III Domingo de Cuaresma, 28 de febrero de 2016



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! ¡Que este sea un día de bendiciones para cada una y cada uno de nosotros! Les damos la más cordial bienvenida a nuestra Eucaristía de hoy.
         Estamos ya en el III Domingo de Cuaresma. ¿Qué les parece que ocurriría en nuestros hogares, lugares de estudio o de trabajo, calles o veredas, si todos los que el Miércoles 10 de febrero nos marcamos la frente con la ceniza estuviéramos haciendo algo extraordinario, como cristianos, para cambiar nuestras malas actitudes y tomar el camino del perdón, la colaboración con quienes nos necesitan y hasta el sacrificio por otros? ¿Hemos pensado que, aunque Dios es paciente y siempre espera que demos buenos frutos, nuestro tiempo de hacer el bien es limitado y podría faltarnos? Es que ahora es el momento de hacer lo que Dios nos pide.
Iniciemos esta Eucaristía. Pidámosle al Señor que nos muestre el camino y nos ayude a recorrerlo.

PENITENCIAL
a) Porque pensamos que Dios nos llama en el ocultismo, brujos ‘buenos’ y adivinadores de oficio. Nos perdemos el llamado del Señor a corregirnos y cambiar nuestra manera de actuar. ¡Señor, ten piedad! (Un niño/a dice: ‘A mi hermanito le pusieron una contra, por si acaso. Otro/a: ‘Al mío ya lo bautizaron.’’)  
b) Porque confiamos demasiado en nuestra fortaleza para dejar de cometer un pecado o abandonar un mal hábito. ¡Cristo, ten piedad! (Un niño/a dice: ‘Cuando yo quiera dejo de mentir; pero ahora tengo que inventar algol.’)  
c) Porque creemos que son los otros quienes actúan mal y nos olvidamos de revisar nuestras propias actitudes. ¡Señor, ten piedad! (Un niño/a dice: ‘No entiendo por qué quieren que yo cambie si son ellos los que están actuando mal.’)  

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Escucharemos un pasaje del libro del Éxodo. Conocer a Dios es una gracia que suele darse en momentos difíciles. Dios llamó la atención de Moisés a través de un monte seco que ardía sin consumirse. Un llamado, una respuesta, una misión; también este orden suele darse en las comunicaciones de Dios con sus hijos. En este caso, el Señor pide a Moisés que conduzca la liberación de su Pueblo esclavizado en Egipto. Al revelársele, Dios también le dice cuál es su Nombre: ‘Yo soy’ y promete acompañarlo. 
SALMO.- Poca cosa es el ser humano por su origen y debilidad ante el pecado; sin embargo, es obra de Dios, de su amor, e hijo suyo. El Salmo 102, que hoy utilizaremos para orar, nos recuerda que es propio de Dios tener misericordia y perdonar. En este sentido, Dios mismo tomó nuestra condición humana, débil, y padeció en la Cruz, señal permanente del perdón que trajo una nueva Alianza que abarcó al mundo entero.
SEGUNDA.- La segunda lectura es de san Pablo, quien escribe una primera Carta a los fieles de Corinto. Muchas veces, a lo largo de la historia de la fe, muchos testigos de los prodigios del Señor a favor de su Pueblo han perdido el camino en prácticas que no parecían malas. Hemos de tener cuidado de hacer el bien y ocuparnos de atender a nuestro prójimo como el Evangelio nos señala, para no caer en las redes del tentador.
EVANGELIO.- Jesús nunca hará lo que a nosotros nos corresponde hacer. Pero siempre está dispuesto a ayudarnos a cambiar, a dar frutos de vida. El evangelista san Lucas nos recordará que el dolor o la alegría no son castigo o premio de Dios; solo son circunstancias que debemos enfrentar. Por eso se hace urgente el llamado cuaresmal a actuar con mejores intenciones y esforzarnos por lograr el bien. La misericordia de Dios nos ayudará.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Vivimos tiempos de cambios acelerados, valores que no son tales y fuerzas que luchan por prevalecer. Que la Iglesia de Cristo mantenga el hilo conductor en defensa de la vida y de la dignidad del ser humano. Roguemos al Señor.
2. Oremos por el Papa Francisco. Que sus acciones en la conducción de la Iglesia den buenos y abundantes frutos. Que se haga santo en el servicio. Roguemos al Señor.
3. Por nuestro país. Para que las experiencias difíciles  que atraviesa a distintos niveles se transformen en crecimiento espiritual de sus ciudadanos y los lleven al desarrollo humano y material  que esperan. Roguemos al Señor.
4. Oramos muy poco. Confiamos poco en el Señor. Para que crezca nuestra amistad con Dios y nos hagamos servidores de quienes nos necesitan. Roguemos al Señor.
5. Por quienes sufren por situaciones difíciles propias o de algún ser querido: enfermos, privados de libertad, deprimidos, sin trabajo o sin recursos mínimos. Que el Señor ilumine sus caminos, les dé fortaleza y paz y descubran que Él siempre los socorre. Roguemos al Señor.
6. Oremos por todos los sacerdotes que nos animan en nuestro camino de fe. Te pedimos, Señor, los protejas y cuides de todo mal. Que nuestras oraciones, trabajo, cariño y comprensión les ayuden. Para que en este Año Jubilar de la Misericordia, vueltos los ojos a Cristo Misericordioso, se redimensione su ministerio y todos seamos testigos de tu amor en ellos. Roguemos al Señor.
7. Oramos por quienes participan en los procesos de catequesis, para que se enamoren del Señor Jesús y decidan vivir al estilo suyo. Roguemos al Señor.
8. Por todos los difuntos. Para que reciban aquello en lo cual creyeron. Roguemos al Señor.

OFRENDAS
a) Queremos caminar contigo, Jesús, el camino cuaresmal. Sabemos que no está hecho, pero sí que contamos con tu Presencia transformadora a lo largo de nuestra vida toda. (Tras de dos niños/as se va desplegando una cinta que indica el camino de la vida. Llevan consigo el cáliz y las vinajeras para indicar que van con Jesús. Permanecen allí.)
b) Tú eres llamado a la Vida, Señor. Nos disponemos a aceptar tu llamado, a descubrirte con nuestros sentidos físicos o espirituales. ¡Queremos llegar a Ti!
(Dos niños/as se acercan ‘por el camino’ a los anteriores –que los llaman y esperan. Estos últimos entregan a aquellos el cáliz y las vinajeras. Permanecen allí.)
c) El pan y el vino constituyen la ofrenda más agradable y santa a los ojos de Dios. El mismo Jesús los transformará en su Cuerpo y en su Sangre para que nunca nos falten fuerzas para mejorar y transformar lo que sea necesario. Él siempre estará con nosotros llamándonos y ayudándonos en el camino de nuestras vidas… Por todo esto, te damos gracias, Señor. (Los niños entregan al celebrante las especies de pan y vino e inclinan la cabeza, agradeciendo).

ORACIÓN FINAL
Señor, agradecemos la paciencia que siempre tienes para nosotros, tus hijos. Te suplicamos que, fortalecida tu familia, la Iglesia, la sigas guiando por el camino de la Salvación y podamos ser testigos fieles de tu amor llenos de paciencia con nuestros hermanos. Amén.

28 de febrero de 2016, camino., III Domingo de Cuaresma, Monición, ofertorio y oración final, oración de los fieles, paciencia, penitencial,

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