NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS Martes 23 de Diciembre de 2015


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos ustedes!  ¡Ya esta es  nuestra penúltima Misa de Aguinaldos! Seguro que ya estamos bien dispuestos para celebrar la llegada del Dios-con-nosotros, el Emmanuel, a nuestros corazones.
Durante ocho días hemos recorrido lugares del Antiguo y del Nuevo Testamento para comprender por qué Dios se hizo Hombre. ¡Sólo amor! Amor que transforma, amor que da vida, que vence las tinieblas que alaba a Dios y que hace nuevo a ese ser humano que Tú creaste. Y en este  Adviento que ya termina, Señor, agradecemos la presencia de María que nos ha centrado en ti, Dios nuestro, que siempre actúas en favor de los que menos valen para el mundo. ¡Jesús, ven a nuestros corazones!
(Donde se comenzó el día 15, cambiar: ‘penúltima’  por ‘última’. Y ‘ocho’ por ‘nueve’)

PENITENCIAL
Señor, somos lentos para perdonar y prontos para pedir perdón. Nuestras ambiciones nos llevan muchas veces a destruir lo que amamos. ¡Señor, ten piedad!
Nos cuesta vivir en fidelidad. Creemos que todas nuestras infidelidades deben ser perdonadas solo porque lo pidamos, sin compromiso nuestro. ¡Cristo, ten piedad!
La respuesta más popular y aplaudida por el mundo no suele ser la que Dios nos pide. Nos da miedo defraudar al mundo y te defraudamos, Señor, con frecuencia. ¡Señor, ten piedad!

PRIMERA LECTURA (Mal 3, 1-4. 23-24)
El profeta Malaquías nos  describe cuál ha de ser la misión del profeta. Su descripción nos refiere a  Juan el Bautista, el mensajero que habría de preceder y preparar el camino de Dios para convertir los corazones de los padres a los hijos y de éstos a sus padres.  Tal vez a nuestro pueblo, a nuestras familias, a cada uno de nosotros, a este mundo de hoy, nos hace falta reflexionar ante este llamado y abrir nuestros corazones a Aquél que ya viene. 

Lectura de la profecía de Malaquías.
Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. Él se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años. Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el día del Señor, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.  Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Salmo 24, 4-5b. 8-10. 14)

/R.  ¡Levanten la cabeza: se acerca la salvación!

·        Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. /R.
·        El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; Él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. /R.
·        Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad para los que observan los preceptos de su alianza. El Señor da su amistad a los que lo temen y les hace conocer su alianza. /R.

ALELUYA
Aleluya / Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro. / Aleluya

EVANGELIO (Lucas 1, 57-66)
La promesa de Dios se cumple e Isabel da a luz a su hijo, Juan,  en la ancianidad.  Conviene que observemos tanto el gozo por la misericordia de Dios, como la incomprensión ante la respuesta  que da Zacarías, el anciano padre, a Dios.  La obediencia a Dios no siempre cuenta con la aprobación de los nuestros; pero debemos ser valientes.  ¿Será que nosotros nos hemos preguntado qué es lo que Dios quiere para nuestras vidas?  Puestos de pie, escuchemos el relato de san Lucas.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él. Palabra del Señor

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.        ¿Qué llegará a ser tu Iglesia, Señor? Haz que testimonie  la grandeza de Tu poder y se manifieste como servidora tuya para la humanidad. Roguemos al Señor.
2.        ¿Qué llegará a ser de los hombres y mujeres de este milenio? Pedimos que por el anuncio del Nacimiento de nuestro Redentor seamos llenados de paz y esperanza, convirtiéndose en causa de felicidad hasta para los que han perdido el sentido de sus vidas. Roguemos al Señor.
3.        ¿Qué llegará a ser de los gobernantes y los poderosos? Ayúdalos a dejar de actuar como poderosos; y que, desde la humildad, sirvan a los ciudadanos y gocen la  paz que descubren quienes viven para adorar a Dios. Roguemos al Señor.
4.        ¿Y qué llegará a ser de los padres de nuestros tiempos? Haz que sean transmisores del don precioso de la fe y que su confianza en Dios los lleve a formar buenos cristianos que modelen la sociedad de los siguientes años. Roguemos al Señor.
5.        Señor, ¿qué será de nosotros si no perdonamos y pedimos perdón? Creemos que el don de la humildad y el sincero arrepentimiento por nuestros actos descuidados solucionarían muchos problemas en nuestras vidas. Que tu Misericordia nos alcance. Roguemos al Señor.
6.        ¿Qué llegará a ser de nuestros difuntos? Creemos en Ti, Señor, y sabemos que no moriremos para siempre. Te encomendamos el descanso de nuestros difuntos. Te rogamos consuelo para quienes hoy los lloran. Roguemos al Señor.
7.        Finalmente, queremos poner ante Ti, Señor, una intención por quienes organizaron esta Eucaristía. Cólmalos de lo que necesitan y aparta de ellos lo que les daña o aleja de Ti. Transfórmalos según tu gran Misericordia. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
LUCES
Queremos ser luz que Te anuncia y lleva a todos los lugares. Queremos alejar el pecado. Necesitamos de Tu Luz, Señor.
FLORES (DE NAVIDAD)
Estas flores se ofrendan como voluntad y súplica de renovación de la vida en nuestros hogares, en la familia parroquial, en nuestras instituciones.
DEVOCIONES (Rosario, imágenes de la Virgen o algún santo)
Unida ha de permanecer la familia que se reúne para orar, para encontrarse contigo, Señor.
FAMILIA DE NAZARET Y REGALOS
Como no podemos traerte a todas las familias de la comunidad, queremos representarlas en la Familia de Nazaret para que Tú, Señor, vivas en ellas desde hoy. Y entregamos este REGALO en gesto de gratitud y como promesa de vivir en donación constante.
ALIMENTOS
Hay muchos vecinos que están pasando necesidades. Estos alimentos son un pequeño aporte para ellos y un mensaje: los amamos y respetamos, queremos que sean felices y –como muchos otros lo han hecho- que haya prosperidad.
 COLECTA
Te entregamos, Señor, esta colecta hecha entre los vecinos y aquí en el templo, para hacernos uno con tus sacerdotes y ayudar a mantener éste, nuestro templo. Bendice la economía de nuestras familias, a nuestros protectores y benefactores y danos un corazón generoso.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y VINAJERAS
Dulce Jesús Niño, sabemos que eres el más precioso regalo que Dios nos haya dado para la vida. Sabemos que tu entrega Te llevó a la Cruz –en la más perfecta y total donación del amor. Por eso Te presentamos el pan de nuestro trabajo, el vino de nuestras vidas, para que realices nuevamente el Milagro Eucarístico de tu Presencia sanadora y transformadora.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL

Oh, Jesús Niño, ¡Señor Dios nuestro! Vivimos en un mundo lleno de numerosas lucecillas que nos animan a salir del camino que conduce a Ti. Danos Tu Luz en nuestros corazones para que distingamos claramente lo que viene de Ti, sin importar lo que otros nos señalen. Amén

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