Domingo después de Pentecostés La Santísima Trinidad 31 de mayo de 2015
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y
todos, hermanos! Sintámonos en casa y dispongámonos a alabar a Dios. Aunque ya
ha quedado atrás la Pascua
2015 nos quedan por celebrar dos grandes fiestas: la Santísima Trinidad
y el Corpus Christi.

Dispongámonos,
ahora, puestos de pie y cantando, a iniciar la Fiesta Eucarística. Recibamos al
celebrante.
PENITENCIAL
1. Dios es amor. ¿Por
qué nos cuesta vivir en la fraternidad y en la amistad los unos con los otros? Señor, ten piedad.
2. Dios nació en
Cristo. ¿Por qué muchos hombres sólo ven a Jesús como un “líder” y olvidan que Él
es el Hijo de Dios? Cristo, ten piedad.
3. Dios habla por el
Espíritu Santo. ¿Por qué olvidamos que el Espíritu Santo nos acerca al Señor,
nos lleva a un conocimiento de Su Persona y nos fortalece en la fe? Señor, ten piedad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
PRIMERA.-
La primera lectura ha sido tomada del Libro del Deuteronomio. En palabras de
Moisés escucharemos una lección de la teología del Dios único, de gran significación
para los judíos, así como para nosotros: el Señor es el único Dios en el cielo
y en la tierra. Su amor se manifiesta en toda la creación. Y, hay algo muy
importante: Él quiere nuestra felicidad.
SALMO.-
El Salmo 32 es un himno a la providencia de Dios, pues se tiene la certeza de
la presencia divina dentro de la creación y de las situaciones humanas. Por lo
tanto, a través de este canto de alabanza al Señor del universo y de la
historia reconocemos que Dios es el origen de todo nuestro amor que continúa
creando en nosotros tantas cosas buenas.
SEGUNDA.-
Es breve el fragmento que vamos a escuchar de la Carta de san Pablo a los
Romanos. La cuestión es simple: Así como Jesús es ‘el Hijo’, por el Espíritu Santo
nosotros hemos sido hechos ‘hijos de Dios’. Y fue el mismo Jesús quien nos
enseñó a llamar ‘Abba’ –esto es, Padre- a Su Padre.
EVANGELIO.-
Es muy oportuna la lectura de este fragmento del Evangelio de San Mateo dentro de la celebración del Misterio Trinitario
de Dios. Nos presenta un encargo importante que Jesús hizo a los Apóstoles
antes de irse al cielo. Les pidió que fueran por el mundo entero bautizando en
el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Conviene que entendamos
que ese encargo es para nosotros también.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El amor de Dios Padre, de nuestro Señor Jesucristo y del
Espíritu Santo constituye la revelación del mismo Dios a nuestras vidas. Oremos
como Iglesia para que Su Espíritu Santo nos llene de paz.
1.
Por
la Iglesia. Por el Papa Francisco y por todos los obispos. Para que cuenten
siempre con el aliento del Espíritu Santo y puedan llevar a cabo la misión que
Jesús ha confiado a sus Apóstoles para gloria del Padre. Roguemos al Señor.
2.
Decimos
que Dios es amor. ¿Pero amamos a los demás? ¿Sirve de algo decir esto si,
luego, no se ve que damos y ofrecemos cariño? Para que nos tomemos en serio las
palabras de Jesús. Roguemos al Señor.
3.
Te
encomendamos a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas. Cuídalos en sus
necesidades personales. Que haya abundancia de vocaciones auténticas y que sean
tenidos por amigos y servidores en las comunidades donde se
encuentren. Roguemos al Señor.
4.
Oremos por nosotros y nuestras situaciones
particulares. Para que busquemos más lo que nos une que aquello que nos separa
y podamos conseguir ser la gran familia de los hijos de Dios. Roguemos al Señor.
5.
Por los niños, niñas y adolescentes que ya hicieron
su Primera Confesión o Comunión o su Confirmación, especialmente por aquellos
que no han vuelto a visitar a su Amigo Jesús, para que tomen conciencia del
inmenso amor que hay detrás de los sacramentos recibidos. Roguemos al Señor.
6.
Queremos
suplicarte, Señor, por las familias que tienen niños y jóvenes, por cuanto son
ellas las que enseñarán a sus miembros, con su ejemplo, a perseverar en la fe y
asumir con alegría el compromiso de formarlos para conocer nuestra fe, a no
conformarse con ‘salir’ de cada
sacramento sino, más bien, amarte y servirte, Señor, en quienes los rodean. Roguemos al Señor.
7.
Te
suplicamos, Señor, llenes de bendiciones a todos los catequistas para que
puedan seguir predicando al Dios Uno y Trino y dándolo a conocer con su palabra
y su ejemplo de vida. Bendice, sobre todo, sus situaciones difíciles y haz que Te
descubran en ellas cada día. Roguemos al
Señor.
MONICIONES
DEL OFERTORIO
1. Con esta cuerda
con TRES NUDOS. Queremos representar la grandeza de la Santísima Trinidad.
Su unión, su fuerza, su amor. El Padre y el Hijo y el Espíritu están
poderosamente unidos por el AMOR de Dios.
2. Con esta LINTERNA
queremos expresar el efecto que causan en el mundo entero las personas que oran
e interceden por toda la humanidad.
3. Con el PAN Y EL
VINO traemos hasta el altar la ofrenda por excelencia. Que el Señor nos ayude a
estar en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y a ofrendarnos
cada día a quien necesite Tu auxilio, Señor.
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