Cuento de Navidad La Historia Sagrada dentro de nuestras vidas: ¡La Familia!

Cuento de Navidad
La Historia Sagrada dentro de nuestras vidas

Seguidamente presentamos un guión para representar un Nacimiento Viviente. Hemos colocado dentro de un cuento cualquiera lo significativo de la Historia Sagrada, del nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Al mismo tiempo se desarrollan las dos representaciones: el cuento (Jairo, Padre Carlos, Luisa, Catequista 1 y Catequista 2, el relato de algo que pudiera suceder hoy) y la Historia Sagrada (la Virgen María y José, los ángeles, Isabel, los pastores, posaderos, Herodes, Reyes Magos); a esta última la podríamos llamar ‘estampas’ y, al final, los personajes del cuento se acomodan en torno a la ‘estampa final’ (la Familia de Nazaret junto al resto de los personajes).

¡La Familia!
Autor: Daniel González Urbina

El Nacimiento transcurre dentro del último ensayo de un Nacimiento Viviente. En escena están los niños preparándose, además de los catequistas que terminan de ponerles el vestuario a los niños del Nacimiento y los ubican en sus lugares; el Padre Carlos supervisa la puesta en escena y observa cuando entra Jairo, el papá de Rubén y Luisa….
Jairo: ¡Buenas tardes, padre!  ¿Cómo está?
Padre Carlos: ¡Buenas Jairo!... ¡Muy bien gracias a Dios!, ¿qué, me lo trae por aquí? ¿Vino a ver el  último ensayo del Nacimiento Viviente?
Jairo: Pues más o menos, padre, realmente vine a retirar a los niños del nacimiento.
Padre Carlos: ¿Y eso por qué Jairo? ¿Pasó algo en tu casa?
Jairo: Pues, padre, me da mucha pena con usted, pero yo le dije a los niños que no podían estar, mi esposa es la que se empeña en mandarlos.
Padre Carlos: A ver, sentémonos un momento acá y me explicas qué pasa, ¿por qué no quieres que los niños estén en el Nacimiento?
Jairo: No tenemos plata, las cosas en casa están mal, yo estoy mal...
Padre Carlos: Pero, Jairo, cálmate, que todo tiene solución...
Jairo: ¡…además! ¡Es mejor que ellos no se llenen la cabeza con esa fantasía de la Navidad!
Padre Carlos: (deja un breve silencio) Hagamos algo, Jairo, quédate a ver el ensayo conmigo; si al terminar no has cambiado de opinión, yo mismo retiro a Rubén y a Luisa para que tú no quedes mal ante ellos.

Se sientan Jairo y el padre Carlos en un lugar adecuado para ver el Nacimiento que está por empezar, comienza la música y arranca la Anunciación, donde Luisa tiene el papel de Ángel Gabriel:
Padre Carlos: Mira Jairo, ¡Luisita es el Ángel Gabriel! Lo hace muy bonito, pon atención.

Ángel: Alégrate, llena de Gracia, el Señor está contigo.
Ángel: No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios.  Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.  Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo.  El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.
María: ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?
Ángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes de embarazo. Para Dios nada es imposible.
María: Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.

Mientras tanto, la Virgen recoge sus cosas y comienza a caminar para donde está Isabel.
Jairo: ¡Tan bella mi niña! Ella ha practicado mucho... pobrecita que no va a poder estar mañana...
Padre Carlos: ¿Muy bien que lo hace verdad?, pero dime algo Jairo: ¿qué mensaje te ha traído ese angelito a ti?, ¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios te escogió a ti como padre de Rubén y Luisa?
Jairo: Bueno, padre, siéndole honesto, nunca me lo he explicado, yo no me siento capaz para esta responsabilidad...
Padre Carlos: Pero, Jairo, mira esos niños, ¡si has hecho un gran trabajo! ¡Ellos están tan orgullosos de ti!
Jairo: Nahhh, padre, ellos son así por mi esposa... Ella es la que los ha sabido llevar...
Luisa se escapa de su lugar corriendo y llega emocionada donde están Jairo y el padre Carlos...
Luisa (Ángel 1): ¡Papi, viniste! ¡Qué alegría! ¿Viste cómo lo hago?...
Llega una catequista a poner orden.
Catequista 1: Luisa, ven, tienes que quedarte donde debes! ¡Mañana no puedes salirte así!
Luisa (Ángel 1): Está bien, profe, disculpe. (Le da un abrazo al papá y vuelve a su lugar)
Padre Carlos: ¡Je, je, je! ¡Jairo me estás desordenando el ensayo! Pero volviendo a lo nuestro, mira, ahorita le toca a Rubén, él es San José. Pero, mira cómo se dan las cosas; creo que te vas a identificar con él...
Llega La Virgen a donde está San José...

José: ¿Cómo es eso de que estás esperando un hijo?
María: Sí, José, el Señor me ha dicho a través del Ángel que voy a ser madre de su Hijo, el Salvador prometido a nuestros padres.
José: María, yo te amo pero ahora necesito tiempo para pensar qué va a ser de ti y de mí.

La Virgen se despide y se devuelve al lugar de la Anunciación mientras ocurren las dudas de José y la aparición del ángel.

José: ¡No lo puedo creer!  María no es de esas mujeres, ella sería incapaz de faltar a su palabra. ¿Pero, si ella había ofrecido permanecer virgen hasta la muerte?, ¿Por qué Dios la escogió a ella y no a otra?... No sé qué voy a hacer, ¡No puedo entender nada de lo que está pasando...!

Padre Carlos: Jairo, ¿te imaginas lo atormentado que se sentiría San José?
Jairo: ¡Ay, padre, claro! Si me atormento yo que sé que los muchachos son míos...
Padre Carlos: ¿No se te ha ocurrido pensar que quizás José también le tenía miedo a una paternidad?
Jairo: Pues, quién sabe padre, ellos habían quedado en no tener hijos, o al menos eso entendí.
Padre Carlos: Sí, Jairo, es verdad, pero nunca nos falta Dios en el momento de angustia, sólo hay que saber escucharle...

Ángel: José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al Hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.

Mientras que José está haciendo sus labores y María rumbo a la casa de Isabel con una catequista dándole instrucciones, a lo lejos continúa el dialogo del Padre Carlos y Jairo.

Padre Carlos: En tu angustia Dios te habla, quiere calmarte, espantar tu miedo
Jairo: Pero yo no lo escucho, padre, sólo tengo cabeza para los problemas y las deudas.
Padre Carlos: Entonces presta atención al ángel... él te lo está diciendo también a ti: Jairo, ¡no tengas miedo¡
Jairo: Pero ¿cómo hago para no temer? ¿Y si mañana no tengo cómo alimentar a mis niños? ¿Y si un malandro me los malogra? ¿Si se enferman y no consigo la medicina? ¿Qué hago, padre? ¿Qué hago?
Padre Carlos: ¡Primero, cálmate! ¡Nada de eso ha pasado!
Jairo: (Interrumpiendo al padre) …¡Pero puede pasar! ¡Claro que puede pasar!
Padre Carlos: Tienes razón, justo por eso es que tienes que confiar en Dios, así como lo hizo María; ella confiaba tanto en Dios que en vez de preocuparse por su estado, estaba preocupada por su prima Isabel y por eso fue a ayudarla...

Isabel: Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el Fruto de tu vientre, ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño salto de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirán las promesas del Señor!
María: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava y desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su nombre! Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia. Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre.

María deja a Isabel y comienza su regreso a donde está José, mientras que sigue el diálogo del padre y Jairo.

Jairo: Padre, perdone, pero todo esto de la Biblia son milagros y cosas de Dios; eso no es lo mío, ¡lo mío es la realidad!
Padre Carlos: ¿Acaso estás dudando que el Nacimiento de Jesús sea una realidad?
Jairo: ¡No, padre! ¡Dios me libre! ¡Yo creo mucho en mi Señor! ¡Me refiero a que esos milagros sólo son para ellos, para la Virgencita y San José, pues!
Padre Carlos: ¡Ay, hijo! ¡Qué corazoncito el tuyo! ¿Por qué crees tú que Jesús nació tan pobre? Él se hizo el más humilde de todos para que nadie se sintiera excluido... ¡y eso te incluye!
Jairo: Sí, padre, yo sé que Él murió por mí.... pero mis problemas son reales, mis necesidades son reales....
Padre Carlos: ¿Y tus bendiciones? ¿Acaso no has sido bendecido con nada? ¿No escuchaste cómo María habla de la manera en que Dios la ha bendecido? Aunque no lo creas, ella nunca dejó de ser pobre... Dime, Jairo, ¿qué harías tú si tus hijos y tu esposa desaparecieran hoy?
Jairo: ¡Ay, padre!... ¡Dios no lo quiera! Me volvería loco de la tristeza, ¡no podría vivir sin ellos!
Padre Carlos: ¡Exacto! Ellos son tu bendición... ¿Tú sabes cuántas veces María se quejó de ser la Madre de Jesús?
Jairo: ¡Ay, padre, ahí sí me raspó! Ni idea!
Padre Carlos: A ver... (nombre de Catequista 2, que está por ahí cerca). Dime, ¿cuántas veces se quejó María de ser la Madre de Jesús?
Catequista 2: ¡Ninguna padre!
Padre Carlos: ¿Ni siquiera cuando Jesús estaba muriendo en la Cruz?
Catequista 2: ¡Ni ahí, padre!
Padre Carlos: ¿Ahora entiendes Jairo?
Jairo: Sí, padre, no me puedo quejar porque mis hijos pueden desaparecer...
Padre Carlos: ¡Jairo! ¡No! ¡Chico, que antes de quejarte debes darle gracias a Dios por haberte bendecido!... Sigamos viendo...

José: María, un Ángel del Señor me ha dicho en sueños sobre el Hijo que vas a tener. Ahora sé que es el Hijo de Dios y por eso he decidido encargarme tanto de Él como de ti.

Catequista 1: ¡A ver! ¡Los posaderos a sus lugares!

Se organizan los posaderos y María y José comienzan a caminar...

Padre Carlos: Dios no te ha dejado solo, tienes que abrirle tu corazón, dejar que  Él te acompañe...
Jairo: No es tan fácil, padre, usted no se imagina por las cosas que uno pasa día a día... dan ganas de tirar la toalla...
Padre Carlos: Tú no tienes idea del tesoro que tienes en tu familia... yo dejé la mía hace muchos años porque mi vocación me lo pidió, pero no te imaginas cuánto desearía algunos días tener en casa los brazos de mi madre para consolarme y animarme...
Jairo: ¡Ay, padre, qué pena con usted, no lo sabía...!

Posadero 1: ¡Nooooo!, ¡Aquí no hay posada!
José: Disculpe, señor, pero venimos desde Nazaret y necesitamos descansar...
Posadero 2: (Mirando a María) ¡Lo lamento, pero aquí no hay posada para ustedes!
José: Venimos desde Nazaret, mi esposa está embarazada y necesita descansar, ¿podríamos...?
Posadero 3: Lo siento mucho, pero no hay posada...
José: ¡En el Nombre del Señor, no le estoy pidiendo una gran habitación, simplemente un lugar...!
Posadero 3: De veras, no pueden pasar la noche aquí, pues no tengo ningún lugar que ofrecerles; sin embargo, pueden dirigirse a los establos que están abandonados en las afueras de la ciudad...

Uno de los ángeles entrega el Niño a María en señal de que ha nacido el Niño. Se escucha Noche de Paz.

Padre Carlos: (Suspira complacido) Jairo, ¡ésta es mi parte favorita! No me alcanza la imaginación para ver cómo fue ese momento tan magnifico... (Hace gestos de dirigir la música mientras habla) Me imagino a Papá Dios bailando en el cielo de alegría... porque Él baila de alegría cuando nacemos, ¿lo sabías?... Tanto amor Jairo, ¡tanta ternura derramándose en ese portal hacia toda la humanidad!... Eso que empezó con Adán y Eva, Dios lo bendijo con José, María y Jesús, la Sagrada Familia... Mira, Jairo, mira la actuación de los niños, mira a tu hijo que hace de San José; mírate en él cuando nacieron tus hijos, ¡recuerda esa alegría, esa emoción que sentiste!, ¿dime si no son razones suficientes para vivir y ser feliz? ¿Dime si no hay dolor que se aplaque con un abrazo de tus hijos y un beso de tu esposa? Mira esa escena Jairo, ¿acaso una familia necesita más que eso para ser feliz?

Hay un espacio de música, Jairo se mantiene sumergido en la contemplación del nacimiento mientras que el padre Carlos hace algunos retoques a la representación.

Padre Carlos: Mira, Jairo, este año cambiamos un poco lo de los pastores, pon atención a los regalos que le llevan los pastorcitos al Niño Jesús. ¡Aaaaah! Se me olvidaba, Luisa, además de Ángel Gabriel, también es pastorcita...

Ángel: No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un Niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre...
Pastor 1: ¿El Mesías, el Salvador? ¡Vamos a verlo!
Pastor 2: Ha de ser muy pobre, pues está en un pesebre...
Pastor 4: ¡No perdamos tiempo! ¡Vamos a verlo!

Los pastores llegan con sus ofrendas donde José, María y el Niño Jesús; como ofrendas llevan paquetes de regalo con lazos y todo…

Catequista 2: Bueno, niños, acuérdense de lo que escribieron para el Niño Jesús.
Pastor 1: (Presenta su intención personal)
Pastor 2: (Presenta su intención personal)
Pastor 3: (Presenta su intención personal)
Pastor 4: (Presenta su intención personal)
Pastor 5 (Luisa): Niño Lindo, aquí en esta cajita te doy los problemas de mi papi, porque lo quiero mucho y no me gusta que esté bravo.... Yo quiero que él vuelva a ser feliz; mi mami dice que cuando ella lo conoció él era feliz... ¡Ayúdalo, Niño Lindo, por favor!

El padre Carlos le da un pañuelo a Jairo para que pueda secarse las lágrimas, mientras que vienen entrando los Reyes Magos.

MELCHOR:      Me llaman el rey Melchor
                            Por las tierras de Bagdad.
                            Te traigo el oro luciente
                            Símbolo de caridad.
                            Lo deposito a tus pies
                            Mientras beso el manto real...
GASPAR:      Vengo de Arabia Saudí
                            Tierra bendita por Dios
                            Que da perfumes al hombre
                            Y da incienso para Dios.
                            Lo deposito a tus pies
                            Niño de inmensa bondad
Que en tu corona de Rey
Brilla la Divinidad.
BALTASAR:              Vengo al trote del camello
                            Por los campos de Etiopía
                            El amor sirvió de espuela
                            Y una estrella fue mi guía.
                            Desde que salí de Jerusalén
                            He pensado en Ti
                            Niño de Israel.

Se van acomodando todos los niños para la estampa final...
Catequista 1: ¡Muy bien, niños! ¡Excelente! ¡Así de bello tiene que quedar mañana! ¡Vamos, todos a cambiarse y dejan todo ordenadito!

Padre Carlos: Jairo, hemos terminado, sólo me falta tu respuesta...
(Llegan Luisa y Rubén donde están ellos)
Luisa: ¡Papi! ¿Te gustó el Nacimiento?
Jairo: ¡Claro, mi niña, muy bello todo!
Rubén: Sí, papá, ¿cómo lo hice?
Jairo: ¡Excelente, mi niño, lo hiciste muy bien!
Luisa: Papi, ¿qué tienes?, ¿estás triste?
Rubén: ¿Peleaste con mamá otra vez?
Jairo: No hijos, no estoy triste, tampoco hay peleas, al contrario, lloro de felicidad...
Luisa: ¿Y eso papi? ¿Conseguiste la plata de los regalos?
Jairo: Todavía no, mi niña, ¡pero ya Dios proveerá! Estoy feliz porque hoy descubrí dónde están las cosas que importan!
Luisa y Rubén: Mamiiiiiiiiiiiiii!
Entra la mamá en escena y se abrazan los cuatro con mucha ternura, en eso el padre Carlos les lleva al bebé que hace de Niño Jesús y se los da para que lo carguen, se ponen los cuatro a hacerle monerías al bebito y ahí queda todo.

MENSAJE FINAL:
A veces medimos nuestra felicidad por cuánto tengamos o porque vivamos tiempos tranquilos, sin problemas graves que resolver. Como dijo el Papa Francisco: “Tener un lugar a donde ir, se llama Hogar. Tener personas a quienes amar, se llama Familia, y tener ambas se llama Bendición.” Recuerda siempre que tu Familia es una BENDICIÓN. ¡FELIZ NAVIDAD!




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