NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS Martes 22 de Diciembre de 2015



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos ustedes!  ¡Ya esta es  nuestra séptima Misa de Aguinaldos! Cada vez más nos disponemos para celebrar la llegada del Dios-con-nosotros, el Emmanuel, a nuestros corazones.
Podríamos considerar hoy que la Navidad es la fiesta de la vida que se renueva, la vida que se ofrece a Dios, la vida que se vuelve gratitud y alabanza a quien nos la entregó. Ana y María nos centrarán en ese Dios que siempre actúa en favor de los que menos valen para el mundo. Por eso el Nacimiento de Jesús, nuestro bien, ha de ser preparado con esmeros de sacrificio, oración y alegría. ¡Jesús ya va a nacer en nuestros corazones!
(Donde se comenzó el día 15, cambiar: ‘séptima’  por ‘octava’.)

PENITENCIAL
*  Porque a veces olvidamos que los hijos son bendición de Dios y que deben ser consagrados a Él. ¡Señor, ten piedad!
* Porque olvidamos cuántos beneficios nos concede el Señor cada día de nuestras vidas y descubrimos salvadores en todas partes. ¡Cristo, ten piedad!
* Porque muchas veces tratamos con poca dignidad a Dios y le negamos la gloria que le corresponde. ¡Señor, ten piedad!

PRIMERA LECTURA (1Sam 1, 19b-20. 24-28)
La cultura judía –como tantas otras- consideraba despreciable a la mujer que no podía tener hijos. Después de muchas humillaciones, Ana recibe de Dios la gracia de ser madre. Samuel, su hijo -a quien reconoce su madre como una bendición de Dios, pues a Él se lo había pedido- no permanecerá con sus padres, quienes entregan el niño al templo, lo ceden al Señor. El niño sería un profeta de Dios.

Lectura del primer libro de Samuel
Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: “Se lo he pedido al Señor”. Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: “Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor”. Después se postraron delante del Señor. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (1Sam 2, 1. 4-8d)

/R.  Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.

·        Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. /R.
·        El arco de los valientes se ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. /R.
·        El Señor da la muerte y la vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y también enaltece. /R.
·        Él levanta del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en herencia un trono de gloria. /R.

ALELUYA
Aleluya / Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro. / Aleluya

EVANGELIO (Lucas 1, 46-56)
De Lucas es el Magníficat cuya proclamación escucharemos. Se trata de un canto de confianza plena en el Señor y de esperanza absoluta en el obrar de Dios, quien siempre ha actuado en favor de sus pequeños. Por eso, la ‘pequeña’, la ‘sierva’ del Señor, se goza y alegra; lo que el Ángel le ha dicho es cierto. María lo ha visto en Ella y también en Isabel. Un corazón favorable a Dios saca conclusiones ante lo que ha podido comprobar. Ojalá que nuestros corazones sigan el ejemplo que María nos da y también nos dediquemos a glorificar el Nombre santo de Dios con palabras y acciones.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. Palabra del Señor

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.     Tú eres, Señor, el Dios de las promesas. Que tu Iglesia testimonie, como María,  la grandeza de Tu poder y se haga servidora tuya en medio de la humanidad. Roguemos al Señor.
2.     Que el anuncio del Nacimiento del Redentor llene de paz y esperanza a todos los hombres y mujeres de buena voluntad; que esta noticia sea causa de felicidad para quienes han perdido el sentido de sus vidas. Roguemos al Señor.
3.     Que los gobernantes dejen de actuar como poderosos; que se hagan humildes servidores de los ciudadanos y gocen la  paz que descubren quienes viven para adorar a Dios. Roguemos al Señor.
4.     María, los padres queremos ser transmisores del don precioso de la fe. Que la solidez de nuestra confianza en Dios nos lleve a formar buenos cristianos que no se amilanen con los antivalores que les ofrece el mundo actual. Roguemos al Señor.
5.     Señor, perdonar y pedir perdón solucionaría muchos problemas en nuestras vidas. Manifiesta en nosotros el don de la humildad para que Tu misericordia nos alcance. Roguemos al Señor.
6.     Quien cree en Ti, Señor, no morirá para siempre. Te encomendamos el descanso de nuestros difuntos y te rogamos el consuelo para quienes hoy los lloran. Roguemos al Señor.
7.     Queremos suplicarte que colmes de bienes a los organizadores de esta Eucaristía y les socorras en sus necesidades y las de sus familiares, según tu gran Misericordia. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
LUCES
El pecado nos conduce por caminos de oscuridad. Nos ponemos ante Ti y suplicamos tu Luz.
FLORES (DE NAVIDAD)
Así como estas plantas se engalanan de sus flores en Navidad, queremos engalanar nuestro espíritu por tu Natividad, Jesús.
DEVOCIONES (Rosario, imágenes de la Virgen o algún santo)
Junto a María, nuestra Madre, nos disponemos a adorarte, Señor, Salvador nuestro.
LA ESTRELLA
Te entregamos nuestra decisión de no seguir otras estrellas, sino la única que nos conduce a Ti, Señor.
ALIMENTOS
Nos hacemos instrumentos útiles a Ti, Señor, para socorrer a los más necesitados.
COLECTA
Somos Iglesia, Señor, y queremos ser generosos aunque comprendemos que Tú siempre lo serás más que nosotros. Te entregamos con ella lo que somos.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y VINAJERAS
Oh Buen Jesús, que en el portal de Belén te entregaste al mundo y que, a punto de cumplir tu plan de salvación quisiste quedarte como nuestro Alimento, acepta estas ofrendas y repite el Milagro Eucarístico que nos anticipa el cielo.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús Niño, Tú eres nuestro Rey; mas, sin embargo, te presentaste débil y necesitado para enseñarnos a amar a los más pequeños, a los que no cuentan para muchos. Recibe nuestra adoración desde nuestra pequeñez, desde lo que somos y lo que quisiéramos ser. Bendícenos y guárdanos en Tu Corazón por el amor que María, Tu Madre, nuestra Madre, tiene por nosotros. Amén


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