III Domingo de Adviento, 13 de diciembre de 2015
MONICIÓN
DE ENTRADA

Vivamos este III
Domingo de Adviento, el Domingo de la alegría, de manera que se nos note, para
que la podamos contagiar a quienes nos encuentren.
BENDICIÓN
DE LA TERCERA VELA DE ADVIENTO
Dios Padre nuestro, que nos has dado a
tu Hijo Jesucristo, escucha nuestra oración.
Señor Jesús, Tú lo sabes, el mundo
está sumido en la oscuridad: ¡Sé nuestra Luz!
Señor Hijo de Dios, también lo sabes,
el mundo guarda un silencio cómplice ante Dios: ¡Sé nuestra voz!
Señor, Jesús, Salvador nuestro, que
todo lo conoces, el mundo sufre un gran frío espiritual: ¡Da calor a nuestros
corazones con el fuego de tu amor!
Danos el valor de la oración
constante, haznos agradecidos ante tu Misericordia y generosos para servir.
Transforma nuestros corazones según el tuyo, de manera que podamos conocerte y
amarte, reconocerte en nuestro prójimo y servirte con un corazón humilde.
En tu Nombre, Señor, bendecimos este
tercer cirio, de color rojo, de la Corona de Adviento al encenderlo, alegres,
por tu Presencia en medio de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ENCENDIDO
DEL TERCER CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE LA FAMILIA
(La
familia designada enciende el tercer cirio, de color rojo. Mientras
caminan hacia el lugar de la Corona, se lee la Oración. El gesto de este
Domingo son los PASTORES)
Señor Dios nuestro, hoy venimos ante
Ti trayendo a nuestras propias familias y a las de toda la comunidad. Queremos
dejar sentir la alegría profunda que tu llegada representa en nuestras vidas.
Sabemos que tus abundantes bendiciones sobre ellas las iluminarán para que se
constituyan en lumbreras tuyas en este mundo nuestro, que tanto Te necesita.
Amén.
PENITENCIAL
1. Señor, nuestras sonrisas, nuestras
alegrías, no siempre son auténticas. Es más, despreciamos la alegría cristiana
porque no es popular en nuestra sociedad. Señor,
ten piedad. Niño(a) con letrero:
¡LA ALEGRIA TIENE UN NOMBRE! ¡JESÚS!
2. ¡Tú eres nuestra alegría, Señor
Jesús! Cuando descubrimos en nosotros la alegría cristiana -que no se ve a
simple vista ni se puede comprar- preferimos quitarte, Señor, la importancia
que mereces y tienes. Cristo, ten
piedad. Niño(a) con letrero:
¡JESÚS NACE PARA NUESTRO BIEN!
3. Señor, muchas veces consolamos -y
nos consolamos a nosotros mismos- comprando cosas; olvidamos que la alegría
cristiana no está en las tiendas ni tiene precio. Sólo la podemos conseguir en
el corazón, en la belleza interior de nuestras vidas. Señor, ten piedad. Niño(a) con
letrero: ¡SEÑOR, QUIERO QUE NAZCAS EN MI CORAZÓN!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-. Muchas
veces nos llenamos de desesperanza y casi creemos que todo está perdido, hasta
la vida misma. Hoy el profeta Sofonías nos expresa, con profunda alegría, cómo el
perdón de Dios apartará de su Pueblo todo temor, todo desaliento. Esta es,
además, razón para celebrar la vida. ¡La tristeza es rota por un rayo de luz!
SALMO.-. Hoy
utilizaremos versos del capítulo 12 del libro del profeta Isaías para alabar,
bendecir y agradecer a Dios, quien sabe portarse a lo grande con sus hijos. Por
eso, alegres, dejamos atrás el miedo y el temblor ante las situaciones
dolorosas: Dios está con nosotros.
SEGUNDA.-. Son
realmente hermosas y edificantes las palabras de san Pablo, en la segunda
lectura, procedente de la Carta a los Filipenses. ¡Hay razones para estar alegres! Supliquemos
siempre a Dios, hagamos el bien, tengamos su paz, pues es Él mismo quien está
cerca, siempre. Y seamos agradecidos ante tanto amor. EVANGELIO.-. Toda persona que
busca a Dios tiene que hacer cambios en su actitud consigo y con los demás.
Caso contrario, estaremos ante una falsa conversión, y nuestra alegría será
falsa. El Evangelio de San Lucas nos
hace una pregunta importante: ¿Qué tenemos que hacer? Dejar atrás el egoísmo,
la mentira, la violencia, la injusticia, el desamor y todo lo que sea contrario
a las enseñanzas de Jesús. ¿Lo intentamos?
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Pensamos que tu Iglesia ha de ser
alegría, Señor. Para que la profundidad
de tu Palabra no les impida al Papa y a cada consagrado, a cada laico
comprometido, expresar en sus actos de cada día la alegría que irradia tu
llegada. Roguemos al Señor.
2. El mundo quiere que estemos
alegres, Señor. Haz que jamás olvidemos que la alegría verdadera no descalifica
ni humilla, y tampoco destruye conciencias; que, por el contrario, es capaz de
unir familias divididas, comunidades que ya no lo eran. Roguemos al Señor.
3. Hazte Navidad en nuestros hogares,
Señor, para que, al preparar el ambiente físico y las comidas, tengamos cada
vez más presente que ésta es TU FIESTA, que es Tu venida al mundo lo que
celebramos. Y que, así, nos gocemos por Tu Presencia en nuestras vidas. Roguemos al Señor.
4. Confiamos en tu Misericordia,
Señor, eso nos llena de alegría. Te damos gracias por este Año Jubilar
Extraordinario que nuestro Papa ha decretado. Que sea fecundo para nuestra Salvación
y la de todas las personas. Roguemos al
Señor.
5. Hay mucha gente triste, Señor. Hay
muchos que sólo desean llorar en esta Navidad. Que la compañía de seres
queridos, los recuerdos de tiempos felices y la certeza de Tu venida sean
capaces de restablecerlos. Roguemos al
Señor.
6. Muchas veces confundimos la alegría
con la burla, el chiste malo y torcido con el humor bueno. Que jamás olvidemos
que Tú te hiciste Hombre, Jesús, para devolvernos la dignidad perdida. Roguemos al Señor.
7. Cuando sufrimos dolores físicos,
enfermedad, aislamiento familiar o social, pobreza agobiante, violencia física,
entonces necesitamos más del amor de ese Niño de Belén. Manifiéstate, Niño
Bendito, en esas duras situaciones de vida y llena esos corazones de esperanza
por Tu llegada. Roguemos al Señor.
8. Damos gracias a Dios por nuestro
país, confiamos en su amor providente y en su perdón ante las culpas de todos
sus ciudadanos. Que nos animemos a vivir la experiencia transformadora del amor
de Dios que se hace Niño en nuestros corazones. Roguemos al Señor.
OFRENDAS
1. La música casi que no puede
ocultarse. Queremos ser música alegre que Te presente, Señor, dondequiera que
nos encontremos. Por eso presentamos este INSTRUMENTO MUSICAL, pues nuestros
actos e intenciones han de ser alegre alabanza a Tu Natividad.
2. UNA FLOR, Señor… Así debe ser la
vida de quien Te adora: humilde, de grato aroma, hermosa en sí misma, única y
debe rendirse a Tus pies, Señor. Esta ofrenda expresa la rendición de nuestras
vidas ante el Misterio de Belén hecho Eucaristía.
3. Con EL PAN y EL VINO llevamos hasta
el Señor nuestros sufrimientos y necesidades, el esfuerzo y el trabajo de
tantos hombres y mujeres que luchan por un mundo mejor, más humano y más
alegre. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN
PARA LA COMUNIÓN
¡Señor, Tú eres nuestra alegría! En
medio de las situaciones de la vida que cada persona tiene que enfrentar,
Señor, Tú te manifiestas como el gozo y el descanso. En medio del sinsentido de
nuestras propias decisiones, Tú nos iluminas con tu Luz, mostrándonos aquello
que estaba oculto a nuestros ojos. En medio del miedo que un futuro incierto
nos produce, por más que planifiquemos y busquemos ‘seguridades’, Tú, Señor, te
constituyes en nuestra única, real y más preciada seguridad. ¡Gracias, Señor,
por quedarte en medio de nosotros! Amén.
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