
cenizas para que, impuestas sobre nuestras cabezas, asumamos que necesitamos
cambiar nuestras actitudes con respecto a Ti y a las personas.
ORACIÓN
Oh Dios, que no
quieres la muerte del pecador, sino su arrepentimiento; escucha con bondad
nuestras súplicas y dígnate bendecir esta ceniza (+) que vamos a imponer sobre
nuestras cabezas, para que, fieles a las prácticas cuaresmales, podamos llegar
con el corazón limpio a la celebración de las próximas fiestas pascuales. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
MONICIÓN SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- En la Primera
Lectura, escucharemos la invitación del profeta Joel a separarnos de aquello
que hacemos y que hasta nos puede hacer daño, para encontrarnos con la mirada
amorosa de Dios, quien siempre está dispuesto a perdonarnos y ayudarnos a salir
adelante.
SALMO.- El Salmo 50
constituye el acto de penitencia que surge de un corazón arrepentido. Y
cuando el creyente se sabe libre de pecado puede alabar a Dios con alegría. La
Iglesia lo ha utilizado como una oración especial para demostrar
arrepentimiento.
SEGUNDA.- Somos libres hasta
para reconciliarnos con Dios. En la segunda lectura –sacada de la II Carta a
los Corintios- el Apóstol nos anima a sintonizar con ese tiempo de gracia
que se abre ante nosotros, y que es la Cuaresma. Nuestro Dios siempre está
dispuesto a perdonarnos. Es el tiempo de la misericordia de Dios para nosotros.
¡No lo despreciemos!
EVANGELIO.- ¿Somos sinceros
con Dios? Del Evangelio de san Mateo deberemos concluir que –por lo menos
algunas veces- actuamos por apariencias. Y a Dios le gusta que nos relacionemos
directamente con Él a la hora de ofrecer sacrificios, oraciones y limosnas o
pedirle perdón, sin que lo sepan las personas, pues nuestro Padre puede ver lo
que hacemos en secreto. No importa la aprobación de los demás o el éxito, sino
lo que tenemos dentro.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Hoy ha comenzado
el camino cuaresmal. Oramos por la Iglesia de Cristo, sus ministros y todos los
bautizados. Para que todos recordemos que somos esta ‘Iglesia, que es santa
pero que necesita de penitencia’. Roguemos al Señor.
2. El mundo está
lleno de personas que sufren. Rogamos, Señor, por los enfermos, los que pasan
hambre o necesidades materiales básicas, por quienes sufren martirio,
maltrato o humillación, por quienes no tienen vivienda o están pasando
situaciones críticas. Que nos animemos a ayudar en algo. Roguemos al Señor.
3. Este es tiempo
favorable para nuestra conversión. Señor, danos el valor de agradarte más y que
la lectura de Tu Palabra, los sacramentos de la reconciliación y la comunión
del Pan de Vida nos impulsen a llevarte en nuestro cada día a todos nuestros
ambientes, dándote a conocer. Roguemos al Señor.
4. Hay mucha gente
que ha desechado a Dios de sus vidas. Hoy queremos suplicarte por ellos; por
los que se autodenominan ‘ateos’, por los que están resentidos con la Iglesia o
sus miembros, por los que no perdonan a Dios la pérdida de un ser querido…. Que
tu Misericordia y nuestros sacrificios puedan sensibilizarlos a Tu amor
vivificador, sanador y transformador. Roguemos al Señor.
5. A veces caemos en
pesimismo porque observamos muchos países con crisis, se pierde la paz, se
vuelven como lobos feroces entre ellos, se desestima el valor de la justicia y
se retrocede en logros de la misma humanidad. Señor, haz Tú lo que nosotros no
podemos, y llénanos de esperanza. Roguemos al Señor.
6. Es buen momento
para orar por nuestras familias y las del mundo entero. Para que se recuperen
los valores que las han caracterizado. Para que sean reconstruidas como
‘pequeñas Iglesias domésticas’ que son. Para que la vida armoniosa, fraterna y
unida viva en ellas. Para que se ore, se sirva al necesitado y valoremos el
esfuerzo de unos por otros. Roguemos al Señor.
7. Recordamos a los
difuntos de nuestras familias y de la comunidad. Concédeles, Señor, el descanso
eterno y tu Luz perpetua. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Señor, hoy hemos
venido a imponernos las cenizas porque tenemos el firme propósito de cambiar
para parecernos y acercarnos un poquito más a Ti. Sabes que somos débiles y te
necesitamos. Sabes que sin Ti nada podemos. Por eso te buscamos. Reconocemos
que Tú te harás presente sobre este altar bajo estas especies de pan y vino. Con ellas te entregamos
nuestras debilidades, que Tú bien conoces. Esperamos que con su transformación
seamos transformados también nosotros. ¡Gracias, Señor, por tanto amor!
ORACIÓN FINAL
Dios de la vida, que
aceptaste tu propio sacrificio para nuestro bien, permítenos vivir cuarenta
días de preparación para una nueva vida, llena de misericordia, obediencia a Ti
y servicio a nuestros hermanos. ¡Gracias por llamarnos, Señor!
Comentarios
Publicar un comentario