NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS Viernes 19 de Diciembre de 2014
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días,
hermanos y hermanas! ¡Nos encontramos ya
en nuestra cuarta Misa de Aguinaldos! Son nueve días de intensa preparación
para la llegada del Dios-con-nosotros, el Emmanuel, a nuestras vidas, a nuestros
corazones.
Conviene que
entendamos que cada persona está llamada a consagrar libremente su vida a Dios,
y no es posible que lo hagamos por casualidad. Debemos acercarnos a Dios para
conocerlo; sólo entonces podremos ofrecernos para seguirlo y servirlo. Él nos
conoce particular y personalmente a cada uno, a cada una, y nos da todo lo
necesario para que desarrollemos un amor a Dios que sea capaz de hacernos amar
a las personas. Ese es el fruto que ha de dar la Navidad en nosotros: llenarnos
del amor del Niño que nació en Belén para poder entregarlo a otros. Así seremos
esas ‘personas de buena voluntad’ a quienes Dios ama.
(Donde se comenzó
el día 15, cambiar: ‘cuarta’ por ‘quinta’. Así valdrá como quinto día)
PRIMERA LECTURA (Jueces 13, 2-7. 24-25a)
Del Antiguo Testamento se
nos trae la historia de la concepción de Sansón. Aunque no se dan detalles, sí
se lo presenta como alguien que será consagrado a Dios. Y el Espíritu del Señor
comenzó a actuar en él y, así, obraría en favor de su pueblo. Conviene que
consideremos que cada persona tiene una misión y está llamada a ser consagración
a Dios. Nosotros decidimos.
Lectura del libro de los Jueces
Había un hombre de
Sorá, del clan de Dan, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía
hijos. El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: “Tú eres estéril y
no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de
beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque
concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque
el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a
Israel del poder de los filisteos”. La mujer fue a decir a su marido: “Un
hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un
ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su
nombre. Pero me dijo: ‘Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas
vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará
consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte’”. La
mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo
bendijo. Y el Espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (70, 3-4a. 5-6b. 16-17)
R/. ¡Mi boca proclama tu alabanza, Señor!
·
Sé para mí una
roca protectora, Señor, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú
eres mi Roca y mi fortaleza. Líbrame, Dios mío, de las manos del impío. R/.
·
Porque Tú, Señor,
eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En Ti me apoyé desde las
entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector. R/.
·
Vendré a celebrar
las proezas del Señor, evocaré Tu justicia, que es sólo Tuya. Dios mío, Tú me
enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado Tus maravillas. R/.
ALELUYA
Aleluya / Renuevo
del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a
librarnos, no tardes más. / Aleluya
EVANGELIO (Lucas 1, 5-25)
El elegido de Dios tiene una historia personal de
salvación. Descendientes de las familias sacerdotales de Abías y Aarón, Zacarías e Isabel conciben un hijo,
siendo ya ancianos. La manifestación del poder de Dios vence cualquier
dificultad, pero hay un momento adecuado para cada hecho. Juan, el hijo de
ambos, será presentado con las características de los antiguos consagrados y vivirá
austeramente, como signo de la consagración total a su misión. Desde el seno
materno este niño vibrará ante el Espíritu Santo y predicará la conversión.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En tiempos de
Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase
sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos
eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos
y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los
dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías
ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la
costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía
el incienso. Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha
del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
Pero el Ángel le dijo: “No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada.
Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un
motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque
será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni licor; estará lleno del
Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan
al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para
reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría
de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto”. Pero Zacarías
dijo al Ángel: “¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi
esposa es de edad avanzada”. El Ángel le respondió: “Yo soy Gabriel, el que
está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena
noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas
cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido
tiempo”. Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de
que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía
hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el
Santuario. Él se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. Al
cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco
después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco
meses. Ella pensaba: “Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió
librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres”. Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Tu Iglesia cree
en tu Palabra, Señor. Hoy la encomendamos para que las fuerzas del infierno jamás prevalezcan sobre ella. Roguemos al Señor.
2.
De cualquier
manera Tu Palabra se cumplirá. Oramos por todos los gobernantes para que
comprendan que Dios cumplirá sus promesas en favor de sus pequeños, aunque
parezca que tarda. Por eso Te encomendamos, Señor, todas sus decisiones. Roguemos al Señor.
3.
Tu Palabra,
Señor, señala el Camino, la Verdad y la Vida. Que Tu paz llegue a todos los
hombres y mujeres de buena voluntad. Roguemos al Señor.
4.
Creemos en el
cumplimiento de Tu Palabra, Señor. Por todos los padres de familia. Que
entiendan que han sido llamados a transmitir a sus hijos –y al mundo- el don de
la fe. Por quienes los ayudan, los educadores y formadores. Para que sepan que
con ellos comparten esta misión de vida. Roguemos
al Señor.
5.
Quien cree en Ti,
Señor, en tu Palabra, no morirá para siempre. Para que le creamos a Dios de verdad, aceptemos
la muerte transitoria y esperemos la gloriosa resurrección. Roguemos al Señor.
6.
Tus promesas se
cumplen en nuestras vidas, Señor. Para que sean abundantes tus bendiciones
sobre los vecinos y organizadores de esta Eucaristía y, al llevarlas a todos
sus ambientes, se logre la evangelización por el ejemplo. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
LUCES
Porque no queremos
ser portadores de tinieblas sino recipientes llenos de Tu Luz, Señor.
FLORES (DE NAVIDAD)
Cual las flores,
queremos ser manifestación de la acción de Tu Espíritu en la naturaleza, pues
la llenas de aromas, colores y diseños y, por ellas, renuevas la vida.
DEVOCIONES (Rosario,
imágenes de la Virgen o algún santo)
Que nos acercan a
Ti, Señor, y nos ayudan a buscar Tu Presencia.
ÁNGELES
Como expresión de
nuestra decisión de ser mensajeros Tuyos y de hacerte presente dondequiera que
nos encontremos.
ALIMENTOS
Porque ‘no sólo de
pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca del Señor.’
COLECTA
Somos Iglesia, y queremos
ayudarla en sus necesidades.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y
VINAJERAS
He aquí que esta
ofrenda se transformará en el Alimento para la vida eterna, verdadera
manifestación del más pleno amor.
Por todo esto,
¡gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Oh, Señor, que quisiste
enviarnos a tu Hijo amado para que nos enseñara y nos salvara, bendícenos
abundantemente para que podamos celebrar nuevamente Su nacimiento y adorarle
con la sencillez y humildad que María y José nos enseñaron. Amén.
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