NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS IV DOMINGO DE ADVIENTO 20 DE DICIEMBRE DE 2015
MONICIÓN DE ENTRADA

Cuando el ser humano perdió
conciencia de cómo llegar a Dios Padre, el Señor supo que debía venir Él
mismo al mundo para enseñarle cuál era el camino. Por eso nos ha nacido el Niño que es el
Camino, la Verdad y la Vida, el que nos habría de rescatar de la esclavitud de
la muerte y restablecer nuestra amistad con Dios. Esta promesa se renueva cada día y, muy
particularmente, hoy a través de todo aquello que nos llena de paz, esperanza y
compasión hacia los más necesitados.
Dispongamos, pues, nuestros corazones para celebrar, con profunda
alegría, el encuentro con el Dios-con-nosotros,
el rey de la paz, el que obra maravillas, siglo tras siglo, en aquellos que le
temen. Pidamos sus bendiciones junto a los vecinos responsables de esta
Eucaristía y pongámonos de pie para que recibamos al Celebrante.
(Donde
se comenzó el día 15, cambiar: ‘quinta’
por ‘sexta’.)
BENDICIÓN DE LA CUARTA VELA DE ADVIENTO
Dios Padre nuestro,
que nos has amado hasta darnos a tu Hijo Jesucristo, escucha nuestra oración,
que hoy hacemos desde el Corazón Inmaculado de su Madre, la Mujer del Adviento.
Sabemos que todas
las personas hemos sido dotadas de grandes capacidades y que Tú has llenado
nuestros corazones con tu amor. Sabemos, además, que contamos con tu Presencia
transformadora y que sólo tenemos que pedir con corazón sincero para que Tú
manifiestes tus ternuras.
Danos, con María, ser
dóciles a tu Voluntad en nuestras vidas. Enséñanos, con Ella, a ser Familia. Haz
que te sigamos sin necesidad de protagonismos, pero sin caretas de lo que no somos.
Sólo así, imitando el Modelo de Amor Mariano, llegaremos a la Luz que destruye
nuestro pecado para encontrarte a Ti, Dios nuestro.
En tu Nombre, Señor,
bendecimos este cuarto cirio de la Corona de Adviento que, alegres, hemos
encendido porque Tú estás en medio de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ENCENDIDO DEL CUARTO CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE LA
FAMILIA
(La familia designada enciende el cuarto cirio, el
amarillo. Mientras caminan hacia el lugar de la Corona, se lee la Oración. El
gesto de este Domingo son JOSÉ y MARÍA)
Señor Dios nuestro, nos
encontramos ante Ti reconociendo que somos débiles y que te necesitamos. Hay
sufrimientos que nos mortifican y que nos alejan de Ti. Hoy queremos entregarte
nuevamente nuestras familias y suplicar tus bendiciones. Nos alegra tu llegada,
que nos renueva. Danos la capacidad de seguir el modelo de tu Madre para que te
hagamos vida en nuestros hogares y te sigamos y sirvamos. Amén.
PENITENCIAL
1.- Con frecuencia nos encerramos en nosotros mismos y olvidamos los
sufrimientos de los demás. ¡Señor, ten
piedad!
3.- María sale al encuentro de la necesidad de su prima Isabel. ¿Por
qué buscamos más nuestro propio bien que el de los demás? ¡Señor, ten piedad!
PRIMERA LECTURA
(Miqueas 5,1-4)
Escucharemos la
lectura de un fragmento del libro de Miqueas. Sin necesidad de ser grande e
importante, se puede cumplir en nosotros la voluntad de Dios. La pequeña ciudad de Belén es ejemplo de cómo
Dios se vale de lo pequeño para cumplir su voluntad en la historia de la
humanidad. De esa pequeña ciudad saldrá quien será su guía, su verdadero pastor.
Lectura del libro de Miqueas
Esto dice el Señor: “De ti, Belén Éfrata, pequeña entre las
aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyos orígenes se pierden en el pasado, en épocas antiguas. Por eso el
Señor abandonará a Israel mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a
los hijos de Israel. Él se levantará
para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la
grandeza del que ha de nacer llenará la tierra:
Él mismo será la paz. Palabra
de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL (Salmo 79)
Con este salmo, el 79, el pueblo de Israel le pedía
a Dios que restaurase el Reino de Salomón con todo su esplendor, siendo la viña
simbología de la familia. Para nosotros es un canto de esperanza ante la
proximidad de la llegada del Señor Jesús.
/R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
* Escúchanos, pastor de Israel;
tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a
salvarnos. /R
* Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus
ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo
que tú mismo cultivaste. /R
* Que tu diestra defienda al que elegiste, al
hombre que has fortalecido. Ya no nos
alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder /R
SEGUNDA
LECTURA (Hebreos 10,5-10)
La lectura de la carta a los Hebreos nos recuerda
el sentido de la misión del Dios que se hizo Hombre entre los hombres: al sacrificarse, Cristo nos ha liberado de la
esclavitud del pecado. El verdadero
Mediador nos permite vivir el camino de la santidad, santificando el mundo.
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Hebreos
Hermanos: Al entrar Cristo al mundo dijo, conforme al
salmo: “Tú no quisiste víctimas ni
ofrendas, sino que me formaste un cuerpo.
No te agradan los holocaustos ni los sacrificios por el pecado. Entonces dije –porque a mí se refiere la
Escritura: “Aquí estoy, Dios mío; vengo
para hacer tu voluntad.” Comienza por
decir: “No quisiste víctimas ni
ofrendas, no te agradan los holocaustos ni los
sacrificios por el pecado”, -siendo así que eso es lo que pedía la Ley-; y luego añade: Aquí estoy, Dios mío, vengo para hacer tu
voluntad”. Con esto, Cristo suprime los
antiguos sacrificios para establecer el nuevo.
Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda
del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez por todas. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R./ Aleluya, aleluya. Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en
mí lo que has dicho. R./ Aleluya (Lc 1,38)
EVANGELIO (Lucas 1,39-45)
Estamos
llamados a ser encuentro fecundo. La fe debe tener compromiso de vida. Solo así
se puede descubrir la Presencia de Cristo, pues María, ‘la Servidora’ lo lleva
consigo. El Espíritu Santo inspira en Isabel una alabanza ante las proezas que
el Señor ha obrado en la vida de María y la del pueblo de Israel. Dispongámonos
para vivir en nosotros esa alabanza a la Madre de nuestro Señor.
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas
Por esos
días, María partió apresuradamente a una ciudad ubicada en los cerros de
Judá. Entró a la casa de Zacarías y
saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su
vientre. Isabel se llenó del Espíritu
Santo y exclamó en alta voz: “¡Bendita
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre
de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a
mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que de cualquier
manera se cumplirán las promesas del Señor!”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Presentemos al Señor las
intenciones que hay en nuestros corazones, en la seguridad de que el mismo
Jesús hace brillar su rostro sobre nosotros y nos salva:
1. Por la Iglesia de Cristo, santa y pecadora, para
que se haga sentir en la historia de nuestra humanidad como signo de
transformación. Roguemos al Señor.
2. Por nuestro
Papa Francisco, para que sea la voz
profética que hoy Dios utilice para guiar a su Pueblo. Roguemos
al Señor.
3. Por nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas,
especialmente por los enfermos de alma o cuerpo, los entristecidos, solitarios,
debilitados o confundidos, para que la luz del Emmanuel rompa todas esas
tinieblas y puedan evangelizar con su propio testimonio de transformación y
sanación. Roguemos al Señor..
4. Por todos aquellos que hoy se sienten solos y
tristes, para que descubran el amor de Dios en gestos y hechos sencillos en su
entorno. Roguemos al Señor.
5. Por todos los vecinos del sector que han preparado
esta Eucaristía, para que lleven el gozo
del nacimiento del Hijo de Dios a sus calles, veredas y edificios y descubran su
actuar misericordioso. Roguemos al Señor.
6. Por todos los familiares, amigos y conocidos de
este sector que ya han partido al Reino de los Cielos, para que intercedan por
todos nosotros y por la comunidad parroquial, en general, ante el Señor. Roguemos
al Señor.
7. Por cada uno de los que nos hemos reunido en esta
celebración y por los grupos familiares aquí representados, para que nos
sintamos posaderos y sepamos dar respuesta de acogida a Dios, que
quiere ser dado a luz en nosotros. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
En esta mañanita tan significativa de preparación para la Nochebuena,
Señor, te presentamos estas ofrendas que alaban tu grandeza. En ellas queremos presentar ante este altar el
mundo entero, así como nuestras limitaciones y posibilidades físicas y espirituales:
LUCES
Este cirio
representa la Luz de Cristo. A veces, cuando estamos en la oscuridad física,
descubrimos lo que nos rodea a través de una pequeña luz. No deseamos
encandilarnos con las luces del mundo.
¡Te entregamos, Señor, nuestra decisión de buscar, encontrar y seguir
sólo tu Luz!
FLORES
María es la
flor más hermosa, la Flor del Adviento, la que nos enseña a preparar nuestras
vidas para ti, Señor.
ORACIÓN
Muchas
veces pensamos que necesitamos saber mucho para hablar contigo, señor.
Olvidamos que lo único que necesitamos es amarte mucho y, no importa si como
niños, contarte de nosotros e interesarnos por ti. ¡Eso queremos hacer!
PASTORES
En la
realidad del primer Belén, los pastores fueron ayuda oportuna, entrega,
admiración, amor sencillo. Que también nosotros lo seamos.
ALIMENTOS
Como
expresión de sacrificio y donación personal se entregan estos alimentos que hoy
compartimos con nuestros hermanos más necesitados.
COLECTA
También hoy
queremos ser generosos con nuestra Parroquia. También hoy queremos compartir
nuestro sustento para sostener dignamente la fuente de nuestra nutrición en la
fe.
PADRES CON SU
NIÑO(A), CÁLIZ, VINAJERAS
Cada niño o
niña que nace nos recuerda la grandeza del amor de Dios, que quiso hacerse uno
de nosotros para poder entregársenos como el Pan de Vida y el Cáliz de
Salvación. Por eso, en esta ofrenda, te
entregamos nuestra gratitud por tu sacrificio, así como nuestro deseo y nuestro
compromiso de hacer que nuestras vidas sigan el Camino que Tú nos presentaste
desde la Cruz.
Por todo esto, ¡GRACIAS, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre
amado, que en la pequeñez de un Niño nos entregaste a quien sería nuestro Salvador,
enséñanos a vivir la permanente entrega de quien se sabe amado y favorecido, de
manera que aprendamos a llevarte siempre con nosotros y entregarte, pues el
mundo necesita de tu Misericordia.
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