IV DOMINGO DE ADVIENTO, 21 de Diciembre de 2014





MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanas y hermanos! Cada día estamos más alegres porque viene el Señor. Ya hemos alcanzado el séptimo día de la Novena de preparación a la verdadera Navidad. Hoy corresponde encender el cuarto cirio de Adviento pues estamos en el IV Domingo de ese Tiempo de gracia.
A través de la obediencia y la entrega de la Virgen María, Dios puede cumplir Su Plan de Salvación. Por eso nos hemos de fijar en la Madre de Dios, en la Virgen María quien, con pocas palabras, hizo y dijo lo que importaba: Hágase en Mí según Tu Palabra.
Digamos a todos que el Señor está con nosotros, que viene a nuestro encuentro, que la Navidad es el Nacimiento de Cristo, y no la venida del mal llamado Espíritu de la Navidad. Evitemos hacer altos para celebrar hoy a otro que ni nos ama ni nos salva. Continuemos preparándonos para recibir al Dios-con-nosotros el 25 de Diciembre, apenas comience el día. ¿Seremos capaces de vivir todo esto?
 (Donde se comenzó el día 15, cambiar: ‘sexta’ por ‘séptima’. Así valdrá como séptimo día)

PENITENCIAL
1. Pedimos perdón a Dios porque nos resistimos a escuchar Su voz. Señor ten piedad
2. Pedimos perdón porque nos dejamos seducir por lo que nos ofrece el mundo y llegamos a seguir a un Espíritu de la Navidad que nos aleja de Jesús, nuestro Redentor, nacido en Belén y que hoy quiere nacer en nuestros corazones. Cristo, ten piedad
3. Pidamos perdón a Dios porque nos llenamos de compras y eventos que no dejan lugar en nuestros corazones y en nuestras almas para Él. Señor, ten piedad

BENDICIÓN DE LA CUARTA VELA DE ADVIENTO (Antes de la Oración Colecta)
Dios Padre nuestro, que nos has amado hasta darnos a tu Hijo Jesucristo, escucha nuestra oración, que hoy hacemos desde el Corazón Inmaculado de Su Madre, la Mujer del Adviento.
Sabemos que todas las personas hemos sido dotadas de grandes capacidades y que Tú has llenado nuestros corazones con Tu amor. Sabemos, además, que contamos con Tu Presencia transformadora y que sólo tenemos que pedir con corazón sincero para que Tú manifiestes Tus ternuras.
Danos, con María, ser dóciles a Tu Voluntad en nuestras vidas. Enséñanos, con Ella, a ser Familia. Haz que Te sigamos sin necesidad de protagonismos, pero sin caretas de lo que no somos. Sólo así, imitando el Modelo de Amor Mariano, llegaremos a la Luz que destruye nuestro pecado para encontrarte a Ti, Dios nuestro.
En tu Nombre, Señor, bendecimos este cuarto cirio de la Corona de Adviento que, alegres, hemos encendido porque Tú estás en medio de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.



ENCENDIDO DEL CUARTO CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE LA FAMILIA
(La familia designada enciende el tercer cirio. Mientras caminan hacia el lugar de la Corona, se lee la Oración. El gesto de este Domingo son JOSÉ y MARÍA)
Señor Dios nuestro, nos encontramos ante Ti reconociendo que somos débiles y que Te necesitamos. Hay sufrimientos que nos mortifican y que nos alejan de Ti. Hoy queremos entregarte nuevamente nuestras familias y suplicar Tus bendiciones. Nos alegra Tu llegada, que nos renueva. Danos la capacidad de seguir el modelo de Tu Madre para que Te hagamos vida en nuestros hogares y Te sigamos y sirvamos. Amén.

MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: Nos encontraremos con el parecer de un rey que quiere hacer algo grande para Dios: una casa, un templo. Sin embargo, el parecer, la Voluntad de Dios, es diferente, pues Él mismo será quien construya la ‘casa de David’, la casa real de la cual vendrá el rey para el pueblo, Su Hijo, Jesucristo, quien será el Rey que pastoree a sus ovejas, venza para conquistar la paz y represente a Dios entre los hombres.
SALMO: El salmo 88, uno de los más largos del salterio, es un himno al Dios fiel, al creador de cuanto existe, al que construye la historia y nos dirige conforme a sus promesas, que nunca fallan. Hermoso misterio el del Adviento, cuando Dios y el ser humano se han acercado.
SEGUNDA: De la Carta a los Romanos de San Pablo se nos presenta una elocuente alabanza a ese misterio de Salvación; el tiempo de la promesa de la llegada del Mesías, constituye una revelación mantenida en “secreto durante siglos eternos”. Jesús, el Evangelio del Padre, era esperado por muchas generaciones anteriores a Él. Su anuncio de cuánto nos ama Dios debe llegar hasta el último confín de la tierra.
EVANGELIO: El Evangelio de san Lucas nos presenta la hermosa escena de la Anunciación, donde se revela de manera plena el don de la libertad que Dios  ha otorgado al hombre. Por medio de Su ángel, Dios le pide permiso a María para que se inicie la Redención. María consiente y la historia de la humanidad nueva comienza. María es, pues, la gran protagonista del Adviento.

ORACIÓN DE LOS FIELES
     1.            Necesitamos que la humanidad renueve la paz y la esperanza que representa nuestro Redentor. Para que la Iglesia sea portadora de lo que sigue siendo una novedad, guiándonos y dándonos a Jesús. Roguemos al Señor.
     2.            Señor, portamos muchas noticias inciertas y desagradables. Que al llevar a todos la Buena Nueva de Tu Nacimiento, nos llenemos de actitudes nuevas que nos conviertan en hombre y mujeres de buena voluntad. Roguemos al Señor.
     3.            Que la manifestación del amor de Dios en sus vidas, haga que los gobernantes actúen verdaderamente a favor de sus, y se hagan realidad nuestros deseos de paz y prosperidad para todos.  Roguemos al Señor.
     4.            Señor, muchas veces pensamos que mientras más cosas tengan los nuestros van a ser más felices. Haz que los padres comprendan que son el amor, la fe y la esperanza los mejores regalos a entregarles, que los debemos dar cada día con nuestro ejemplo y actitudes. Roguemos al Señor.
     5.            María, nuestra Madre, supo confiar y respondió a Tu llamado con humildad. Ruega, Madre, a tu Hijo, para que podamos nosotros, también, ser humildes y confiar siempre en el Señor, que nos ama demasiado como para dejarnos de lado.  Roguemos al Señor.
     6.            Ante la alegría del Nacimiento de Jesús, como que nos ponemos especialmente tristes por nuestros seres queridos que ya no están. Por eso, Señor, rogamos por ellos, para que estén en Tu descanso; y Te suplicamos nos des consuelo, serenidad y ¿por qué no? Alegría, porque también a ellos los alcanza Tu Salvación. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
De manos de María, nuestra Madre, queremos presentar estas ofrendas para adorarte y alabar Tu Nombre:
ALIMENTOS
María, hay quien no tiene alimento. Acompáñanos a decirle a Jesús qué es lo que nuestros hermanos más necesitados requieren y ayúdanos a dárselos.
COLECTA
María, Tú que eres Madre de la Iglesia, danos entender que nuestro aporte personal es muy importante y que Dios siempre va a ser más generoso que nosotros.
CÁLIZ Y VINAJERAS
Madre, Tú que llevaste dentro de Ti al Verbo Divino, acompáñanos a presentar esta ofrenda que se ha de convertir en Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL

¡Padre Bueno! Tú quisiste que tu Hijo Único naciera de una Mujer, según la Ley. Quisiste, además, que esa Mujer decidiera libremente ayudarte en el Plan de Salvación que desde antiguo habías pensado para rescatarnos del pecado y sus consecuencias. Recibe nuestro agradecimiento por tan singular Madre y haz que siempre la veneremos. Amén.

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