EPIFANÍA DEL SEÑOR 4 de enero de 2015
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días,
hermanos y amigos! ¡Feliz manifestación del Señor!
Hoy podríamos
decir que es el día de los valientes. De aquellos cristianos que se atreven a
anunciar su fe. Que no esconden su encuentro con el Dios-con-nosotros. Que,
además, se esfuerzan y empeñan por adorarlo como el Mesías se lo merece. Que no
le dan sobras de tiempo o recursos.
También podríamos
decir que es el día de la generosidad material para Dios. Y como Él no necesita
nada material, hemos de ser generosos con aquellos que carecen de lo necesario.
No estaría nada mal que nos ofrendáramos al Señor, completos, con todo lo que
tenemos, para llevar Sus acciones a este mundo que tanto Lo necesita, aunque no
lo sepa.
PENITENCIAL
1 Perdona, Señor, nuestra indiferencia
hacia Ti. Perdona que no Te adoremos; perdona que no Te tratemos con la
dignidad que mereces. ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
2. Perdona, Señor, que no nos dejemos
transformar por Ti y las grandes peleas familiares ocurran después de la
Eucaristía. ¡Así, jamás Te daremos a conocer a otros! ¡CRISTO, TEN PIEDAD!
3. Perdona, Señor, que actuemos como
Herodes, diciendo que queremos adorarte pero ocultando intenciones oscuras, que
nada tienen que ver con amarte o postrar nuestras vidas ante Ti. ¡SEÑOR, TEN
PIEDAD!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Se percibe la alegría y la esperanza del autor sagrado,
Isaías, cuando muestra resplandeciente a la Jerusalén que se encuentra en
sombras y oscuridad. Como Iglesia, hemos de ser resplandor de la continua
manifestación del Señor.
SALMO.- El salmo 71 es totalmente apropiado para
celebrar la Epifanía. Jesús es ese Rey amigo y protector de los pobres,
defensor de los desgraciados, vencedor del mal, que humilla y destruye a
nuestros enemigos reales: ¡el pecado y la muerte! Nos corresponde hacer que
venga Su reino
SEGUNDA.- Escucharemos de la Carta de san Pablo a los Efesios, la
confirmación a lo expresado en la Primera Lectura: Dios se ha manifestado para
todos los seres humanos. No vino a vivir en un condominio particular, sino en
uno donde todos puedan encontrarlo y conocerlo. La promesa de Dios a Su Pueblo
se ha hecho universal.
EVANGELIO.- Mateo nos presenta hoy en su Evangelio la manifestación
de Dios a todos los pueblos: el elegido y, además, los no creyentes.
Manifestación que se da por un misterio de gracia de Dios y de apertura del
corazón que recibe esa gracia. Es la dinámica de la fe recibida, vivida y
comunicada.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Para que nuestra Madre, la Iglesia, sea
estrella que anima a las personas a acercarse a Dios y adorarlo. Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes del mundo para
que, lejos de asumir actitudes nerviosas, convoquen a quienes saben para dar a
sus naciones y al mundo las mejores decisiones que construyan y ayuden a todos
los ciudadanos. Roguemos al Señor.
3. Que el perdón, el amor, la paz, la
alegría y la fraternidad sean nuestra respuesta personal al Dios que quiso
venir a vivir y permanecer en medio de nosotros; que Le adoremos con esas
actitudes. Roguemos al Señor.
4. Para que descubramos al Señor en
los hechos de la vida, en los gestos sencillos. Para que valoremos Su Presencia
Eucarística y Le adoremos. Para que vistamos adecuadamente cuando venimos al
templo y recordemos que también nosotros somos templo del Espíritu Santo,
respetemos a las personas y nos respetemos a nosotros mismos. Roguemos al Señor.
5. Que aprendamos, como los Magos, a
adorar al Señor. Que siempre nos postremos en el momento de la consagración.
Que adoremos a Dios con nuestro espíritu y con nuestro cuerpo, sin pena. Y que
lo disfrutemos. Roguemos al Señor.
6. Para que los que sufren descubran cómo
ofrecerle al Señor la mirra de sus penas y recuerden que Él conoció el
sufrimiento humano hasta llegar a la muerte. Roguemos al Señor.
7. Por quienes ya no están en medio de
nosotros, para que encuentren la Luz eterna. Por quienes lloran su partida o han
decidido vivir en el recuerdo para que, consolados en Tu Bondad, decidan vivir
como testigos del Amor de Dios. Roguemos al Señor.
8. Por nuestra Parroquia, por sus
sacerdotes, por sus feligreses, por todas las actividades que en ella se
planifican y desarrollan. Que recordemos resplandecer a Jesús, nuestro Señor Roguemos al Señor.
OFRENDAS
Se acercan
3 personas con las manos vacías; leída
la monición correspondiente, cada uno se arrodillará ante el altar, bajando su
cabeza como signo de adoración. Finalmente, dos personas traerán el pan y el
vino y también se postrarán. Le ofrecerán:
1.
Te ofrecemos, Señor, el oro de nuestras vidas, nuestras pequeñas y grandes riquezas,
nuestras familias, lo que somos y lo que quisiéramos ser.
2.
Te ofrecemos,
Señor, el incienso de la fe, para adorarte
en espíritu y verdad, nuestras oraciones personales, en familia y en comunidad
parroquial.
3.
Te ofrecemos, Señor, la mirra de nuestros más puros sufrimientos
y sacrificios, los dolores por carencias o excesos, la falta de un ser querido.
4.
Te ofrecemos, Señor y Rey nuestro, las
especies de pan y vino donde Tú Te
ofrecerás al Padre en el más puro y agradable sacrificio -a Ti mismo- sólo que,
ahora, sin dolor.
ORACIÓN
FINAL
Te damos gracias, Señor, por la
existencia, por todas las personas a quienes conocemos y tratamos cada día. Te
damos gracias, Señor, porque a cada instante podemos ponernos en Tu Presencia pues
no cesas de manifestarte a todos Tus hijos e hijas. Amén.
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