IV Domingo de Cuaresma 15 de marzo de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA

En efecto, la oscuridad nos produce
miedo. Jesús viene con Su Luz a vencerla. Nuestro desamor nos causa a todos
grandes tristezas. Pero Jesús nos ama hasta entregarse totalmente. Nosotros
pedimos pruebas de amor. Pero Jesús nos ofrece Su Cruz como el gran testimonio
de amor. Nos corresponde, pues, revisar cómo va nuestro camino cuaresmal y
rectificar. El Señor siempre espera de nosotros lo mejor.
PENITENCIAL
1.
Creemos que
nos las sabemos todas y que tenemos la fuerza necesaria hasta para vencer
nuestras propias debilidades. Despreciamos el sacrificio y el ayuno que nos
propones como auxilio para vencer el pecado. ¡Señor, ten piedad!
2.
Ante
nuestro propio pecado nos entristecemos y comenzamos a caminar por la oscuridad
del desánimo y la falta de fe. ¡Cristo,
ten piedad!
3.
Nos gusta
creer que sólo los demás se equivocan, que nosotros somos ‘santos’. Por eso despreciamos al que cae en
abierta debilidad y pecado y nos creemos superiores a ellos. ¡Señor, ten piedad!
MURAL DE CUARESMA
Señor, fuimos
invitados a sacrificar algo de nosotros para ayudar a nuestros hermanos,
quienes nos rodean. Hoy Te presentamos estos dibujos que simbolizan pequeños y
grandes esfuerzos que hemos hecho. Te damos gracias por habernos llamado a
compartir Tu Cruz en estos ‘dolores’. Que aprendamos a dar con alegría y
generosidad. Más aún, que aprendamos a darnos por amor a Ti y a ellos.
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Nuestra Primera Lectura es del Libro de las Crónicas, donde
verificaremos que Dios actúa con plena
libertad a favor de sus hijos. El pueblo elegido había alejado su proceder y su
corazón del Señor y había sufrido el destierro a Babilonia durante largos años.
Estando allá en gran sufrimiento, Dios llama a un extranjero, a Ciro, un rey persa,
para darle la misión de actuar a favor de Su Pueblo, dándole una nueva
oportunidad de vivir feliz.
SALMO.- El salmo 137 presenta muy claramente el sentir de aquel
que ha perdido lo que ama. Estando los judíos desterrados en Babilonia, llenos
de tristeza porque habían perdido su tierra, sus pertenencias y la expresión de
su fe, el salmista recoge su dura realidad cuando les pedían que cantaran y se
alegraran. ¡Ellos sólo soñaban con volver a Jerusalén! SEGUNDA.- San Pablo nos explica
en su Carta a los Efesios que nuestra salvación procede del infinito amor de
Dios, quien nos la entregó por medio del sacrificio de Cristo Jesús, nuestro
Señor. Nuestra salvación no procede, pues, de nuestros méritos –que no los
tenemos. El perdón de los pecados y la vida misma de Jesús son regalo de
Dios, que no esperó a que
nosotros fuéramos santos para luego amarnos.
EVANGELIO.- El Evangelio de San Juan nos anticipa la dolorosa
experiencia de la Cruz de Jesús. Con Él debemos encontrarnos y comenzar a vivir
la hermosa vivencia del amor que todo lo puede, que todo lo trasciende, que
todo lo da. No se trata tan solo de mirar la Cruz y al Crucificado. Más bien,
se trata de descubrir el amor que se nos da gratuitamente y dejarnos llenar y
transformar por ese Su amor. Esto es vivir en Su Luz.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
1. Oremos por la Iglesia. Para que cumpla su
compromiso de llevar el Evangelio a todas las naciones. Que lo haga con palabras
y –sobre todo- con las obras. Roguemos al
Señor.
2. Ponemos ante Ti, Señor, a todos los gobernantes,
para que entiendan que su primer deber es con su pueblo, al cual han de dar
razones de felicidad y progreso, al cual han de servir –en lugar de servirse de
ellos. Roguemos al Señor.
3. Queremos pedirte, Señor, que nos des valor para
confiar más en Ti. Que entendamos que todo es posible cuando confiamos en Tu
amor, que se da plenamente e ilumina nuestras tinieblas. Roguemos al Señor.
4. Con frecuencia pensamos que los demás se han
equivocado y no nos detenemos a pensar que, tal vez, nosotros fuimos los
causantes del dolor que nos preocupa. Para que nos revisemos de vez en cuando y
nos acerquemos al sacramento de la reconciliación. Roguemos al Señor.
5. Hay muchos tipos de ceguera. Que la Luz de Cristo
rompa nuestras oscuridades y nos permita ver la perspectiva correcta de nuestra
vida. Roguemos al Señor.
6. Oramos por quienes han perdido la fe, por quienes
se refugian en lugares de oscuridad que los mantienen alejados del amor de
Dios, por quienes llevan su fe en Dios junto a prácticas ocultas. Roguemos al Señor.
7. Hay muchos niños que sufren maltratos físicos o
verbales. Hay muchos niños que tienen hambre de pan, de amor y de justicia. ¡Señor,
escucha nuestra oración por todos ellos! Roguemos
al Señor.
8. Por nosotros, niños, niñas y jóvenes de la Catequesis,
para que, en todos los momentos de la vida, sepamos dar gracias a Dios, y no
nos olvidemos de rezarle. Para que aprendamos a sacrificarnos por amor a Dios y
a quienes nos rodean. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
¡Padre amado! Buscando nuestra Salvación Te nos
entregaste en Tu Hijo Amado. No Lo privaste del dolor, porque es allí donde se
dan las mayores pruebas de amor. ¡Jesús nos salvó! Pero, conociendo nuestra
debilidad y pequeñez, quiso quedarse para ser nuestro alimento en el peregrinar
de nuestras vidas. Al presentarte el pan
y el vino Te agradecemos ese amor
sencillo, que está pendiente de lo realmente importante, amor que no pide sino
que se da. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Gracias, Señor,
por Tu Misericordia infinita. Gracias porque cuidas de nosotros y nos
das Tu Luz y Tu Amor. Gracias porque siempre intervienes en nuestras vidas para
ofrecernos Tu paz y Tu verdad. ¡Gracias por quedarte con nosotros, Señor!
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