Eucaristía del Último Novenario de Ana María Toro de Sánchez
MONICIÓN DE ENTRADA

Aunque
parezca extraño, en medio de la alegría de la Navidad la Iglesia nos presenta
al primer mártir por Cristo. Se trata de Esteban, elegido diácono porque estaba
lleno de fe y del Espíritu Santo. Por su medio se extendía el número de los
creyentes y ocurrían muchos prodigios y señales. Fue lapidado por el año 36 d.C.
Es que, como les advirtió el Señor, muchos serán odiados a causa del Nombre de
Jesús; la clave es perseverar, así se logrará la salvación.
Entre
las múltiples intenciones que hoy nos reúnen aquí, queremos presentar la última
noche del novenario de Ana María Toro de Sánchez, quien se durmió en el Señor
el día dieciséis. Mujer alegre y trabajadora, de decisiones firmes –sobre todo
si tenían que ver con la construcción de su hogar-, Ana María celebraba con
entusiasmo la Paradura del Niño Dios. Al pedirles que se unan a nuestras
oraciones por su descanso, nos animamos a no estar tristes porque creemos en el
amor infinito del Padre. Puestos
de pie, iniciemos esta celebración.
PENITENCIAL
Señor,
vivimos muy ligeramente nuestra fe. Pareciera que creemos en Ti solo cuando
venimos a la iglesia y, fuera, jugamos a lo que nos sugieran. Señor, ten piedad.
Señor,
muchas veces nos quedamos callados y hasta nos hacemos eco de burlas y críticas
mal fundamentadas a la Iglesia de Cristo. Cristo,
ten piedad.
Señor,
escuchamos mucho al mundo y practicamos con energías, planos, adivinaciones y
curas mágicas. Nos olvidamos de Tus enseñanzas. Señor, ten piedad.
MONICIONES DE LAS LECTURAS
PRIMERA: Esteban fue uno de los siete primeros
diáconos de la Iglesia naciente. Ellos que deberían encargarse de atender las
necesidades humanas de los hermanos; además, Esteban dio verás testimonio de la
Palabra recibida de Nuestro Señor Jesucristo. Y lo hizo –en medio de los
prodigios y señales que lo acompañaban- con la prueba del martirio. El primer
mártir cristiano hace gala de lo que predicaba, al terminar su vida perdonando
a quienes se la quitaban.
EVANGELIO:
Entre las
decisiones más difíciles de nuestro tiempo, la de seguir radicalmente a Jesucristo
es una de las que causa más rechazos y, en muchos casos, persecuciones. Para
muestra, la petición del Papa Francisco de unirnos a sus intenciones por los
miles de cristianos que están siendo martirizados por su fe. Debemos ser
valientes.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Hermanos, elevemos al Señor las intenciones que hay en nuestros corazones:
1.
Por la
Iglesia que Cristo fundó, para que descubra en los sufrimientos de cada día el
camino hacia su santificación y la del mundo entero. OREMOS.
2.
Por nuestro Papa Francisco, por quienes
quieren o pueden hacerle daño; por sus intenciones y necesidades, así como por
las de todos los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. OREMOS.
3.
Por las
intenciones y necesidades personales de todos los aquí reunidos. Por las alegrías y tristezas de nuestras
familias, por sus logros y dificultades. OREMOS.
4.
Encomendamos
al Señor a todos nuestros difuntos. Especialmente por Ana María Toro de Sánchez; a Eusebio, su
esposo, quien falleció hace siete años. No les tomes en cuenta, Señor, sus
faltas sino el amor de Tu Iglesia. Recuerda, Señor, que ellos quisieron ser
auténticos hijos de Dios, y formaron una familia con principios cristianos. OREMOS.
5.
Padres y
abuelos deben ser causa de bendición para su descendencia. Por eso te
encomendamos a: Marisol, Morela, José Gregorio y Lilibeth, sus hijos; a sus
nietos: Jesús, Génesis, María José, Andrés, Yovany, Angie, David, Arianni y
Yordi. Que se consuelen con Tu amor y la Luz de Tu Espíritu sea su guía. OREMOS.
6.
Oramos por
quienes asisten a nuestros familiares y amigos en los momentos de enfermedad o
dificultad: rescatistas, bomberos, paramédicos, enfermeras y médicos. Que Tu
gracia les impulse actuar correctamente y con mucha humanidad, seguros de Tus
bendiciones. OREMOS.
7.
Por todos
los familiares, amigos y conocidos de Ana María, por su madre y hermanos, para
que entendamos que esta ‘ausencia’ suya es parte de la vida misma y aprendamos
a consolarnos y fortalecernos en el Señor. OREMOS.
MONICIONES
DEL OFERTORIO
Señor, presentamos
estas ofrendas como alabanza a Ti y donación de nuestras propias vidas:
1. LUCES: Señor, sabemos que en la vida hay muchos momentos de dolor y oscuridad. ¡Tú eres nuestra Luz! ¡Te necesitamos, Señor!
2. FLORES:
Creación maravillosa del Gran Artista, sirva para representar la naturaleza
toda a tus pies, Señor.
3.
ALIMENTOS: Te agradecemos por el
trabajo de cada uno que nos permite llevar el alimento a nuestros hogares. Te
encomendamos a quienes no lo tienen y presentamos esta ofrenda para ayudarlos
en sus necesidades.
4. ROPA: Tú pediste que vistiéramos al
necesitado. Entregamos esta ropa para ayudar a algunos hermanos necesitados.
¡Que Tu amor los cobije!
5. DEVOCIÓN: Ana María nos enseñó a amar
a Dios. Entre sus devociones más significativas queremos presentar su
veneración a la Virgen de Coromoto y el santo Rosario. Expresamos la voluntad
de quienes la amamos de profundizar nuestra fe.
6. FAMILIA: Queremos presentarnos hoy
ante Ti, Señor, con el deseo de mantenernos unidos, apoyándonos mutuamente y
siendo apoyo, también, para quienes nos rodean. Así lo quiso ella.
7. CÁLIZ Y VINAJERAS: Presentamos y
recibimos el pan y el vino donde sabemos que Tú, Señor, te nos entregarás como
alimento para el alma, compañía y fortaleza en nuestro caminar.
Por
todo esto, ¡GRACIAS, Señor!
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