Domingo II de Adviento 6 de diciembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
En este II Domingo de Adviento, esperamos con muchas ganas la llegada de
Jesús, y mientras esto sucede, preparamos nuestros corazones para hacerle un
gran recibimiento. Hoy hablaremos de esperanza y de paz, de alegría, confianza
y amor. No hay mejor manera de prepararle un corazón limpio al Niño que va a
nacer para darle, así, la mejor bienvenida.
Estamos ya próximos a iniciar el Año Jubilar Extraordinario de la
Misericordia y conviene disponer nuestros corazones en apertura y hospitalidad
a Dios y a las personas, seguros de los muchos beneficios que el Señor nos
concederá.
Comenzamos nuestra celebración cantando con mucha alegría. Puestos de
pie, recibimos al celebrante.
Se aproximan 4 niños portando 2 pancartas: ¡Ven pronto, Señor, Salvador
nuestro! ¡Maran atha: Ven, Señor Jesús!
CORONA DE ADVIENTO: BENDICIÓN DEL SEGUNDO CIRIO
(El sacerdote bendice el segundo cirio y los signos
que se presentan)
Dios Padre nuestro,
que derramas sobre todos tus hijos tu misericordia infinita, haznos sensibles a
la actitud que Tú esperas en nosotros para recibir adecuadamente a tu Hijo
amado, Jesucristo. De manera que, al encender
este segundo cirio de la Corona de Adviento que bendecimos en tu Nombre,
renovemos nuestro compromiso de ser voz para anunciar Su llegada, camino que
lleve hacia Él nuestros pasos, e instrumento del gran amor que nos trae el
Dios-con-nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.
ENCENDIDO DEL SEGUNDO CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE
LA FAMILIA
(La familia designada de encender el segundo cirio camina lentamente hacia el lugar de la Corona)
Señor, vivimos
tiempos de oscuridad. ¡Ven a nuestros
corazones, a nuestros hogares, para que podamos llevar tu Luz!
Señor, vivimos
nuestra fe con mucha comodidad. ¡Ayúdanos a esforzarnos para que nuestras vidas
se vuelvan productivas para el Reino de Dios!
Señor, el mundo cree
que Dios no hace falta. ¡Toca nuestros corazones con la dulzura del Niño de
Belén de manera que, cada vez más, escuchemos a Dios Padre para que lo
entreguemos a todos! Amén
(Se acerca un adulto y un/a niño/a; aquel
enciende el segundo cirio -verde, como signo de esperanza en Dios- y
este coloca los animales, la mula y el buey)
PENITENCIAL
1. Al acercarse la
Navidad, preguntémonos: ¿Somos cristianos o simples decoradores de espacios?,
¿preparamos nuestras vidas al Niño Dios o nos contentamos con ser acomodadores
y utilizadores de las cosas que compramos? ¡Señor,
ten piedad!
2. ¡Llega el Señor!
¿Damos sentido a nuestras vidas sirviendo y consolando al que nos necesita?
¿Nos importa hacer que los que están tristes puedan sonreír? ¿Alegra nuestras vidas el Nacimiento de Jesús,
la Navidad? ¡Cristo, ten piedad!
3. ¡El Señor se
establece en medio de nosotros! ¿Cómo lo esperamos? ¿A quién adoramos: al Niño
que recordamos en el Pesebre o al viejo bonachón que da regalos? ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Como primera
lectura escucharemos del libro del profeta Baruc una hermosa profecía
mesiánica, plena de esperanza, de fiesta, de alegría. ¡Es hora de dejar atrás
la tristeza! ¡El Señor envía su gloria sobre nosotros!
SALMO.- Hoy oraremos
con el salmo 125, que es un canto de los judíos que volvían del destierro de
Babilonia. Ni ellos mismos se creían que lo imposible hubiera sucedido: ¡habían
sido liberados! Es que Dios sabe sacar vida hasta de la muerte. Dejemos que se
renueve nuestra esperanza en el Señor y su amor.
SEGUNDA.- Nuestra
segunda lectura proviene de la Carta de san Pablo a los Tesalonicenses. Todos
buscamos obtener los mejores frutos en nuestra existencia. El Señor siempre
está dispuesto a intervenir en nuestras vidas para ayudarnos, guiándonos hacia
su Luz y su Verdad. Si estamos convencidos del auxilio divino, debemos
esforzarnos en mantenernos limpios e irreprochables ante Dios.
EVANGELIO.- El Evangelio
de Lucas nos presenta numerosos nombres. Los primeros sirven para ubicar en el
tiempo real la aparición de aquel personaje tan propio del Adviento, Juan el
Bautista. Mientras aquellos representan el poderío político, económico, social
y religioso que no valora las personas, este prepara para Jesús los caminos de
conversión, paz, encuentro y vida en el Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Pidamos al Dios-con-nosotros que
bendiga al Papa Francisco, a los Obispos y a nuestros sacerdotes. Para que
nunca se cansen de invitarnos a mejorar y de esforzarse por hacerlo ellos
también. Roguemos al Señor.
2. En este día que se conmemora a
santa Carmen Sallés encomendamos la Congregación de Misioneras Concepcionistas
que ella fundó y que por tantos años estuvieron nutriendo nuestra vida de fe y
educacional. Que todas las situaciones relativas a la vida congregacional o
comunitaria, de salud o personales de sus integrantes, sean transformadas con
el anuncio de la llegada de Jesús. Roguemos
al Señor.
3. Presentamos al Señor nuestra
súplica por Venezuela, por sus autoridades y sus ciudadanos. Que unos y otros
recuerden que todos hemos de responder al Señor por nuestros actos. Que unos y
otros fomentemos la paz y la unidad para gloria de Dios. Roguemos al Señor.
4. Oremos muy especialmente por
quienes están pasando momentos difíciles por la pérdida de un ser querido, por
algún conflicto laboral, familiar o de salud, para que el Señor ilumine su
caminar y haya personas que les ayuden a solucionar o sobrellevar la situación.
Roguemos al Señor.
5. No olvidamos, Señor, que cerca de
nosotros hay personas amadas que se encuentran en oscuridad porque han perdido
la ilusión de vivir o han perdido la fe. Toca, te rogamos, esos corazones
heridos y dales el impulso necesario para salir de esa condición y vivir en tu
Luz. Roguemos al Señor.
6. El miedo ante las situaciones que
vivimos puede paralizarnos. Haz que actuemos, Señor, y que entendamos que el
mundo será mejor si cada uno de nosotros cambia –aunque sea un poquito- para
bien. Roguemos al Señor.
7. Hemos
llegado a pensar que Navidad sin recursos económicos no es Navidad. Oramos por
las personas que no pueden satisfacer todas sus necesidades materiales o
sociales, para que descubran el gozo de encontrarse con ese niño que hay en
ellas –y que tal vez fue feliz aunque no tuviera muchos bienes. Que desde esa
perspectiva puedan adorar al Niño Dios y compartir su alegría. Roguemos al Señor.
8. No olvidamos, Señor, a nuestros
difuntos, quienes ya no están en medio de nosotros. Te suplicamos que bendigas
a quienes les conocimos y que nuestras oraciones les ayuden a llegar a la plenitud
de tu Presencia. Roguemos al
Señor.
OFRENDAS
1.
En dos días celebraremos a la Inmaculada
Concepción. “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!” Así le habló
el Ángel Gabriel a María sobre el alto destino que Dios había elegido para ella.
Cuando Gabriel pidió permiso a María Ella no lo dudó y aceptó la altísima
misión de ser Madre del Redentor. Dios no se impone. Dios cuenta, siempre, con
nuestra libertad. Y es esa libertad
nuestra la que hoy te ofrecemos en la esperanza de que nuestras respuestas se
parezcan a la suya: “¡Yo soy la servidora del Señor! Hágase en mí lo que has
dicho.”. (Una niña y un niño
portan la palabra ‘libertad’ y hacen el gesto de sus manos liberadas de cadenas
o algo que las ate)
2.
La libertad nos lleva a las mejores
decisiones. Madre Carmen Sallés supo responder en libertad y nos anima a seguir
siempre adelante, confiando en nuestro Dios providente, y a vivir ‘haciendo lo que hacemos, haciéndolo bien y
haciéndolo por Dios’. (Una familia
porta los lemas concepcionistas: ‘¡Adelante, siempre adelante, Dios proveerá!’ Y
‘Haz lo que haces, hazlo bien, hazlo por Dios.’)
3.
Presentamos, finalmente, la excelente ofrenda
del pan y del vino, señal del esfuerzo y el trabajo
que hemos realizado durante esta semana con el deseo de ser mejores personas y,
sobre todo, la alegría que supone vivir, desde ahora, la presencia de Jesús en
el Belén de nuestros corazones.
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