NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS Lunes 22 de Diciembre de 2014
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para
todas y todos ustedes! ¡Ya ésta es nuestra séptima Misa de Aguinaldos! Cada vez
más nos disponemos para celebrar la llegada del Dios-con-nosotros, el Emmanuel,
a nuestros corazones.
Podríamos considerar
hoy que la Navidad es la fiesta de la vida que se renueva, la vida que se
ofrece a Dios, la vida que se vuelve gratitud y alabanza a quien nos la
entregó. Ana y María nos centrarán en ese Dios que siempre actúa en favor de
los que menos valen para el mundo. Por eso el Nacimiento de Jesús, nuestro
bien, ha de ser preparado con esmeros de sacrificio, oración y alegría. ¡Jesús
ya va a nacer en nuestros corazones!
(Donde se comenzó el día 15, cambiar: ‘séptima’ por ‘octava.
Así valdrá como octavo día)
PRIMERA LECTURA (1Sam 1, 19b-20. 24-28)
La cultura judía –como tantas otras- consideraba
despreciable a la mujer que no podía tener hijos. Después de muchas
humillaciones, Ana recibe de Dios la gracia de ser madre. Samuel, su hijo -a
quien reconoce su madre como una bendición de Dios, pues a Él se lo había
pedido- no permanecerá con sus padres, quienes entregan el niño al templo, lo
ceden al Señor. El niño sería un profeta de Dios.
Lectura del primer libro de Samuel
Elcaná se unió a su
esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo
dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: “Se lo he pedido
al Señor”. Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un
novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la
Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el
novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: “Perdón, señor mío; ¡por tu vida,
señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor.
Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía.
Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor”.
Después se postraron delante del Señor. Palabra
de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (1Sam 2, 1. 4-8d)
/R. Mi corazón
se regocija en el Señor, mi Salvador.
·
Mi corazón se
regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe
de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. /R.
·
El arco de los
valientes se ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos
se contratan por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la
mujer estéril da a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. /R.
·
El Señor da la
muerte y la vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y
la riqueza, humilla y también enaltece.
/R.
·
Él levanta del
polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los
príncipes y darles en herencia un trono de gloria. /R.
ALELUYA
Aleluya / Rey
de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que
formaste del barro. / Aleluya
EVANGELIO (Lucas 1, 46-56)
De Lucas es el Magníficat cuya proclamación escucharemos.
Se trata de un canto de confianza plena en el Señor y de esperanza absoluta en
el obrar de Dios, quien siempre ha actuado en favor de sus pequeños. Por eso,
la ‘pequeña’, la ‘sierva’ del Señor se goza y alegra; lo que el Ángel le ha
dicho es cierto. María lo ha visto en Ella y también en Isabel. Un corazón
favorable a Dios saca conclusiones ante lo que ha podido comprobar. Ojalá que
nuestros corazones sigan el ejemplo que María nos da y también nos dediquemos a
glorificar el Nombre santo de Dios con palabras y acciones.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
María dijo: “Mi alma
canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi
Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante
todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí
grandes cosas: ¡Su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación
en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y
elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos
con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y
de su descendencia para siempre”. Palabra
del Señor
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Tú eres, Señor, el
Dios de las promesas. Que tu Iglesia testimonie, como María, la grandeza de Tu poder y se haga servidora
tuya en medio de la humanidad. Roguemos
al Señor.
2.
Que el anuncio
del Nacimiento del Redentor llene de paz y esperanza a todos los hombres y
mujeres de buena voluntad; que esta noticia sea causa de felicidad para quienes
han perdido el sentido de sus vidas. Roguemos
al Señor.
3.
Que los gobernantes
dejen de actuar como poderosos; que se hagan humildes servidores de los
ciudadanos y gocen la paz que descubren
quienes viven para adorar a Dios. Roguemos
al Señor.
4.
María, los padres
queremos ser transmisores del don precioso de la fe. Que la solidez de nuestra confianza
en Dios nos lleve a formar buenos cristianos que no se amilanen con los
antivalores que les ofrece el mundo actual. Roguemos al Señor.
5.
Señor, perdonar y
pedir perdón solucionaría muchos problemas en nuestras vidas. Manifiesta en
nosotros el don de la humildad para que Tu misericordia nos alcance. Roguemos al Señor.
6.
Quien cree en
Ti, Señor, no morirá para siempre. Te encomendamos el descanso de nuestros difuntos
y te rogamos el consuelo para quienes hoy los lloran.. Roguemos al Señor.
7.
Queremos
suplicarte que colmes de bienes a los organizadores de esta Eucaristía y les
socorras en sus necesidades y las de sus descendientes, según Tu gran
misericordia. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
LUCES
El pecado nos conduce
por caminos de oscuridad. Nos ponemos ante Ti y suplicamos tu Luz.
FLORES (DE NAVIDAD)
Así como estas
plantas se engalanan de sus flores en Navidad, queremos engalanar nuestro
espíritu por Tu Natividad, Jesús.
DEVOCIONES (Rosario,
imágenes de la Virgen o algún santo)
Junto a María,
nuestra Madre, nos disponemos a adorarte, Señor, Salvador nuestro.
LA ESTRELLA
Te entregamos
nuestra decisión de no seguir otras estrellas, sino la única que nos conduce a
Ti, Señor.
ALIMENTOS
Nos hacemos
instrumentos útiles a Ti, Señor, para socorrer a los más necesitados.
COLECTA
Somos Iglesia, Señor,
y queremos ser generosos aunque comprendemos que Tú siempre lo serás más que
nosotros. Te entregamos con ella nuestras posibilidades y nuestras necesidades
materiales.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y
VINAJERAS
Oh Buen Jesús, que
en el portal de Belén te entregaste al mundo y que, a punto de cumplir tu plan
de salvación quisiste quedarte como nuestro Alimento, acepta estas ofrendas y
repite el Milagro Eucarístico que nos anticipa el cielo.
Por todo esto, ¡gracias,
Señor!
ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús Niño, Tú
eres nuestro Rey; mas, sin embargo, te presentaste débil y necesitado para
enseñarnos a amar a los más pequeños, a los que no cuentan para muchos. Recibe nuestra
adoración desde nuestra pequeñez, desde lo que somos y lo que quisiéramos ser.
Bendícenos y guárdanos en Tu Corazón por el amor que María, Tu Madre, nuestra
Madre, tiene por nosotros. Amén
Comentarios
Publicar un comentario