XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, 8 de noviembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy bendecido día deseamos a todas y todos!
Hemos llegado a otro Domingo donde nos encontramos con el misterio de la Resurrección
de Cristo, promesa de resurrección para cada persona que espera seguir su
camino. Y en este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario sobran las razones para
estar alegres, pues tenemos una familia y hoy celebramos en Venezuela el Día
del Abrazo en Familia que, por iniciativa del sacerdote Aldo Fonti, comenzó a
celebrarse desde hace 23 años cada 2° Domingo del mes de noviembre. El propósito, promover los valores
familiares, con mensajes ajustados a los tiempos, especialmente hoy en día,
cuando las costumbres familiares se van perdiendo. Así que hemos de tener muy
presentes a nuestras familias en esta nuestra gran oración.
Ajusta muy bien esta celebración con la
alegría de la entrega y la generosidad que desborda en las lecturas de hoy.
Hemos de prestar atención a las actitudes de dos viudas que, sin importar los
tiempos en que vivieran, respondieron
generosamente haciendo lo que Dios esperaba de ellas. Sólo quien se sacrifica
puede hablar e interceder con propiedad, como lo hizo y lo hace Jesucristo.
¡Ese sí es amor del bueno!
Recordemos la misericordia de nuestro Dios. ¡Dios
bendiga a nuestras familias!
(Procesión con dos
pequeñas pancartas: ¡DIOS ES VIDA! Y
¡DIOS BENDIGA NUESTRAS FAMILIAS!)
PENITENCIAL
1.
Señor, nos cuesta mucho compartir pero nos sentimos con derecho a recibir. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con letrero: ‘Solo RECIBIR’ / Otro/a le entrega
un nuevo letrero, el cual presentan contentos: ‘MEJOR: DAR Y RECIBIR’)
2.
Señor, caemos en el error de pensar en la reencarnación y olvidamos que nos
corresponde una sola muerte física y la resurrección que Tú mismo ganaste para
nosotros. ¡Cristo, ten piedad! (Niño/a con letrero: ‘REENCARNACIÓN VS RESURRECCIÓN’ Otro/a
le entrega un nuevo letrero, el cual presentan contentos: ‘CREO EN RESURRECCIÓN’)
3.
Señor, acostumbramos dar lo que nos sobra, tenemos miedo de ser generosos. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con letrero: ‘Ve si sobró algo y dáselo’ Otro/a
le entrega un nuevo letrero, el cual presentan contentos: ‘¿SEAMOS GENEROSOS!’)
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Cuando damos
atendiendo a la necesidad del otro y no a nuestras seguridades y cálculos,
siempre seremos recompensados por el Señor. En el libro de los Reyes –que es
nuestra primera lectura de hoy—se narra la historia del profeta Elías y una
viuda pobre, quien apenas tenía alimento para comer una vez ella y su hijo.
Pero confió en el hombre de Dios, cuidó de él y jamás le faltó el alimento ni a
ella ni a su hijo.
SALMO.- Al final del libro
de los salmos nos encontramos con 6 salmos de alabanza a Dios el
salmo 145 es el primero de esta serie. Utilizado como oración de la mañana por
los judíos, nosotros lo utilizaremos como canto de alabanza a nuestro Dios,
quien sabe bien ser generoso y nos da cuanto necesitamos.
SEGUNDA.- En la segunda lectura
continuamos leyendo fragmentos de la Carta a los Hebreos. Jesucristo,
establecido sin lugar a dudas como Sumo sacerdote, ha hecho lo que nadie ha
podido –ni podrá: dar muestra del amor más grande al entregar su propia vida
para el perdón de nuestros pecados, hecho que nos unió definitivamente al Padre.
EVANGELIO.- Nos presenta el
evangelista san Marcos otra viuda, pobre pero muy generosa. Muchas veces
creemos que si ayudamos a personas necesitadas con lo que queda de sobra está
bien; pero el Señor pide más. Él quiere que nuestra generosidad se mida en la
necesidad de aquel a quien ayudaremos, quiere que demos con alegría, que no
busquemos el sencillo -que hasta molesta- para dar la limosna. Se trata de
compartir lo que tenemos y no de dar lo que sobra.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Oremos por la Iglesia. Para que se prepare gozosa y practicante a vivir el ya
muy cercano Año de la Misericordia y atraiga a los hijos alejados a la vivencia
de este misterio del Corazón de Jesús, llena de sencillez y humildad. Roguemos al Señor.
2.
Oremos por todas las personas que gobiernan porciones más o menos grandes del
mundo. Que aprendan a hacerlo desde la generosidad que la misma naturaleza
manifiesta para todos y que valoren a sus ciudadanos, para quienes han de ser
humildes servidores. Roguemos al Señor.
3.
Muchas personas viven en el sufrimiento de la pobreza y hasta de la miseria.
Muchas otras personas están cerca de ellas pero no se deciden a ayudarlos.
Señor, que recordemos que es dichosa la persona que socorre a quien necesita de
su apoyo para salir adelante y ser feliz; que recordemos que Tú eres generoso y
que siempre estás pendiente de quien también lo es. Roguemos al Señor.
4.
Hoy queremos orar por todas las familias, especialmente por las nuestras. Cada
una de ellas vive situaciones particulares que Tú, Señor, bien conoces.
Suplicamos que derrames sobre ellas tu misericordia que traspasa toda carencia,
exceso o defecto y puede renovarlas. Roguemos
al Señor.
5.
Queremos entregarte a esas personas y familiares que nos sostienen y
fortalecen, que se desviven por ayudarnos y protegernos, que nos dan lo que
necesitamos y siempre están dispuestos a escucharnos. Cólmalas, Señor, de tus
bendiciones. Roguemos al Señor.
6.
Especial entrega hacemos de esas personas y familiares que son como una
piedrita en el zapato, que piensan mal de nosotros, que nos hacen daño –sabiéndolo
o no-, que nos inquietan y entristecen. Bendícelas, Señor, muy especialmente. Roguemos al Señor.
7.
En nuestras familias hay personas que sufren mucho: unas porque no te conoce,
Señor; otras, porque no tienen los recursos materiales o humanos que requieren;
otras, porque viven en soledad; otras, porque están enfermas en su cuerpo,
mente o espíritu. A todas ellas, bendícelas, Señor. Roguemos al Señor.
8.
Como Iglesia que camina a tu encuentro, Señor, intercedemos por todos los
difuntos, Iglesia purgante; especialmente intercedemos por nuestros familiares.
En este día te entregamos una súplica de perdón por las faltas cometidas contra
ellos (…) y los declaramos, ante ti, inocentes por cualquier daño que nos hayan
causado, por lo que los perdonamos (…). Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
¡QUISISTE
SER FAMILIA, SEÑOR! La creación entera
es lo que queremos consagrar hoy a ti, Dios uno y Trino, Familia de amor
divino. (Familia portando una planta)
¡QUISISTE
NACER EN FAMILIA, JESÚS! En este niño/a
y su familia consagramos a ti, Señor, nuestras familias, que necesitan tus
bendiciones y tu presencia transformadora.
¡QUISISTE
SER FAMILIA EN NOSOTROS, PADRE! Jesús, nos hiciste hijos del Padre en ti y nos
entregaste a tu Madre, María. Custodias esa entrega con tu presencia eucarística, que necesitamos y agradecemos. (Familia portando el pan y el vino)
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