SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI EUCARISTÍA DE PRIMERA COMUNIÓN 7 de junio de 2015
Muy buenos días, hermanos y hermanas. Sean bienvenidos a nuestra Celebración Eucarística de este día.
Hoy
es un día grande, en que celebramos Corpus Christi, o sea, la Solemnidad del
Cuerpo y la Sangre del Señor, que nos
invita a creer y cuidar la presencia de Cristo en el pan y en el vino. Además,
si somos de los amigos de Jesús, tendremos que intentar ser mensajeros de Su
Palabra, testigos de Su amor e instrumentos Suyos dondequiera que nos
encontremos.
Por
otra parte y en medio de tan significativa celebración, nuestra comunidad
parroquial recibe a sesenta y tres niños, niñas y jóvenes que vivirán su primer
encuentro con Jesús Resucitado en la Eucaristía. Es un gran día, día de encuentro y amistad
naciente; día de compromiso cristiano y de amor divino.
Dispongámonos,
ahora, puestos de pie, para iniciar la Fiesta Eucarística. Recibamos al
celebrante, el Padre Severiano Rodríguez Gallego, y a los primo comulgantes.
OFRECIMIENTO DE LOS NIÑOS
Queridos
hermanos y hermanas:
Nos
corresponde el noble compromiso de representar a los padres y madres de todos
los niños, niñas y jóvenes que hoy van a recibir por primera vez la Comunión.
Intentaremos sintetizar lo que, como familia, sentimos que representa este día,
el cual esperamos ellos y ellas puedan recordar siempre como ‘El Día’ en que se
unieron a Cristo Jesús para comenzar la más hermosa de las amistades.
Muchachos,
muchachas, hoy es el día de su mayoría de edad en la familia cristiana de la
que formamos parte. Como entendemos que eso no será una situación en la que
ustedes vayan a vivir cómodos, queremos invitar a todos los presentes a unirnos
para orar al Señor por ustedes, en profunda reflexión y silencio.
Señor,
sabemos que ser cristianos no les va a resultar fácil a nuestros hijos e hijas.
Tomarse en serio la fe y la Eucaristía no va a ser sencillo. Las palabras
“compartir”, “solidaridad”, “amistad desinteresada” “servicio”, ...incluso,
“Dios”, no siempre sonarán bien en los ambientes en los que ellas y ellos van a
tener que vivir, y en ocasiones serán palabras muy mal acogidas.
Les va a
costar ser cristianos, necesitarán que les ayudemos. Por eso, Señor, aceptamos
el COMPROMISO que representa la Primera Comunión de ellos y ellas, pues
entendemos que nosotros también tendremos que disponernos a creer en el
Misterio de tu Amor Eucarístico, y en todo aquello que durante estos años
nuestros hijos e hijas han aprendido aquí. Tú, Señor, conoces nuestra pequeña
disposición para Ti; Tú sabes que nos ocupamos de otras cosas, tal vez porque
sabemos que Tú eres nuestro Amigo Fiel y siempre estarás allí para socorrernos
en nuestras necesidades más angustiosas.
Por eso,
Señor, ayúdanos a vivir esta Eucaristía a plenitud para que, compartiendo los
sentimientos de nuestros hijos e hijas, tengamos el valor de comenzar con ellos
un CAMINO NUEVO que fortalezca nuestras
relaciones familiares y nos disponga para ser TESTIGOS DE TU AMOR. Haz, Jesús, que quien nos vea comprenda y
sienta que Tú vives en nosotros porque
comencemos a transformar nuestras comunidades al estilo tuyo.
Bendice a
nuestros hijos e hijas, Señor. Te invitamos, Señor Jesús, a que seas Tú el Jefe
de nuestras Familias desde hoy. ¡Amén!
PENITENCIAL
(El
Padre invita a todos –pero especialmente a los Primocomulgantes- a revisar en
qué forma hemos entristecido al Señor con nuestros actos. Él pregunta y 3 niños
responden)
Sacerdote: Muchas veces entristecemos a Dios, ¿verdad,
niños?...
Niños: ¡Sí,
padre!
Sacerdote: ¿Quién puede decirnos alguna cosa
que haya entristecido al Señor?
……….: Con
frecuencia soltamos palabrotas, damos
patadas y puñetazos, en lugar de buscar verdaderas amistades y ayudarnos unos a
otros.
Sacerdote: ¿Qué crees que debemos pedirle al Señor?
……….: Le debemos
pedir a Jesús que limpie nuestra boca de groserías y palabras duras y ofensivas
que puedan disgustar o entristecer a otros, y que nos dé valor para rechazar
peleas y agresiones de cualquier tipo.
(Tú,
que siempre nos perdonas…)
……….: Entiendo
que con nuestros ojos podemos ver las maravillas de la creación de Dios, las
cosas bonitas del mundo. Pero nos hemos acostumbrado a tener miradas de odio y
rencor hacia personas y cosas que Él también ama. ¡Todos nos ponemos tristes!
Sacerdote: ¿Qué crees que debemos pedirle al Señor?
……….: Le
debemos pedir a Jesús que llene nuestra
mirada de alegría y amor, para no fijarnos tanto en lo malo de los demás sino
en los aspectos positivos, buenos, que todos tenemos.
(Tú,
que siempre nos escuchas…)
……….: Yo creo
que nos cuesta escuchar, tanto a las personas como la voz de Dios. Nos resulta
muy fácil y cómodo escuchar lo mal dicho, el mal consejo, el reto negativo… y
terminamos haciéndonos daño y perjudicando a otros.
Sacerdote: ¿Qué crees que debemos pedirle al Señor?
……….: Le debemos
pedir a Jesús que nos enseñe a escuchar lo que quienes nos aman nos dicen, a
estar siempre atentos a los demás, a estar pendientes de lo que Dios y la
Virgen María nos aconsejan.
(Tú,
que siempre nos ayudas…)
Sacerdote: Que Dios, nuestro Padre, nos perdone las
cosas que hacemos mal a propósito o sin querer. Les doy la señal de que el
Señor nos perdona de todo corazón: En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONICIÓN PRIMERA LECTURA
La primera lectura de hoy
procede del capítulo 24 del Libro del Éxodo. Y nos narra cómo Moisés, mediante
la sangre de unas vacas –que era una fórmula de sacrificio- confirma la Alianza
del pueblo judío con Dios, quien los eligió como su parentela. Más tarde, la Sangre
de Cristo confirmará la Nueva Alianza, que dura para siempre.
PRIMERA
LECTURA (Éxodo 24,3-8)
Lectura
del libro de Éxodo
En
aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y
todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: «Haremos todo lo que dice el
Señor.»
Moisés
puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un
altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y
mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como
sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la
otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza
y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que
manda el Señor y lo obedeceremos.»
Tomó
Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza
que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.» Palabra de Dios
MONICIÓN
SALMO RESPONSORIAL
En
medio de las angustias y el dolor por situaciones vividas, el salmista sabe que,
por su fe y confianza en Dios, recobró ánimos y pudo salir adelante. Por eso da
gracias a Dios, quien es la razón de su esperanza.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 115)
R/.
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor
ü ¿Cómo
pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando
su nombre. R/.
ü Mucho
le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava;
rompiste
mis cadenas. R/.
ü Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo. R/.
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA
El Antiguo Pueblo de Dios fue esclavo del pecado y vivió una
fidelidad demasiado ligera. La Alianza Nueva que se da por medio de la Muerte y
Resurrección de Jesucristo, purificará por siempre a los que Él redimió y a
todo aquel que siga Su camino con corazón sincero. En el Mesías sacerdote y
ofrenda se da nuestra liberación del pecado.
SEGUNDA
LECTURA (Hebreos 9,11-15)
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Hebreos
Cristo ha
venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más
grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo
creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y
así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación
eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas
de una becerra tienen poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la
pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu
eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar
nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte
que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los
llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN A/D DEL EVANGELIO
R/
Aleluya, aleluya. Vayan y
enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes
todos los días hasta el fin del mundo. /R Aleluya, aleluya. (Mt 28, 19-20)
MONICIÓN DEL EVANGELIO
Es sencilla -pero muy
clara- la narración de san Marcos en torno a lo ocurrido durante aquella Última
Cena de Jesús, cuando concluye tantas explicaciones dadas con anterioridad en
torno a Su condición de Pan de vida y Cáliz de salvación. Al punto que las
palabras que pronunció entonces se han constituido en la fórmula litúrgica que repite el sacerdote en
el momento de la consagración: “Esto es mi Cuerpo. Esta es mi Sangre”.
EVANGELIO (Marcos 14,12-16.22-26)
Lectura del santo Evangelio
según san Marcos
El primer día de los
Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus
discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos,
diciéndoles: «Vayan a la ciudad, encontrarán un hombre que lleva un cántaro de
agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle al dueño: "El Maestro
pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis
discípulos?" Les enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada
con divanes. Prepárennos allí la cena.»
Los discípulos se
marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó
un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomen, esto
es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y
todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada
por todos. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día
que beba el vino nuevo en el reino de Dios.»
Después de cantar el salmo,
salieron para el monte de los Olivos. Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Creer en la Presencia real de Cristo Resucitado nos llevará a un verdadero ‘encuentro eucarístico’ de común unión Pidamos que Su Espíritu nos fortalezca, nos ilumine y nos llene de su paz.
1. Tú
eres fiel, Señor Jesús. Bendice a la Iglesia, a cada bautizado, dondequiera que
se encuentre, para que sea fiel a la misión que le has encomendado. Roguemos al
Señor.
2. Tú
nos diste el ejemplo de cómo servir. Bendice a los ministros de tu Iglesia -el
Papa Francisco; nuestros obispos: Baltazar Enrique y Alfredo Enrique; a
nuestros sacerdotes: Severiano, Rubén, Héctor y José Manuel; para que todos
ellos sientan el gozo de servir al rebaño que Tú mismo les has confiado. Roguemos al Señor.
3. Tú
eres ‘la Iglesia’. Bendice nuestra vida comunitaria, nuestro crecimiento como
vecinos, estudiantes, trabajadores, de modo que todos observen cómo nos amamos.
Roguemos al Señor.
4. Tú
nos enseñas lo bueno que es orar. Bendice a tus hijos con el don de la oración
comunitaria y personal, que puede hacernos mover las más grandes montañas: las
que están en nuestro corazón. Roguemos
al Señor.
5. Tú
eres Familia Trinitaria, Señor. Bendice nuestros hogares para que tengamos el
valor de cambiar nuestras actitudes que los destruyen y empobrecen. Roguemos al Señor.
6. Tú
eres el Camino, Señor Jesús. Bendice nuestros pasos y acompáñanos en nuestras
decisiones. Roguemos al Señor.
7. Tú
eres la Verdad, Señor Jesús. Bendice nuestra voluntad para que seamos
auténticos y aprendamos a vivir en tu Verdad. Roguemos al Señor.
8. Tú
eres la Vida, oh Jesús. Bendice nuestra decisión de morir al egoísmo y vivir
plena y abundantemente, según tu oferta para nuestro cada día. Roguemos al Señor.
9. Tú
eres el Príncipe de la Paz. Bendice nuestra historia personal y comunitaria con
esa Paz que no es como la que da el mundo. Roguemos
al Señor.
10.
Tú nos enseñaste que existe la
Vida Eterna. Bendice nuestro recuerdo de quienes ya han pasado de esta vida a
la verdadera y dales a todos ellos el descanso en que creyeron. Roguemos al Señor.
MONICIONES DEL OFERTORIO
Lo
más hermoso de este día es que Tú vienes a vivir en nosotros, Señor. Más que
nunca antes, queremos unirnos a Ti y ofrecerte estos gestos que nos
representarán ante tu altar:
1. FAMILIA / LUCES (Amairy)
Estamos aquí porque nuestras familias han querido conducirnos a Tu Luz,
Señor, para que Te conozcamos y vivamos ‘a Tu estilo’. Por eso ellas son ‘luces
en nuestras vidas’. Sabemos que no solo bendices alguna familia, sino todas
nuestras familias.
2. CUALIDADES / FLORES
A pesar de nuestros errores, hay muchísimas virtudes en nosotros y en
quienes nos rodean; así lo comprobamos en nuestro último retiro, con nuestros
padres. Por eso Te presentamos nuestra descripción positiva, verdaderas flores
que Te alaban.
3. ESFUERZOS / ORACIÓN / CRUZ
Señor, entendemos que somos débiles y que sólo si nos esforzamos tendremos
la fortaleza para vencer esas debilidades y podremos triunfar. Por eso Te
entregamos nuestras oraciones de cada día. Con ellas apuntalamos nuestras
situaciones difíciles y Te adoramos en la Cruz.
4. CATEQUISTA / CATEQUIZANDO
CATECISMO / REPRESENTANTE
En las páginas de nuestros catecismos hemos descubierto aspectos
importantes sobre Ti, Jesús. Los recibimos de nuestros catequistas pero, hoy,
queremos entregártelos a través de nuestros padres, transmisores naturales de
nuestra fe en Ti, como Pequeña Iglesia Doméstica que somos.
5. PRIVACIONES / ALIMENTOS
Es trabajoso conseguir el pan nuestro de cada día. Sabemos que falta en
muchos hogares. Sabemos que Tú quieres repetir hoy aquellas palabras: ‘denles
ustedes de comer’. Por eso hemos tratado de traer muchos alimentos para que Tus
pequeños tengan qué comer.
6.
COLECTA
‘Quien da con alegría recoge con alegría’. Queremos
ser generosos y, por cuanto cada uno de nosotros es Iglesia y nos sentimos
comprometidos con cada una de sus necesidades, Señor Jesús, hemos reunido este
aporte entre los padres y entre los hijos, para mejorar nuestro templo y
colaborar con Tu Iglesia.
7. HOSTIAS Y VINO, CÁLIZ Y VINAJERAS
Traemos ante Tu altar, Señor, una ofrenda que el hombre elabora para que
Tú la transformes. Es que, aunque nuestros ojos no lo puedan distinguir así,
ellas serán tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad, que se nos darán en
el Alimento para la Vida verdadera y para nuestra Salvación, Señor.
Por todo
esto, ¡GRACIAS, Señor!
CONSAGRACIÓN DE LOS NIÑOS A LA VIRGEN MARÍA
Madre
nuestra:
Con
la seguridad de un hijo que se sabe amado, queremos entregarte y consagrarte
hoy a cada uno de estos niños, niñas y jóvenes que están viviendo un momento
muy especial: su encuentro personal con
Jesucristo Resucitado, tu Hijo, en la Eucaristía.
Quienes les hemos preparado, no podemos
olvidar tantas conversaciones con ellos, tantos momentos de formación, tantas
oraciones y tantos consejos, tantos regaños.
Pareciera, pues, que podríamos tener miedo de quedar mal ante Jesús y
ante Ti, Madre, porque sus corazones pudieran no estar en las condiciones que
se requieren para vivir este encuentro.
Afortunadamente, no es así, Madre. Y no porque confiemos mucho en el trabajo
desarrollado por nosotros, con tan grande amor, en cada uno de ellos. No.
Hoy estamos seguros y llenos de gozo en
Cristo por todos y cada uno de ellos, porque sabemos, Madre, que podemos
confiar en tu indescriptible amor de Madre.
Sabemos que Tú darás el lugar adecuado a cada palabra y a cada esfuerzo realizado
para llevarlos al encuentro con Jesús. Sabemos que Tú entiendes sus reacciones
y actitudes mejor que nadie, porque sientes que cada uno es hijo e hija
tuyo; sabemos que Tú les recibes con el
mismo amoroso corazón con que recibías a Jesús Niño cada vez que salía a jugar
o a trabajar con su padre, san José.
Te entregamos a nuestros jóvenes con
sus realidades familiares; con todo lo que son, con todo lo que tienen: lo
bueno y noble, lo menos bueno e indeseado; con todos los que están a su lado
cada día; con sus dificultades y sus logros; con su pasado, su presente y su
futuro... En fin, Madre, te los entregamos con todo lo que Dios Padre les ha
dado para vivir sus vidas. Al hacerlo,
quedamos tranquilos, porque Tú los pondrás en contacto con el mayor de tus hijos, Jesús, y cuidarás siempre
de sus vidas de fe y de servicio.
Gracias, Madre.

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